Adultas mayores, la violencia de género en su máxima expresión

En lo que va del 2020, hasta mayo inclusive, se contabilizaron en nuestro país 124 femicidios, un 24% más que los ocurridos en la semana del 20 de mayo del año 2019. La situación de pandemia actual trajo como consecuencia la intensificación de las muertes. De las 124 mujeres asesinas, 61 fueron en contexto de confinamiento.Estar en aislamiento, aumentó la violencia ya que las posibilidades de denunciar y el contacto con redes de contención son mínimas y muy difíciles. Asimismo, según un informe sobre violencia en adultos mayores, en el año 2018, el 90% de los casos se ejerció en el círculo íntimo, es decir, por parte de la familia directa. En más de 72% de los casos, la víctima fue una mujer.

 

Por el aumento de los casos, tanto a nivel nacional como de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se intensificaron las medidas de prevención para las víctimas. En la Ciudad de Buenos Aires en lo que va del aislamiento se duplicaron los llamados al 144, por lo que se decidió fortalecer esta línea - al igual que el 911- y se agregó en las consultas vía WhatsApp del Gobierno de la Ciudad, una opción directa que deriva a un canal de atención con profesionales. También, se lanzaron campañas de difusión sobre la violencia de género y se ampliaron tanto los refugios para las víctimas como los Centros Integrales de la Mujer (CIM), que son espacios de contención y asesoramiento para las mujeres víctimas de violencia de género.

 

Este panorama muestra que la violencia de género no distingue ni edad, ni cultura, ha sido y sigue siendo una de las manifestaciones más claras de la desigualdad y subordinación que sufren las mujeres.La escritora feminista española,Gemma Lienas,en el Diario Violeta de Carlota, dice que“es más fácil cambiar las leyes que la mentalidad de la gente. Todos los elementos machistas de la sociedad se nos van metiendo dentro del cerebro sin que nos demos cuenta. Para ser conscientes, tenemos que ponernos unas gafas violetas y mirarlo todo con unos ojos nuevos, con ojos feministas.” 

 

En este sentido, la perspectiva de género en todos los ámbitos se torna fundamental para romper con la resistencia existente por parte de ciertos grupos statuquistas, que lo único que pretenden es seguir reproduciendo desigualdades. Si a eso le sumamos el edadismo-discriminación contra personas o colectivos por su edad- la inhibición de la realización de la igualdad para las mujeres mayores se torna casi imposible. El discurso del desarrollo mundial y la acción sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres está centrado en mujeres y niñas en edad reproductiva. Los conjuntos de datos, según el modelo de las encuestas de salud demográficas, recopilan datos sólo de mujeres de edad reproductiva -de 15 a 49 años-. Como resultado, las mujeres mayores de 50 años,normalmente,  no se consideran dentro de las políticas públicas que buscan la reducción de la violencia contra las mujeres.

 

 

 

Hace algunos años aquellas mujeres que tomaban la decisión de formar su familia y tener hijos se encontraban con grandes desventajas ya que el mercado laboral las descartaba. Producto de este rechazo, es que, muchas de ellas decidían dejar su vida profesional fuera del hogar, postergarla o tomar licencias larguísimas, las cuales, terminaban afectando su propio proceso laboral.

 

Esas mujeres jóvenes hoy componen nuestra población de adultas mayores. Esta cuestión social nos ayuda a comprender la vulnerabilidad a las cuales se encontraban y se encuentran expuestas las mujeres mayores. Pero gracias a los cambios legislativos en esta materia, actualmente pueden recibir su jubilación por sus trabajos realizados en el mercado laboral formal o informal, o en la vida doméstica aunque, en muchos casos, son jubilaciones mínimas que llevan aparejados, como consecuencia, la vulnerabilidad económica.

 

Es así que a nivel mundial,las mujeres mayores experimentan diferentes tipos de discriminación que se derivan de estrictas normas de género y valores culturalmente integrados. Todavía se repiten las suposiciones dañinas de que las mujeres mayores son "inútiles" una vez que han pasado la edad reproductiva. Es fundamental comenzar a recorrer el camino para establecer políticas futuras que contengan a este sector de la población y que hagan cumplir sus derechos.

 

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