LA GRIETA

Larreta celebra la vacuna, pero nunca lo dirá

Dice que no quiere montar un "show", pero tampoco quiere darle un triunfo al Presidente. La interna sanitaria de Cambiemos y la conferencia que no fue.

Horacio Rodríguez Larreta defendió ante los popes de Juntos por el Cambio (JxC) la llegada de la vacuna rusa y enfrentó algunas caras de fastidio, aunque reiteró que confía en su efectividad y que la Ciudad “necesitaba” empezar la campaña de vacunación con urgencia. Su postura es clara: celebra la llegada de la Sputnik V, pero elige el silencio para no prestarse a la épica que le imprime el Gobierno ni generar un conflicto interno en su coalición política.

 

A la hora en la que Alberto Fernández dialogaba con las gobernadoras y los gobernadores sobre el operativo vacunación, el equipo de salud de Rodríguez Larreta estudiaba por dónde empezar la campaña de vacunación el mismo lunes 28 de diciembre. La duda era por qué hospital comenzar y cómo orquestar la aplicación de las 23.100 dosis del primer cargamento que Ginés González García y Carla Vizotti le habían confirmado a Fernán Quirós. La logística comenzaría desde un depósito ubicado en Constitución y las primeras dosis partirían hacia el Hospital Argerich, tal cual quedó confirmado este martes 29 de diciembre, fecha en la que comenzó el operativo en todo el país.

 

La segunda definición fue política: Rodríguez Larreta le adelantó a su equipo íntimo que no se vacunaría en primer orden, a diferencia de mandatarios como Axel Kicillof (Buenos Aires), Gustavo Valdés (Corrientes) y Sergio Ziliotto (La Pampa). Tomó la definición el sábado por la tarde, tras la reunión virtual del Presidente de la que también participó el jefe de Gobierno. La gesta de la vacunación que enhebró el Gobierno en las últimas horas se desprendió de ese encuentro para coordinar la logística, en el que algunos mandatarios le adelantaron a Fernández que se vacunarían en primera instancia.

 

La lectura del Gobierno tiene dos aristas: despejar fantasmas, alimentados por la oposición, sobre la efectividad de la vacuna Sputnik V y poner primera en una campaña histórica de vacunación para cerrar un año con escasas buenas noticias para comunicar. El Frente de Todos (FdT) le pone épica y Rodríguez Larreta mantiene el silencio para esquivarla y no generar roces internos en su coalición.

 

En el gobierno porteño le suman un argumento sanitario: "Horacio no es grupo de riesgo, no tiene necesidad de estar en la primera tanda de vacunación", explica un funcionario del PRO. "No lo vamos a exhibir con el pinchazo, como un trofeo", agregan. El jefe de Gobierno tampoco tiene una enfermad pre-existente que lo obligue a recibir la dosis con urgencia, por lo cual no está implicado en las primeras etapas y su vacunación será más adelante.

 

Ante la tropa de JxC, Rodríguez Larreta buscó apagar esos mismos fantasmas y pidió morigerar las críticas sobre el operativo, que él mismo activó en la Ciudad con 23.100 dosis y puso la piedra fundamental este martes con cinco profesionales de la salud que ya recibieron la vacuna. El jefe de Gobierno defendió y celebró la llegada de la primera tanda de dosis ante Mauricio Macri, Patricia Bullrich y popes de JxC que estuvieron en la videoconferencia de este lunes.

 

En plena negociación de la Casa Rosada para adquirir vacunas y aún sin confirmación de ninguna dosis para antes de 2020, Rodríguez Larreta tenía en agenda una conferencia prensa para informar sobre cómo seguía la etapa de distanciamiento sanitario de cara las fiestas de fin de año. El macrismo duro le pidió a gritos aprovechar para salir a cuestionar al Gobierno por la negociación fallida, que luego terminó en la confirmación de las 300 mil dosis que arribaron a Buenos Aires el 24 de diciembre desde la Federación Rusa. Finalmente, el jefe de Gobierno optó por no hacer la conferencia ni salir a cuestionar al Gobierno. Ayer, como hoy, Larreta se refugia en el silencio y mantiene el vínculo sanitario con el Frente de Todos.

 

Por la plata

El alcalde mantiene la batalla política y financiera por la coparticipación con Fernández, pero no quiere -mezcla de necesidad y gesto político- dinamitar el puente de la gestión sanitaria. Bajo esa lógica, para el discurso larretista es clave que reaparezca y monopolice la palabra Quirós. El mandatario porteño hará silencio y da lugar a la palabra técnica. Es el repliegue táctico que utilizó hasta el hartazgo durante un año de vaivenes con el Gobierno, en el marco de la crisis sanitaria que aún no cede.

 

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