El negocio de las energéticas

El drama de la cooperativa más grande de la Patagonia: “Vivimos para pagarle a Cammesa”

Carlos Ciapponi, presidente de CALF, describió a Letra P la situación en Neuquén. Palos a la mayorista eléctrica y a Aranguren. El objetivo triple play.

Carlos Ciapponi, presidente del Consejo Directivo de la Cooperativa Provincial de Servicios Públicos y Comunitarios de Neuquén Limitada, conocida como CALF, la prestadora de energía en la región capital de la provincia, explicó la compleja situación mientras avanza la presentación de un nuevo contrato con la ciudad. En tiempos de pandemia, con una notable caída en la recaudación, afronta la tormenta de la crisis y adelanta una expansión, como en La Pampa, que ayude a afrontar el déficit.

 

Duro con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), le apuntó a Juan José Aranguren y a las empresas dueñas del negocio energético. “Los incrementos brutales le hicieron ganar cifras multimillonarias”, afirma del otro lado del teléfono a Letra P. “Siguen mandando las facturas con multas e intereses en plena pandemia”, advierte. Por eso, CALF empezará a discutir la participación en la renovación de las concesiones hidroeléctricas.

 

CALF es la cooperativa eléctrica más grande de la Patagonia y una de las más importantes del país. Tiene 80.000 asociados directos y 300.000 asociados indirectos. Entre sus prestaciones, la cooperativa ofrece el servicio telefónico en la ciudad de Plottier, Internet (CALFnet), capacitación gratuita a través del Instituto de Acción Cooperativa (I.A.C), Medios de comunicación, Servicios de Sepelios y Servicios Asistenciales (S.A.C.)

 

-¿Cómo se maneja una situación tan delicada, donde sólo se puede cobrar el 60% de lo facturado?

 

-Es tan complicado como entendible. Estamos muy atentos a preservar la prestación del servicio. El contexto de la pandemia nos demoró la renovación del nuevo contrato de concesión, que con el cambio de gestión iba a ser más rápido. Está listo para ser elevado al Concejo Deliberante y este lunes o martes estaría presentándose en Neuquén.

 

-¿A qué apunta CALF en esta etapa?

 

-El anterior contrato tenía sus años. Hay cuestiones que se modificaron, sobre todo con el consumo medio. Nosotros tenemos una buena tarifa, pero cuando te pasás de los 200Kwh te penaliza, entendiendo que en 2007 quien cruzaba ese límite era considerado consumo excesivo. Pero eso cambió por el avance de la tecnología. En otro escalón, con comercios y pymes, también buscamos un equilibrio.

 

“Hay cuatro grupos económicos que manejan el sistema eléctrico argentino; acomodaron todo para sus beneficios. Los incrementos brutales le hicieron ganar cifras multimillonarias”.

-¿De qué forma afrontó la cooperativa esta etapa de transición?

 

-Hicimos una gran inversión y mucho trabajo de planificación. Hace un tiempo, CALF estaba muy atrás. Tenía serios problemas de abastecimiento. Cuando mejoramos, no tuvimos suerte por el momento político; llegó (Juan José) Aranguren, con el que estábamos de acuerdo hasta la quita de los subsidios en otras jurisdicciones. Después, pasamos de pagar 6 millones de pesos la factura de la compra de energía para Neuquén capital, en marzo de 2016, a 156 millones de pesos, en febrero de 2019. Una locura.  

 

-¿Cómo se manejó esa situación?

 

-La compra de energía, al igual que hoy, se lleva el 60% de la recaudación. Vivimos para pagarle a Cammesa. Hay cuatro grupos económicos que manejan el sistema eléctrico argentino, que acomodaron todo para sus beneficios. Los incrementos brutales le hicieron ganar cifras multimillonarias. Aparecen los que fugaron capitales al exterior (…) esto lo digo hace un año y medio, no se ve que el incremento tarifario vaya adonde dicen que va. Diría que no hay inversiones en el Sadi (Sistema Argentino de Interconexión). El apagón me dio la razón. Hicieron un desastre en la cadena de pagos.

 

 

 

-¿Cómo impactó a CALF?

 

-Todavía seguimos arrastrando deuda del último incremento que hizo la entonces Secretaría de Energía. Todo a costillas de los usuarios. Cuando la compra de energía tiene ese peso, es imposible de soportar los costos en un período inflacionario. Los dueños de CALF son los mismos usuarios. Hoy, como hablé con distribuidores del resto del país, siguen mandando las facturas con multas e intereses en plena pandemia. Están como las tarjetas de crédito.

 

OFERTA. Otro de los planteos que Ciappone realiza es la apertura a otro formato. Como en La Pampa, donde las cooperativas copan el mercado, en Neuquén se buscará abrir camino a la oferta de internet y cable. El triple play. Actualmente, CALF tiene el servicio de sepelio, pero no alcanza para cubrir los costos operativos como sí sucede en Santa Rosa, la capital pampeana. “Vamos a copiarlos. El trabajo operativo de internet y cable, a eso vamos a ir”.

 

“También queremos participar de la renovación de las concesiones de las hidroeléctricas. Hoy, Enel tiene la concesión de El Chocón. En 2018-2019, ganaron cifras multimillonarias, mientras la mayoría de los neuquinos no podían pagar su factura”, razona.

 

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