La retracción interanual del 26,4% de la economía en abril, hasta ahora el mes más duro de la cuarentena por el nuevo coronavirus, superó lo proyectado por el grueso de los analistas privados y confirma los pronósticos más negativos para el año, que marcaría una caída superior al 10,9% de la crisis de 2002.
El dato, que fue más allá de lo anticipado por economistas privados, que pensaban en un número más cercano al 20%, es el más negativo de la serie histórica y supera en prácticamente 10 puntos el de marzo de 2002, cuando se registró una caída de la actividad del 16,7%.
Fuente: INDEC.
Sin embargo, la naturaleza del fenómeno actual difiere de la de aquel. Entonces el país salía del colapso de la convertibilidad registrado en 2001 y la economía caía a tasas que se hicieron especialmente elevadas desde septiembre de ese año. En esta ocasión, si bien, al igual que entonces, el contexto prepandemia ya era recesivo –el PBI retrocedió 5,4% en el primer trimestre–, lo que prima es una detención brusca de la actividad producto del cierre generalizado de la economía.
De acuerdo con el INDEC, “la pandemia del COVID-19 impactó de lleno sobre la actividad durante abril: el EMAE exhibió una contracción de 17,5% respecto a marzo en su medición desestacionalizada y de 26,4% en la comparación interanual, con bajas en la totalidad de los sectores”.
“En tanto, la actividad acumuló una caída de 11,0% en los primeros cuatro meses del año con relación al mismo período de 2019”, añadió.
De acuerdo con la medición, los sectores más afectados fueron el de la construcción –con una caída interanual del 86,4%– y el de hoteles y restaurantes (-85,6%). Sin embargo, “los que más incidieron en la retracción del nivel general de la actividad fueron industria manufacturera (-34,4%) y el comercio (-27,0%)”, señaló.
Lucía Pezzarini, analista de la consultora Ecolatina, le dijo a Letra P que “prever la caída anual de la economía implica conocer cuánto va a durar la cuarentena, ahora reforzada en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En nuestro escenario base, que contempla que va a haber un canje de deuda y un ASPO (aislamiento social, preventivo y obligatorio) de cinco meses, prevemos -11,5%”.
“Obviamente, si ese proceso se demorara, la caída sería peor. El escenario es muy incierto”, añadió.
¿Tocar un piso más bajo haría más fuerte el rebote? No necesariamente. Según Pezzarini, “como la caída implicaría una destrucción de empresas y de capital y una pérdida de empleo que no son tan fáciles de recuperar, eso condicionaría la recuperación. De cualquier manera, la posibilidad de un rebote fuerte en forma de V ya está descartada”, anticipó.
En tanto, Julia Segoviano, economista de la consultora LCG, recordó ante la consulta de este medio que “la caída del EMAE es la más alta desde que se tienen registros”.
Sin embargo, estimó que “abril sería un piso, porque en ese mes la actividad se frenó por completo y en todo el país. No es probable que retroceda en julio en la misma magnitud” a pesar del regreso a un confinamiento duro en el AMBA dado que el mismo no alcanza a todo el país y que está por verse “cómo se lleva a cabo y su grado de acatamiento”.
“Además ya estamos comparando con un nivel que es un piso, por lo cual probablemente empecemos a ver un rebote, pero solo por la medida de comparación”, aclaró.
Para Segoviano, prever el dato de PBI del año “es muy difícil porque hay mucha incertidumbre respecto de medidas futuras, extensión (de la crisis sanitaria), tipo de rebote, etcétera. De cualquier manera, con los valores que ya conocemos e incluso considerando leves mejoras en el segundo semestre, se puede pensar en una caída del 11% como piso, lo que sería algo histórico”.
Otras consultoras y analistas van algo más allá: Gustavo Reija le dijo a Letra P que apunta a un desplome anual del 13%.
“El 26,4% fue una pésima noticia, a pesar de su previsibilidad. Abril, primer mes de cuarentena completa, puede representar el piso de la caída en la medida en que julio solo tenga los primeros 17 días anunciados de retroceso. Si esa situación se prolongara por el resto del mes, el escenario se agravaría sensiblemente”, dijo Reija.
“Para lo que viene, hay que insistir en la urgencia de cerrar el acuerdo por la deuda como elemento central para no agravar el escenario de salida de la pandemia. Además, es momento de articular políticas de consenso, avanzar con el consejo económico y social e integrar voluntades políticas para afrontar desafíos que se avecinan en horizonte de nueva normalidad”, cerró.