Nueve policías bonaerenses fueron asesinados en lo que va del año y la cifra ya supera a la cantidad de efectivos caídos en todo 2017. Ese año, siete oficiales habían perdido la vida en diferentes hechos de inseguridad.
El pasado fin de semana asesinaron en un lapso de 12 horas a dos policías mujeres: Lourdes Espíndola (25), en Ituzaingó, y Tamara Ramírez (26), en Almirante Brown. Sus homicidios conmocionaron a la sociedad y elevaron el índice de una de las cifras más preocupantes.
Según un conteo de La Nación, los asesinatos de estas dos jóvenes llevaron a nueve la cantidad de uniformados caídos en los primeros siete meses. En igual período de 2017 habían sido cuatro, menos de la mitad que ahora.
Si se mantiene esta proyección, las cifras podrían alcanzar e incluso superar las estadísticas de 2009 y 2010. Durante esos años se cometieron15 y 13 crímenes, respectivamente, y marcaron los años más sangrientos para la fuerza.
Tras la muerte de las jóvenes oficiales, comenzó a circular en las redes sociales una convocatoria a una concentración en el Obelisco para el 18 de agosto bajo el lema #NiUnPolicíaMenos.
En medio de la angustia de los familiares de las policías asesinadas, las declaraciones de un funcionario bonaerense despertaron la polémica.
El secretario de Política Criminal bonaerense, Francisco Pont Vergés, aseguró que "el delito tiene esas cosas de rachas estacionales, de varios hechos que impactan en la sociedad".
Ante estos dichos, el procurador general bonaerense, Julio Conte Grand, calificó de “desafortunada” la frase y dijo que "no corresponde hacer una manifestación sobre las situaciones de homicidios o delitos en general de esa manera".