El presidente Alberto Fernández ya dijo que no va a haber devaluación ni confiscación de depósitos, aunque no queda claro si mencionar esos fantasmas ayuda precisamente a despejar la incertidumbre. Hay asuntos de los que es mejor no hablar sino que, simplemente, conviene demostrar que no pueden producirse por falta de condiciones. Sin embargo, dado que estas últimas abundan, en el Banco Central asumen que la pulseada con el mercado cambiario será dura en busca de evitar un salto brusco del dólar oficial y, con eso, una nueva vuelta de tuerca al proceso de empobrecimiento social que lleva varios años y que la pandemia ha agudizado. La idea es resistir hasta fines de marzo, cuando comenzará la nueva temporada alta de la soja, lo que debería darles tregua a las reservas.
El influyente diario británico Financial Times dijo el martes que “Argentina está en curso de colisión hacia una devaluación de su moneda”. Expresó lo que piensan muchos analistas del país y del exterior. Las causas de ese pesimismo radican en el bajo nivel de reservas del Central, la presión –ahora reprimida– de los ahorristas sobre el tipo de cambio oficial, la decisión de los importadores de adelantar operaciones y pagos, la resistencia de los exportadores de soja y derivados a liquidar divisas incluso a pesar de la reducción temporal de retenciones y la permanente ampliación de la brecha entre aquel y las cotizaciones paralelas: las legales “contado con liquidación” (CCL) y “dólar bolsa” o “MEP” (Mercado Electrónico de Pagos” y el ilegal blue.
De hecho, los tipos de cambio bursátiles –CCL y MEP– volvieron a estirarse de modo preocupante el miércoles, 4,8% y 3,7% respectivamente, hasta niveles de $163,77 y $150,28. El blue, en tanto, se sostuvo en $167. Así, con una tendencia alcista que se mantenía este jueves antes del mediodía, la brecha con el oficial oscilaba, según el caso, entre el 85% y el 105%. Demasiado.
Fuente: Rava Bursátil.
Para los analistas, la tendencia responde al exceso de pesos que dejó la megaemisión producto de la pandemia, que obligó a incrementar el gasto a fuerza de impresión de moneda para atender las necesidades de sistema sanitario, de las empresas y trabajadores afectados por la cuarentena y de los más pobres. Asimismo, señalan una crisis de confianza por la falta de un sendero más rápido hacia el equilibrio fiscal y la propia lógica del cepo, que envía a los mercados paralelos a los ahorristas impedidos de acceder al oficial.
En el Banco Central las explicaciones son otras. No encuentran ningún indicio de atraso cambiario y, de hecho, el saldo comercial positivo así lo refleja por el momento, más allá de las distorsiones que provoca la emergencia sanitaria.
Fuente: INDEC.
En esa línea, el problema es estrictamente financiero y vinculado, afirman, a la acción de fondos de inversión extranjeros que llegaron al país en tiempos de Mauricio Macri para hacer la bicicleta entre altas tasas de interés, regreso al dólar y salida del país, pero que quedaron atrapados en el cepo. “Ahora tratan de salir a cualquier precio vía ‘contado con liqui’”, explican.
El Banco Central ya estableció diversas limitaciones a esa operatoria, pero la posibilidad de que estas se hagan más duras también contribuye en el corto plazo a recalentar su cotización.
La autoridad monetaria niega que el nivel de reservas sea un problema terminal y descalifica los cálculos que hablan de un nivel cero o negativo de las “reservas líquidas”, esto es, realmente disponibles para abastecer a los importadores y al remanente de ahorristas que, incluso después del cepo XXXl de mediados del mes pasado, aún pueden acceder al dólar oficial. “Menos lo que corresponde a los depósitos de los ahorristas, todas las reservas están disponibles”, le dijo una fuente a Letra P. El mensaje es que las tenencias de oro, yuanes y otras se utilizarán, de ser necesario, con el fin de evitar una megadevaluación nociva que, para peor, comprometería al Gobierno en la previa de la elección de mitad de mandato de octubre del año próximo.
Así las cosas, cerca del titular de la entidad, Miguel Pesce, afirman que la discusión sobre la posibilidad de un desdoblamiento formal del mercado, al revés del actual, dado de hecho, se dirimió en su momento en el Gobierno y que hoy ya no está sobre la mesa. Indican, al respecto, que la insistencia reciente con esa medida es producto de la presión de algunos bancos que quieren quedarse con el negocio de un dólar financiero o libre que canalice toda la oferta y la demanda que no tenga estrictos fines de comercio exterior. En paralelo al peligro de que eso genere una brecha aun mayor que la actual, lo que se teme es que dicho esquema haga directamente impagables las deudas de las empresas con compromisos en divisas duras y que eso las termine arrojando a un default.
¿Pero no fue el propio Banco Central el que limitó un mes atrás el acceso de las compañías con compromisos mayores a un millón de dólares al mercado oficial? Eso fue para inducirlas a que reestructuren esos pasivos, no para que dejen de pagar, se defienden allí.
Según indican en la autoridad monetaria, “no vamos a esperar que se acaben las reservas para tomar medidas defensivas”. Buscan convencer de ese modo que, si siguen librando la pelea, es porque queda margen para hacerlo. ¿Lo entenderá así el mercado o la pulseada se hará cada día más dura?