El consumo, motor de la economía argentina de las últimas décadas, está frenado casi de forma definitiva. Esa es la conclusión a la que arriban desde el sector retail y las cadenas de supermercados cuando analizan los números de ventas del primer mes de 2019. Confirman, con cifras, que la tendencia negativa de 2018 se calcó en enero, con un factor clave que indica perpetuidad de la crisis: las ventas, sobre todo de alimentos y bebidas, caen no solo en unidades sino también en dinero.
Según datos a los que accedió Letra P y que corresponden a los grandes supermercados nucleados en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), 2018 terminó con una baja de 1,5 puntos en cantidad de transacciones (tickets) y con 12 puntos de baja en la facturación. En el detalle, se observa que las grandes superficies perdieron 0,7 puntos en ventas en relación al 2017, mientras que los comercios de proximidad resignaron un 1,8%. En materia de precios, las ventas crecieron 36,7%, cuando en 2018 la inflación superó el 48%, lo que revela una contracción también en dinero, en esta caso de 12 puntos.
No son pocos los sectores que le piden mayores estímulos y herramientas al ministro de la Producción, Dante Sica.
Hoy, el ticket promedio en grandes supermercados es de 1.000 pesos, mientras que sólo llega a 200 en comercios de proximidad. Esto representa una baja de 2,5 puntos si se miden unidades por ticket. Puesto en términos del negocio, la pandemia del consumo se ve en los balances: la más reciente, La Salteña, la firma que compró Molinos en los primeros días de 2019. En un informe a la Bolsa el 1 de febrero, la compañía blanqueó pérdidas de casi 350 millones de pesos en 2017 y 2018. Avisa allí que la crisis es tal que los obligó a aumentar los precios y hacer ajustes internos.
De todos modos, casi todos los rubros están penando. Incluso los premium, como espumantes, que retrocedió 20% en ventas todo el 2018. Cervezas, que venía bien, se frenó; y vinos tiene caídas globales del 8%, incluso en los productos de la gama más baja.
Los números de CAME.
Hace unas horas, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) compartió un diagnóstico con números similares a los de los supermercados. “Los comercios arrancaron 2019 sin cambios de tendencia. La venta de bienes en la modalidad online creció 4,8% mientras que la realizada en locales físicos retrocedió 11,6%. Se cumplieron así 13 meses consecutivos en declive”, resalta la entidad que comanda Gerardo Díaz Beltrán por medio de un comunicado. Y agrega que “enero se encontró con un cliente comprando lo justo y necesario, y un empresario dispuesto a vender como sea. Hubo grandes descuentos por compra en efectivo y facilidades de pagos con tarjetas, en muchos casos asumiendo los costos el negocio”.
En promedio, aclara CAME, las cantidades vendidas por los comercios minoristas descendieron 10% en enero frente a igual mes del año pasado, continuando con la retracción que se acentuó especialmente desde agosto. En enero, el 77,4% de los comercios consultados tuvieron bajas anuales en sus ventas, con una desmejora frente al 72,1% de diciembre. Sólo 15,5% creció y el 7,1% se mantuvo sin cambios. Los descensos más profundos se registraron en Bijouterie (-14,9%), Calzado y marroquinería (-14,8%), Muebles (-14,3%) y Bazares y regalos y Joyerías y relojerías (-13,8%).
Desde el Gobierno esperaban que las paritarias y la renegociación de plus salarial tuviera impacto en el consumo, pero en las empresas descartan ese efecto. De hecho, hay sectores que sostienen que es necesario que el Ejecutivo habilite el pago en cuotas en otros rubros que los pautados, dado que hay mercaderías más caras que no tienen salida hace meses. Así, se espera que el 2019 sea, una vez más, un año con malos números para el consumo básico.