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Las mujeres argentinas, excluidas de la Iglesia inclusiva de Bergoglio

En la tierra del papa, solo cuatro ocupan puestos de responsabilidad en la estructura gobernada por más de cien obispos. Los avances y los límites en el mundo.

“El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”. El párrafo aparece en la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio) que el papa Francisco publicó en noviembre de 2013. Desde entonces, el pontífice dio cabida a una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, nombrando a mujeres en puestos de responsabilidad en el Vaticano.

 

Hay mujeres en cargos clave, principalmente en subsecretarías de los dicasterios (ministerios) en los que está organizada la curia romana. Una, por primera vez con tarea de dirección en la Secretaría de Estado del Vaticano. También, una laica fue designada para vigilar las finanzas de la Santa Sede y hay otras seis, además de un hombre, en el Consejo de Economía encabezado por ocho cardenales y obispos.

 

No ocurre lo mismo en el episcopado argentino, donde la impronta femenina brilla por su ausencia, hasta en las terceras y cuartas líneas de decisión eclesiástica.

 

 

Apenas hay cuatro mujeres en las 25 comisiones y consejos de la organización de la Iglesia vernácula, integrada por más de un centenar de obispos. 

 

Tres son secretarias ejecutivas de estos estratos episcopales, un puesto ejercido la mayoría de las veces por sacerdotes y religiosos y apenas unos pocos laicos:

 

• Una monja, María Josefa Ramírez, en Pastoral Aborigen.

 

• Una laica con votos perpetuos en un instituto secular y antigua colaboradora de prensa del fallecido obispo Miguel Hesayne, María Florencia Marfía, en Vida Consagrada. 

 

• Una abogada, María Inés Franck, en el Consejo Pastoral para la Protección de Menores y Adultos Vulnerables, creado en mayo de 2017 ante el escándalo de los abusos sexuales perpetrados por clérigos.

 

La cuarta mujer es subsecretaria de la comisión episcopal de Ecumenismo y Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones: Gloria Williams, viuda de Norberto Padilla, subsecretario y secretario de Culto en los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, respectivamente. Es un caso atípico, dado que desde 2003 ocupa funciones en esta área.

 

 

Juezas y otras referentes de la Justicia en las provincias. Participan del foro de género del Episcopado.

 

  

La excepción que justifica la regla en esta estructura episcopal masculina es la comisión de Pastoral de Migrantes e Itinerantes, en la que, además de los cuatro obispos miembros, hay seis mujeres en un equipo de nueve personas. Entre ellas, Marcela Villares, con la responsabilidad de coordinar la compleja sección de Trata y Tráfico de Personas.

 

Apenas hay cuatro mujeres en las 25 comisiones y consejos de la organización de la Iglesia argentina, integrada por más de un centenar de obispos. 

Un intento de integración fue la conformación, en agosto de 2019, del Foro Justicia, Género e Inclusión, que funciona dentro de la Comisión Nacional Justicia y Paz, organismo mayormente integrado por laicos dependiente del episcopado. Integrado por juezas y letradas, pretende ser un espacio de diálogo y búsqueda de consensos en la elaboración de propuestas de políticas públicas para el reconocimiento y tutela efectiva de los derechos de las mujeres.

 

Los comicios episcopales para renovar autoridades estaban previstos para el plenario de noviembre, pero los obispos decidieron postergarlos sin fecha por la pandemia del coronavirus. Tal vez una oportunidad próxima, para elegir más mujeres en las secretarias ejecutivas.

 

Bastante distinta es la situación en las entidades laicales de la Iglesia. Un ejemplo es la Acción Católica Argentina, que fue pionera en tener a una mujer al frente. Beatriz Buzzetti Thompson fue elegida presidenta de la institución en 1996 y reelecta para un segundo trienio en 1999, aunque desde entonces sus sucesores fueron siempre varones.

 

 

Obispos. El gobierno de la Iglesia, monolíticamente masculino.

 

 

Las mujeres constituyen hoy más de la mitad de los 1.300 millones de personas que profesan la fe católica en el mundo, por lo que su inclusión en las estructuras de decisión de la Iglesia sigue siendo una deuda del pontificado de Bergoglio y, también, motivo de una que otra “revolución” interna.

 

 

 

En este sentido, el suplemento mensual femenino del diario vaticano L'Osservatore Romano  ha valorado los nombramientos impulsados por el papa, pero ha insistido en reclamar puestos de más responsabilidad para la mujer. "Poder y autoridad como los hombres", escribió en marzo una de las directoras de la publicación.

 

Las mujeres son más de la mitad de los 1.300 millones de personas que profesan la fe católica en el mundo. Su inclusión en las estructuras de decisión de la Iglesia sigue siendo una deuda de Bergoglio y, también, motivo de una que otra “revolución” interna.

El papa tampoco avanzó en la propuesta de ordenar diaconisas, al dejar en stand by el estudio de la posibilidad de que mujeres accedan a ese grado anterior al sacerdocio.

 

REBELIÓN DE GÉNERO. En Francia, siete mujeres se postularon recientemente a ministerios eclesiásticos, a los que no tienen acceso. Las “apóstolas”, como se las conoce, formalizaron un reclamo ante el nuncio apostólico en París y esperan que llegue hasta el papa. Aspiran a convertirse en obispas, sacerdotisas, diaconisas y hasta nuncias (embajadoras). "La ausencia de mujeres en cargos de responsabilidad es un escándalo", plantearon.

 

El grupo sigue los pasos de una teóloga francesa, Anne Soupa, quien en mayo solicitó ser considerada candidata al arzobispado de Lyon, vacante por la renuncia de Philippe Barbarin, el cardenal condenado y luego absuelto por encubrir abusos.

 

UN PASO INNOVADOR. La Conferencia Episcopal Alemana sorprendió al optar por una búsqueda abierta de un secretario general, cargo históricamente cubierto por clérigos, mediante un anuncio en el diario Die Zeit. Con requisitos como habilidades diplomáticas y liderazgo para manejar a 180 empleados, especulan con que un laico pueda ocupar el cargo. La oferta publicada no excluye a las mujeres.

 

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