Terminar con un relato de fantasía y con las frustraciones

Muchas cosas cambiaron desde que los platenses decidimos ser protagonistas de una nueva historia.

 

Entendimos que el futuro está en nuestras manos y que es posible terminar con un relato de fantasía que nos llenó de frustraciones. Desde el primer día supimos que para devolverle el brillo a la ciudad de La Plata, primero teníamos que desenmascarar a quienes frenaron su desarrollo durante años. 

 

Ahora que sabemos quién es quién, seguimos yendo hacia adelante dejando al pasado, cada vez más lejos. 

 

Es cierto, vivimos dificultades que hacen que avancemos más despacio, y que quienes fracasaron durante décadas, ahora ensayen cantos de sirena.  Pase lo que pase: no vamos a  detenernos.

 

Aun con viento de frente, demostramos que en solo tres años logramos multiplicar las obras públicas y las privadas, como también multiplicamos la presencia del estado. En el pasado, era el revés. Cuando nos decían que el país crecía, la realidad es que crecían las villas miseria y las obras abandonadas.

 

Así fue durante muchos años y así fue como recibimos la ciudad. En ruinas.  La Plata parecía chicago, pero en 1920.

 

A eso nosotros le antepusimos trabajo, transparencia y esperanza. Gobernando de cara a los vecinos. Diciendo la verdad por más que resulte dolorosa. Cueste lo que cueste, y caiga quien caiga.

 

Hicimos las obras hidráulicas con las que nos habíamos comprometido. Hicimos caminos, cambiamos la iluminación e impulsamos un sistema público de emergencias para todos los platenses.

 

Frente a una situación económica compleja, cumplimos nuestros compromisos sin excusas, y lo hicimos con hechos concretos que son para siempre.

 

El relato de las frustraciones quedó atrás cuando entendimos que juntos podemos seguir cambiando la historia. Los platenses ya no estamos solos.

 

Trabajando con el presidente y la gobernadora, logramos terminar la obra hidráulica más importante de La Plata, y una de las más importantes de toda la provincia: la canalización del arroyo el gato, luego de años… y años de promesas incumplidas.

 

Todo este esfuerzo, no habría tenido sentido si de nuestro lado, no hubiéramos puesto lo que teníamos que poner...

 

Los platenses sufrimos 20 inundaciones graves desde la fundación de la ciudad. Sería irresponsable decir que nunca más nos vamos a inundar en un contexto de cambio climático.  Cuando cada vez llueve más en menos tiempo. Pero algo es seguro. En tres años hicimos las obras más necesarias y logramos construir un estado presente.

 

Ahora la ciudad está mejor preparada para la emergencia y cuenta con recursos técnicos y profesionales para asistir a los vecinos.

 

Esto significa que los platenses dejamos de estar abandonados a la buena de Dios y que ahora hay un Estado que se planta, que hace lo que tiene que hacer y que también le exige a las empresas que cumplan con sus obligaciones. Marcamos un antes y un después en la manera de gestionar los recursos de todos los vecinos, devolviéndole a la palabra, el valor que se merece.  

 

Así fue como dimos un salto histórico, y pasamos del abandono a la presencia.

 

Pasamos de la desidia a la cercanía. Nunca dejamos de estar. Nunca dejamos de hacer.

 

Así fue como equipamos los centros de atención primaria de salud y creamos el primer centro integral de atención de la mujer.

 

Así fue como lanzamos el Same, una promesa de campaña, una prioridad de la gestión y un sueño de todos los platenses.

 

Los platenses dijimos basta y apostamos por cambiar la historia.

 

Eso significaba empezar a construir una ciudad más conectada, donde se pueda viajar más seguro y en menos tiempo, con mejores accesos y barrios más unidos.

 

Lo hacemos poco a poco, con resultados visibles, y con la certeza de que, obra que empieza, obra que se termina y es para siempre.

 

En tres años cambiamos muchas cosas. Son tantas que, a veces, es necesario parar la pelota y ponerse a pensar porqué antes no se hacían.

 

El caso del fondo educativo es uno de los más inexplicables. Se trata de una partida de dinero, que la nación le da a la provincia de Buenos Aires, para que los municipios hagan obras en las escuelas públicas.  Nadie sabe qué se hizo con todo ese dinero desde que se creó el fondo en 2005.

 

Por eso, asumimos el compromiso de cancelar una deuda histórica con la educación pública, y tomamos la decisión de destinar todo ese dinero a mejorar las escuelas de la plata. Con esos fondos, sobre los que durante años nadie rindió cuentas, hicimos 167 obras en jardines y colegios públicos de la ciudad, que le están mejorando el día a día, a más de 40 mil chicos. 

 

Por eso, también nos hicimos cargo del servicio alimentario escolar y lo transformamos en un sistema eficiente.

 

Ahora los prestadores no solo ganan la adjudicación por precio, sino también por la propuesta nutricional que ofrecen en sus platos.

 

Los platenses queremos a la ciudad como si fuera nuestra casa. La disfrutamos cuando podemos, y la extrañamos cuando estamos lejos. Para vivirla al máximo como nos merecemos, primero tenemos que sentirnos seguros, y protegidos.

 

Por eso, transformamos a una policía local a la que nadie respetaba, en un cuerpo profesionalizado para cuidar a los vecinos. Elegimos cuidar a quienes nos cuidan. Desarrollamos un sistema basado en la prevención, y sumamos nuevos medios y recursos para una seguridad inteligente.

 

Vinimos a devolverles el espacio público a los vecinos, y lo estamos haciendo con más inversión, y más trabajo.

 

También decidimos ponerle punto final al exhibicionismo de animales encerrados en el zoológico.

 

Todo esto que hicimos, no lo hicimos porque somos unos genios de otro planeta. Lo hicimos, y lo vamos a seguir haciendo, porque honramos el mandato que nos dieron los vecinos,  que dijeron basta y empezaron a cambiar la historia.

 

Así fue como honramos nuestro legado, y pusimos en marcha el plan de iluminación más grande desde 1886.

 

Todos estos hechos no existirían, si no hubiéramos priorizado la transparencia. La rendición de cuentas. Las reglas claras.

 

No hay vuelta atrás. Esto cambia para siempre la manera en que los servidores públicos rendimos cuentas frente a la gente.

 

Así las cosas, el último año de nuestra primera gestión al frente de la ciudad de La Plata será una síntesis de lo mejor que supimos hacer en los primeros años de gobierno.

 

Con aciertos y con errores, el 2019 nos encuentra fuertes, porque los cimientos que plantamos son indestructibles, porque estamos dejando al pasado cada  vez  más  lejos. Y porque marcamos un antes y un después en la manera de conducir una gestión.

 

Por eso vamos a seguir haciendo lo que hay que hacer para construir la ciudad que nos merecemos. Sigamos dando lo mejor de nosotros para honrar el mandato que nos dieron los platenses. Sigamos adelante a paso de vencedores.

 

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