El presidente Alberto Fernández cometió un nuevo error no forzado en el campo de la comunicación, uno de los aspectos más cuestionados de su gestión. Encima, en este caso, no tiene margen para echarle la culpa al vértigo del vivo o al cansancio de una de esas entrevistas eternas que suele ofrecer a agenda abierta, sin red, en un raíd por todos los temas del mundo que lo exponen a furcios o a decir más de lo que quiere o de lo que le conviene. Esta vez, la macana fue planificada.
A propósito del primer aniversario de su gobierno, el jefe de Estado dijo que no; que no hizo todo lo que esperaban de él. O sea, que no cumplió. Dijo que hizo lo que no podía esperar, pero lo dijo después. Primero, dijo que no, que no hizo todo lo que esperaban de él. No sólo eso: además, lo puso por escrito.
En el mejor de los casos, títulos que decían las dos cosas: que no y que sí; que no ha hecho todo lo que se esperaba de él porque tuvo que hacer lo que no podía esperar.
Este portal eligió la primera opción. Responsable de ese título, el autor de esta nota cree que, si un presidente admite que no hizo lo que se esperaba de él, esa es la noticia.
La pregunta es difícil de responder: ¿Por qué, en vez de decir que no y después decir que sí, Fernández no dijo directamente que sí, sólo que sí? "Hicimos lo que no podía esperar". No habría mentido. Sólo habría editado estratégicamente la verdad, para no decirla toda. ¿No era mejor?
La pregunta es difícil de responder porque es muy básico, el asunto. Es un ABC de la comunicación política: por la negativa, nunca.
Otra vez lo del principio, que es lo que hace que el problema sea un problemón: un video como el que publicó Fernández en la cuenta oficial del Presidente de la Nación no nace de un repollo ni por generación espontánea ni cae del cielo lanzado por la cigüeña. Llega al público después de un proceso que, además de la realización audiovisual, incluye seguramente un debate, la escritura de un guión y varios pares de ojos que chequean y revisan y, finalmente, alguien que aprueba. Conociendo al actual titular de la Casa Rosada, ese último habrá de ser él.