Al igual que su campaña, la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, largó primera en la confección de las listas legislativas bonaerenses, que, según fuentes oficiales, ya están casi cerradas.
El esquema es similar al que se estructuró en 2015 y se repitió, en proporción, en 2017, cuando se repartió hasta el 39% de los lugares de fácil acceso entre los partidos que conforman la coalición Cambiemos, ahora Juntos por el Cambio.
Como dato distintivo, se suma la irrupción de Miguel Angel Pichetto, candidato a la vicepresidencia, que en la tarde de este martes se reunió por primera vez con la mandataria por alrededor de 45 minutos en las oficinas que el Ejecutivo tiene en el Museo Ferroviario, en el barrio porteño de Retiro.
El senador peronista se propuso como puente entre los diferentes sectores opositores que podrían sumarse a Juntos por el Cambio en los distritos, aunque para esto deberían habilitarse algunas dádivas electorales, como por ejemplo la posibilidad de internas locales. También, se evalúa la incorporación de algún peronista propuesto por Pichetto para la Legislatura, aunque no trascendieron definiciones al respecto.
Sucede que podrían quedar algunas vacantes del total de bancas que ponen en juego los legisladores que responden al titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y también espacios que dejan otros dirigentes del peronismo en Cambiemos, como es el caso del senador Eduardo Schiavo, quien culmina su mandato y ya está participando del armado de Roberto Lavagna.
En este esquema hay otro dato que provoca la caída de varias reelecciones: la obligatoriedad de establecer listas con paridad de género, donde se intercalan una mujer y un hombre, o viceversa, de manera igualitaria. Aunque, en ese caso, las definiciones corren más por cuenta de cada partido una vez obtenido su cupo legislativo.
Semanas atrás, el equipo de la gobernadora, comandado por Federico Salvai, selló con el jefe de la UCR bonaerense, Daniel Salvador, un acuerdo para determinar los espacios correspondientes al radicalismo, que en líneas generales serán los mismos que obtuvo cuando Vidal ganó el Ejecutivo.
Con la candidatura a la vicegobernación confirmada y la tropa radical en orden, el jefe del Senado se mostró predispuesto al esquema que implicará, además, una fuerte tarea de campaña para sostener las comunas oficialistas.
Casi como un orden jerárquico, tras el acuerdo con los boina blanca, se ordenó el reparto para la CC ARI, que mantendrá las tres bancas que pone en juego y estaría en igual situación el legislador del Partido Fe que culmina el mandato, aunque esta situación aún no fue confirmada.
La última etapa es el reparto interno en el PRO, del que participan los intendentes y donde existe la intención de, como sucedió en 2017, sumar bancas ultra vidalistas.
Por eso se espera la incorporación de algunos funcionarios del Gobierno que durante los últimos cuatro años cumplieron el rol de “facilitadores”, una versión PRO del operador político territorial.