El jefe de Gabinete, Marcos Peña, contradijo este martes al ministro de Hacienda y súper ministro del área económica, Nicolás Dujovne, al lanzar la idea de un incremento de los impuestos a la compra de pasajes al exterior, al señalar que la misma "está sobre la mesa”.
“Algunos sectores lo vienen planteando por el tema de déficit de cuenta corriente que tenemos", añadió en declaraciones a radio La Red, en referencia al fuerte desequilibrio del saldo de divisas del país, sobre el que tiene alto impacto el gasto en turismo emisor.
"Es una de las cosas que se analizará en un contexto de discusión más amplia sobre cómo bajar el déficit fiscal", añadió.
En enero del año pasado, el Gobierno de Mauricio Macri elevó del 5 al 7% la alícuota del impuesto a esos pasajes, y estudia ahora llevarla al 15%, según trascendió, como manera de encarecerlos y desalentar los viajes.
La balanza de cuenta corriente incluye el intercambio comercial y de servicios, como el turístico, con el mundo, y representa el saldo neto total de la salida e ingreso de divisas duras.
Sin embargo, durante una conference call con inversores internacionales, Dujovne había dicho el lunes que "no estamos ni cerca de poner controles de capitales y tampoco consideramos poner un impuesto al turismo en el exterior".
El solo hecho de que el tema haya salido en ese contexto explica por qué el Dujovne se pone tan vehementemente a la idea. Para él, según supo Letra P, sería una señal “demasiado kirchnerista” que no está dispuesto a convalidar.
En el transcurso de esa teleconferencia -el comienzo de un camino que el responsable de Hacienda espera que lleve a restaurar la confianza del mercado en el Gobierno-, Dujovne explicó asimismo que espera que el déficit de cuenta corriente se reduzca este año de más del 5% del PBI de 2017 a un 3% este año, básicamente debido a la fuerte suba del dólar, que desalentará las importaciones y los viajes al extranjero, además de, a mediano plazo, impulsar las exportaciones y la captación de visitantes en el país. Así, para Dujovne, la idea, además ser una mala señal, atrasa debido a que la devaluación ya la hace innecesaria.
Aunque el ministro hable de la impronta K de la iniciativa, economistas insospechados de esa tendencia para el mercado, como Carlos Melconian y Rodolfo Santangelo, propusieron hace tiempo algo todavía más radical: un desdoblamiento cambiario destinado a ofrecer un dólar turista más caro. Esa heterodoxia surgía de la alarma ante el rojo intenso que presentaba la balanza turística en un contexto de corrida contra el peso. Pero hoy la situación comienza a ser diferente con el dólar cotizando cerca de la barrera de los $30.
Así las cosas, ¿por qué el jefe de Gabinete salió a ventilar públicamente la idea?
En Jefatura de Gabinete le dijeron a Letra P que la misma surgió de los vicejefes, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, y que rápidamente fue aceptada por Peña.
Que este la exponga en público implica que pretende comprobar cómo cae en la opinión pública, dado que hay conciencia de que tocar el turismo al exterior tendría impacto especialmente en la clase media de las grandes ciudades, esto es en el electorado por excelencia de macrismo.
“Todos saben que sería una medida impopular para el votante de Cambiemos. Los que tienen plata en serio van a seguir viajando, pero el problema sería para el que hasta ahora viajaba gracias a las 12 o 18 cuotas”, explicaron.
“Por otro lado, es cierto que, en medio de lo que está pasando, los que piensan en viajar hoy son los menos”, agregaron.
Pero hay una razón más para explicar por qué Marcos Peña sale públicamente con la idea, aun al costo de exponer una vez más un rasgo del Gobierno que el mercado ya empieza a observar con desagrado: la deliberación pública de las medidas, algo que muestra poca cohesión y coordinación.
“Es una muestra de los contrapuntos que hay dentro del Gobierno. Obviamente, ver las contradicciones internas en público no es bueno para la credibilidad del equipo económico, porque da cuenta de un cierto grado de improvisación que es perjudicial para anclar las expectativas”, le dijo a este medio el economista del CeSur Amílcar Collante. El especialista, además, puso en duda la efectividad de la iniciativa. “Si te dicen que van a aumentar los pasajes al exterior pero ya tenías decidido viajar, lo más probable es que adelantes las compras para que no te agarre el impuesto”, explicó.
Entonces, se trata, bajo la superficie, de algo más: un modo de medir fuerzas y de volver a buscar un lugar de preeminencia que sabe que perdió con el fracaso del plan del Día de los Inocentes del año pasado, cuando él y sus dos laderos le impusieron a Federico Sturzenegger una modificación al alza de la meta de inflación y un relajamiento de la política monetaria.
Aquello contribuyó y mucho a la actual crisis financiera. Sturzenegger terminó eyectado del Banco Central, pero Quintana –uno de los inspiradores de esa política- directamente cayó en desgracia y el propio jefe de Gabinete sufrió un recorte de su influencia.
Que Peña, hasta hace no mucho todopoderoso, deba marcar territorio ante el avance de un ministro que, por súper que sea a priori es un subordinado, es una confesión implícita de debilidad ante un embate interno que percibe como preocupante.
En el ida y vuelta de ideas y posibles medidas se juega mucho más que el costo de viajar a Europa o a Estados Unidos.