Con un tono moderado y pedagógico, el Presidente se puso al frente de la comunicación del gobierno y cosechó el respaldo de la opinión pública. “La comunicación hasta hoy está muy centralizada en su figura y habrá que ver si esto es sustentable en el tiempo, porque el proceso será largo y muy complejo”, advirtió la socióloga y magíster en comunicación política Daniela Barbieri.
Además, en entrevista con Letra P, analizó el rol del Horacio Rodríguez Larreta en plena pandemia y marcó las diferencias que aún siguen existiendo entre el oficialismo y la oposición. “Las diferencias políticas son saludables, están presentes y seguirán estando”, dijo.
-¿Cómo evalúa la comunicación del Gobierno en la emergencia sanitaria?
-La estrategia de comunicación del Gobierno está centrada en el coronavirus. Puede resultar obvio si pensamos que es la pandemia la que establece la agenda, pero detrás de toda comunicación hay una decisión estratégica y es ahí donde se ve cómo otros presidentes, como Trump o Bolsonaro, eligieron caminos diferentes. Toda crisis presenta una oportunidad y Alberto Fernadez la aprovechó y empezó a delinear un estilo propio. Con un discurso didáctico, pedagógico, de tono moderado y con gestos de escucha a otros actores políticos, el Presidente está construyendo una identidad de gobierno. Hasta hoy, la comunicación está muy centralizada en su figura y habrá que ver si esto es sustentable en el tiempo. El desagaste es una amenaza latente y probabablemente sea necesario incorporar voceros de peso para apoyar la comunicación.
-¿Fernández consolidó su liderazgo político más allá de Cristina Kirchner?
-El Presidente tiene un nivel de aprobación que era impensado hace tres meses. Creció su imagen personal y la aprobación de su gobierno. Si bien Fernández tuvo un despegue significativo producto de la crisis sanitaria, es importante ir un poco más allá para analizarlo mejor. La historia demuestra que los episodios críticos suelen generar un realineamiento momentáneo detrás de los máximos líderes. Esto se da porque con la crisis se pone en pausa la división política y se produce una curiosidad creciente del público por las acciones del gobierno, es decir que todas las miradas están puestas sobre el Presidente.
“Con la crisis se pone en pausa la división política y se produce una curiosidad creciente del público por las acciones del gobierno.”
-¿Larreta, muy activo en este contexto, es el nuevo líder de la oposición?
-Según los datos de opinión pública, el jefe de Gobierno porteño es uno de los dirigentes con mayor nivel de conocimiento y mejor evaluados del espacio opositor al Gobierno. Cómo se van a delinear los liderazgos a futuro es algo que está por verse.
-Según las encuestas, Fernández y Larreta son los dirigentes con mejor imagen y lo contrario ocurre con Cristina Fernández y Macri. ¿Por qué?
-La emergencia sanitaria trajo aparejada una mejora sustantiva en la popularidad de los dirigentes a cargo de los ejecutivos. Pero es muy importante tener en cuenta que esto es una maratón y que todavía el camino por recorrer es largo y minado. Aún queda por ver si los gobiernos logran diseñar estrategias de política sanitaria y económicas sustentables para atravesar este proceso y mantener sus niveles de respaldo público. Los primeros tiempos son como la primavera de un suceso crítico, pero hay que tener cuidado porque estos no duran para siempre. El tiempo pasa, la crisis continúa, las diferencias políticas vuelven a aflorar y cae el entusiasmo general.
“La grieta está en pausa porque los basamentos de esa división no se modificaron en la opinión pública.”
-¿La grieta se terminó o solo está en pausa?
-Antes de que se desate esta crisis, el sociólogo Ignacio Ramirez solía decir una frase que me gusta mucho: “La grieta envasada al vacío”. Realmente parecía imposible creer que algo o alguien pudieran alterar la grieta. Incluso, el propio Presidente intentó perforarla desde el comienzo de su campaña apoyando su discurso en la Argentina post grieta y no pudo. Pero ¿cómo se abren los envases cerrados al vacío? Rompiéndolos. Bueno, esta crisis vino a romper las lógicas preexistentes, pero todavía esta por verse cómo se realinea la política. La grieta está en pausa porque los basamentos de esa división no se modificaron en la opinión pública.
-¿Cree que Macri habría tenido el nivel de respaldo, tanto en la sociedad como en el mundo político, que tiene Fernández para enfrentar el COVID-19?
-La pregunta es contrafáctica. Mauricio Macri dejó de tener un respaldo mayoritario en la sociedad mucho antes de la pandemia. La caída de su imagen en la opinión pública y la desaprobación a su gestión económica provocaron que el expresidente perdiera las elecciones y viera truncadas las expectativas de reelegir su gobierno. Perdió legitimidad y eso se vuelve fundamental para tiempos de crisis como los que nos atraviesan.
“La grieta está en pausa porque los basamentos de esa división no se modificaron en la opinión pública.”
-¿Cuando pase la pandemia va a cambiar el modo en que se hace política en la Argentina?
-No se puede saber qué ocurrirá cuando pase la pandemia. La articulación de algunas cuestiones de gestión de gobierno, a pesar de las diferencias partidarias, puede ser un apredizaje positivo del coronavirus. Hace dos meses, era impensado ver una dirigencia política unida. Las diferencias políticas son saludables, están presentes y seguirán estando.
-Larreta decidió donar parte de su salario para la lucha contra el coronavirus y Fernández opina que hacerlo es un acto de demagogia. ¿Usted qué opina?
-En este contexto, las diferencias políticas aun permanecen y éste es un ejemplo de eso. En la postura que tomaron frente a un mismo tema se pueden ver claramente dos paradigamas muy diferenciados.
-¿Qué aprendizaje puede dejarnos la pandemia?
-Todavía es prematuro establecer pronósticos. Recién empezamos a sentir el temblor de la crisis en nuestro país y nos queda mucho camino por recorrer.