En plena pandemia y justo cuando el Gobierno creía que el tema inflacionario no sería un problema para el bolsillo, se abrió un frente de conflicto que puede traerle algunos dolores de cabeza. Por diferentes vías, algunos empresarios que producen alimentos, bebidas y productos de higiene empezaron a marcarle la cancha al Ejecutivo para poner en discusión el fin del programa de Precios Máximos, valores tope que se decidieron para que no haya aumentos en bienes básicos en tiempos de coronavirus.
Los ardides de los pícaros que forman precios, tal como los apodó el presidente Alberto Fernández, son tres: racionamiento en la entrega de productos a comercios chicos y grandes superficies; invención reciente de nuevas variantes de productos para zafar del corsé de los precios regulados; y hasta una carta dirigida a las autoridades nacionales y provinciales, pidiendo negociar una actualización de esos valores.
Fernández con el CEO de Molinos.
La carta en cuestión, según supo Letra P, salió desde las oficinas de la Cámara de Empresa Estadounidenses (Amcham), dirigida al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. También salió una copia a su par bonaerense, Augusto Costa. Es que la entidad, de buen diálogo con el Gobierno, contiene a buena parte de los gigantes del consumo masivo, entre ellos Procter & Gamble (P&G), Johnson, Danone, Walmart, Coca Cola y Kimberly Clark.
La sugerencia de la carta es poner en debate un descongelamiento de precios de referencia. “Eso, mientras Matías sea el ministro, no va a ocurrir”, aseguró una alta fuente del Ejecutivo, que le cerró la puerta de plano al planteo. El Gobierno está obsesionado con tener ordenado el frente de los precios y parece no estar dispuesto a tratar temas que no sean proteger la finanza hogareña del supermercado.
Pero Precios Máximos, que estableció valores hasta el 6 de marzo y obligó retrotraer todos los precios a ese día, tiene otros embates más relacionados a picardías comerciales de vieja data, que volvieron a aplicarse en la pandemia. Algunos ejemplos a los que accedió este portal: empresas como Danone, Queruclor, Unilever y hasta Molinos, que tuvo a su ceo reunido el fin de semana con el Presidente en Olivos, empezaron a racionar los envíos de mercaderías.
El recorte no tiene explicación desde las empresas. Alguna de ellas adujo incapacidad de producir más por la mayor demanda, un argumento que se descarta si se observa que las fábricas tienen una capacidad ociosa superior al 40%. Pero todo lo que llega en menores cantidades, casualmente, son productos alcanzados por el programa de valores máximos.
También apareció otra picardía que remite a los años en que Costa y el ahora gobernador, Axel Kicillof, crearon Precios Cuidados. Hay empresas que empezar a crear productos “nuevos” con mínimas variantes, casi iguales a los que están alcanzados por Precios Máximos, pero con valores más altos. La presión de las empresas tiene que ver con que, aducen, está pendiente la discusión de recomposición luego de la salida del IVA cero, de la actual y la antigua devaluación y del congelamiento de máximos.