La decisión del juez federal Claudio Bonadio de pedirle al Senado el desafuero de Cristina Fernández de Kirchner es el preludio de una segunda jugada: cuando menos, el allanamiento de su domicilio y, en un extremo, ordenar su detención por la causa de “los cuadernos del chofer”.
Para lograrlo, sin embargo, necesitará el aval de los senadores peronistas comandados por Miguel Ángel Pichetto, cuya tesitura de que los desafueros solo deben ser concedidos cuando exista sentencia firme hasta ahora le ha cerrado la puerta a ese tipo de pedidos, incluso en el caso de la ex presidenta.
El historial de Pichetto, al respecto, es claro. En una entrevista que concedió a Letra P en abril último señaló que “no me gusta que los ex presidentes sean perseguidos judicialmente” e incluso fue más allá, al señalar que algunas causas contra la ex mandataria “son de naturaleza política”, aunque otras “deberá explicarlas”.
Para ampliar su punto de vista, hizo un paralelo con la situación de Luis Inácio Lula en Brasil, cuyo arresto, reciente entonces, calificó de “tragedia para la democracia latinoamericana”.
En diciembre del año pasado, el propio Bonadio había pedido el desafuero de Cristina Kirchner tras procesarla por traición a la Patria en el marco del supuesto encubrimiento de los iraníes acusados por la voladura de la AMIA, según surgía de la denuncia de Alberto Nisman. En la ocasión, Pichetto salió entonces al cruce de esa pretensión al explicar que "entendemos que no corresponde el pedido de prisión preventiva porque la ex presidenta ha estado siempre ajustada a derecho; acaba de asumir un cargo institucional en el Senado y no creemos que haya presunción de fuga".
Cabe recordar que una vez que el magistrado presente el pedido de desafuero, la cámara tiene 60 días para expedirse.
En aquella ocasión, Pichetto expresó un punto de vista tanto personal como de la bancada que conduce. El senador salteño Rodolfo Urtubey también opinó entonces que "la prisión preventiva no es central para la prosecución de la causa. Es una medida excepcional. Sigo sosteniendo el principio de carácter judicialista (sic) que sostuve con anterioridad, en orden a que el desafuero procede ante la evidencia concreta de una sentencia firme, como lo hizo la Corte en el caso (de Carlos) Menem", cerró Urtubey, en referencia al debate del Senado sobre el pedido de desafuero contra el ex presidente.
La coyuntura, sin embargo, ofrece matices relevantes. Por un lado, Pichetto busca lanzar una campaña presidencial para la que parte con números muy bajos, que le hacen recomendable levantar su perfil. Reforzar ante la opinión pública su distanciamiento de la ex presidenta podría ser un bueno modo de hacerlo.
Una eventual prisión preventiva de Cristina Kirchner, por otro lado, sacaría de la cancha a la precandidata peronista que mejor mide en los sondeos, permitiendo un realineamiento fuerte de cara a la presidencial de octubre del año próximo.
Por último, la presión por la divulgación de los cuadernos de quien fuera el chofer del número dos de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación K es una causa mucho más pesada que la que Bonadio planteó con sus procesamientos por traición a la patria, algo más que forzado para numerosos juristas.