Una hora y media de reunión en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández. Mientras la prensa hacían guardia en el búnker de México al 300, una gambeta silenciosa puso lo que todos esperaban en otra locación, para cuidar y proteger la situación ante un escenario delicado.
Alejandro Werner, director del organismo para el Hemisferio Occidental, le puso azúcar al café y explicó que, como sus colegas, se sorprendió con los resultados de las PASO. “Landslide victory” fue la expresión que utilizó para describir lo que ocurrió el 11 de agosto en las urnas. Traducido, una "victoria por avalancha" de Fernández sobre Mauricio Macri.
Lo que más le llamó la atención al directivo, al igual que a sus laderos, es que esa diferencia en los votos sea una especie de leading case para el FMI. Especificó que es la primera vez que ocurre algo semejante, con las elecciones a casi tres meses de distancia de octubre, en un país que esté asistido con un plan del organismo.
Fernández, que se sentó a charlar acompañado por Guillermo Nielsen y Cecilia Todesca Bocco, dos de sus economistas, y su jefe de campaña, Santiago Cafiero, no agitó las aguas. “No soy electo, no soy presidente ni nada de eso; si gano en octubre, charlaremos sobre cómo seguir”, les dijo.
Del lado del FMI no recibió nada distinto. No hubo proclamas de ningún tipo sino, más bien, lo que desde ambas partes calificaron como “un intercambio”. El Fondo admitió que la visita no es técnica sino de análisis del escenario político y el contexto. Sí se mostraron preocupados por sostener la transición en paz.
No se habló sobre el desembolso que debería llegar, algo que en el Frente de Todos creen “necesario”, pero sí se charló del modelo económico.
Werner aseguró que el Fondo no impone modelos en los países a los que asiste y que todas las naciones con crédito tienen, a la par, un plan propio que va más allá de los compromisos asumidos. Se giró sobre ese tema, que luego se vería reflejado en un duro comunicado que Fernández ya tenía redactado y que se explica como una no concesión al rumbo económico que lleva Cambiemos.
Horas después del fin del encuentro, donde las partes quedaron en verse las veces que fuera necesario para encauzar la situación y ayudar “desde el lugar que a cada uno le toque”, se viralizó en las redes sociales la idea de que en la charla el Fondo habló de un “vacío de poder” que estaría padeciendo el país y un presunto pedido de “adelantar las elecciones”. Un rato más tarde y con anuencia de Todos, el FMI salió a cruzar versiones negando ese concepto. “Nos pareció lógico, el Fondo no puede permitir que se hable de cosas que no pasaron”, le dijo a Letra P una fuente cercana al candidato peronista. Y cerca de Fernández le dijeron a los enviados del organismo que la lectura de lo que trascendió no salió de su núcleo, al menos en esos términos.