Ante el nuevo episodio de la política de desarme de la “bola de nieve” de las Lebac, el Banco Central había previsto para el último martes una fuerte batería de medidas para evitar una nueva escalada del dólar, alimentada, justamente, con los pesos que recibirían quienes no renovaran aquellas posiciones. Para eso, en los días previos intervino en el mercado cambiario con ventas directas de reservas por cientos de millones de dólares (a fin de desinflar las expectativas de una mayor devaluación), incrementó en cinco puntos más los encajes bancarios a fin de secar la plaza y, por último, aprovechó la puesta a disposición de los inversores de las Letras de Capitalización en pesos (Lecap) para atraerlos con fuertes tasas de interés. Con todo ese arsenal, la renovación de las Letras del Banco Central resultó prácticamente total, lo que evitó el temido pase masivo al dólar, y genera ahora esperanzas de que, por fin y después de cinco meses de zozobras, la corrida contra el peso se empiece a superar. ¿Será así?
Varios economistas habían advertido en la previa que la jugada era de alto riesgo, dados los antecedentes inmediatos. Un combo similar, en agosto, había terminado de manera muy negativa: un nuevo episodio de corrida cambiaria terminó con el dólar un 30% más arriba. Esta vez, sin embargo, la situación es diferente y muchos ven, algunos desde lo estrictamente financiero, la luz al final del túnel.
“Esta vez, el desarme de Lebac fue un poco más ordenado que el del mes anterior y el Tesoro logró colocar las Lecap, por lo que quedaron pocos pesos circulantes. El stock de Lebac en dólares ya es poco significativo, lo que permite dar vuelta esa página, que estaba en el primer compromiso con el Fondo Monetario”, le dijo a Letra P el economista del CeSur Amílcar Collante.
“Además, los precios de algunos papeles estaban muy atrasados y la tasa de interés pasó a ser atractiva para inversores extranjeros”, explicó, para dar cuenta de la distensión del clima financiero.
En efecto, uno de los rasgos más salientes de los últimos días fue la reducción del riesgo país (el diferencial de rendimiento entre los títulos argentinos a diez años en comparación con los Bonos del Tesoro de Estados Unidos) desde unos 700 puntos básicos a un entorno de 620. Si bien aún es muy alto y obligaría al país a tomar deuda a casi el 9% en dólares, la baja es sensible.
La difusión del dato de que el déficit primario y financiero se achicó más del 50% con respecto a agosto del año pasado también sirvió para consolidar la tendencia.
“En el plano internacional, hay una vuelta a emergentes, una tendencia dentro de la que entra la Argentina. Los capitales sobrerreaccionaron al bajarnos el pulgar antes y ahora pasa todo lo contrario”, dijo Collante.
“En el mercado de bonos y acciones nada baja siempre y en forma continua y se había llegado a precios interesantes (para comprar), con un riesgo país que había escalado en demasía. Por eso, ante la posibilidad de un rebote, empiezan a aparecer los buscadores de oportunidades”, le dijo a Letra P el analista financiero Christian Buteler.
“Obviamente hay un cambio, pero no me animaría a hablar de una nueva tendencia sino, por ahora, a constatar que hay un rebote”, añadió.
Lo que parece retornar es el conocido carry trade, la bicicleta que consiste en posicionarse en pesos, a altas tasas, especulando con que estas superen la evolución del dólar, para luego volver a esa moneda y, eventualmente, salir del mercado con fuertes ganancias. Con las Lebac en pleno desarme, el nuevo “pedal” son las Lecap.
Con las Letras de Capitalización en pesos (Lecap), el Tesoro logró colocar el miércoles más de $107.000 millones de deuda. De ese total, $42.712 millones fueron a 132 días al 49,99% anual, $20.624 millones a 160 días al 48,91% y $44.038 millones a 374 días al 50,51%.
“Muchos aprovecharon para pasarse a Lecap al 50%, que es una tasa más que interesante con el dólar a $40. Son apuestas… Hay que tener en cuenta que en las Lebac ya no hay muchos minoristas sino más bien inversores internacionales cuyos fondos de tesorería se manejan en pesos y están matcheados con gastos en pesos, por lo que buscan tasa y ya no dolarizarse”, detalló Buteler.
¿Por qué una tasa del 50% resulta tan atractiva cuando se supone que la inflación del 2018 apunta al 45%? Básicamente, porque el mercado comienza a percibir que el dólar fue mucho más allá de lo esperado y entonces lo importante no es tanto la comparación tasa-inflación sino tasa-dólar, que es lo que permite al final del carry realizar ganancias en esa divisa.
Martín Alfie, economista jefe de Radar Consultora, le dijo a este portal que el cambio de clima se debe a “una sumatoria de elementos”.
“En primer lugar –señaló- el Banco Central tuvo una intervención más consistente en los últimos días. Y también apretó a los bancos. Segundo, se dice que (el miércoles) entraron 1.000 millones de dólares para hacer carry, algo que en el corto plazo ayuda a frenar la corrida”.
El problema es que “esos capitales, que son muy volátiles, pueden darse vuelta de un momento a otro y salir de nuevo, como ya pasó”.
“De cualquier manera, la perspectiva es bastante mejor que hace un par de semanas. Ahora hay que ver cuánto tiempo se mantiene”, estimó.
Otro dato positivo para el mercado fue la aparición del portavoz del Fondo Monetario Internacional Gerry Rice, quien dijo que aunque “no tenemos todavía una fecha” para la conclusión de las nuevas negociaciones, "queremos reiterar que nuestro ánimo es de apoyo total a la Argentina y a los argentinos. El FMI apoya completamente los esfuerzos (del Gobierno) y queremos hacerlo tan pronto como sea posible". “Somos conscientes de la urgencia", añadió.
De acuerdo con el vocero, las recientes gestiones en nuestro país del jefe del caso argentino en el Fondo, el italiano Roberto Cardarelli, llevaron a “importantes progresos para reforzar la política económica argentina apoyada por el acuerdo de stand-by con el FMI.
“Refuerzo” podría ser la palabra clave. Para algunos traders, el nuevo programa pasaría de los 50.000 millones de dólares del viejo Stand-by a unos 70.000 millones en el nuevo, de modo de que el anticipo de fondos previstos para 2020 y 2021 al año próximo no deje desnudo el período posterior.
Buteler, con todo, advirtió que “hay que evitar caer el error de pensar que esto ya terminó. El camino es paso a paso, día a día, y robustecer las medidas que van mejorando la situación. La realidad es que los problemas siguen estando, la inflación nos va a seguir golpeando, el 120% que subió el dólar es una locura y la recesión está instalada. Entonces, que tengamos un rebote en el mercado financiero después de las brutales bajas que hemos tenido es algo bueno pero tampoco marcha que es el final de todos los problemas ni mucho menos”.