Desde diciembre de 2015 el mercado de radios está sacudido por una crisis económica y laboral profunda y oscura. Despidos, pago de sueldos en cuotas y cierre de emisoras forman parte de una secuencia de acontecimientos que precarizan y pauperizan el desarrollo artístico y comercial de una industria que llega al 70% de los argentinos. Sólo en Buenos Aires, los conflictos de Radio América, Rivadavia, Del Plata y El Mundo dan cuenta de una situación crítica. A ellas pueden sumarse las emisoras del Grupo Indalo (Radio 10, Mega, Pop, Vale y One), AM Belgrano 950 y Splendid.
El cambio de gobierno marcó un quiebre en el andar de muchos medios. La transformación del contexto y mapa político alteró fuertemente los esquemas de sostenibilidad económica de muchas radios. A las modificaciones regulatorias –que, entre otras cosas, flexibilizaron las condiciones para la compra-venta de licencias y para la retransmisión de contenidos en una red de emisoras- debe sumarse el cambio en la distribución de la publicidad oficial y la concentración de las tres administraciones más importantes (Nación, CABA y Buenos Aires) bajo un mismo color político.
El funcionamiento pauta-dependiente de algunos grupos, la gestión con fines políticos de otros y los guiños estatales que saltan la grieta para la libre acción empresarial se ubican entre los principales motivos de esta crisis. En el medio quedaron y quedan los trabajadores. ¿Qué tienen en común cada uno de los casos? ¿Cuál fue el rol estatal en estos procesos desde el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) y el Ministerio de Trabajo?
AMÉRICA. Radio América marcó el camino en 2016. Sus dueños, Sergio Szpolski y Matías Garfunkel del Grupo Veintitrés, se fugaron en enero de 2016 y vaciaron todos sus medios. Algunos fueron vendidos (Rock and Pop, Splendid, Vorterix, CN23), otros se transformaron en cooperativa gracias a la perseverancia de sus trabajadores (Tiempo Argentino) y Radio América se apagó. En el medio, Mariano Martínez Rojas se presentó como el comprador pero nunca presentó los papeles. Llegó a tomar por la fuerza los estudios y la planta transmisora. El ENACOM declaró la caducidad de la licencia luego de la quiebra de Desup (empresa licenciataria) y el concurso fue ganado por la Editorial Perfil, de Jorge Fontevecchia. Su compromiso de incorporar al personal técnico de la radio aún no se hizo realidad. Medio año después de su adjudicación, la radio sigue en silencio.
Omar Rulli, histórico operador de Radio América, cuenta que fueron 118 los trabajadores víctimas del vaciamiento y que una práctica habitual y sostenida en el tiempo de Szpolski y Garfunkel era el incumplimiento en el pago de aportes previsionales. También que sirvieron de poco las reuniones con el Ministerio de Trabajo y el ENACOM. “Cuando fuimos al ENACOM, (Miguel) De Godoy nos dijo que no podía hacer nada, que los papeles estaban a nombre de Eurnekián. Después en el Ministerio de Trabajo nos negaron el REPRO, que sí le dieron a Tiempo Argentino por ser cooperativa, después de meses dando idas y vueltas. Solo nos dieron por tres meses una suma de 3.500 pesos a cada uno de los trabajadores cuando sostuvimos la radio al aire un año entero. Tenemos 14 actas del Ministerio del Trabajo en distintos meses donde no nos decían nada”.
SPLENDID. Otra emisora del Grupo Veintitrés era Splendid (AM 990). Fue transferida junto a su FM hermana, Rock and Pop (95.9), a Fénix Entertainment Group (FEG) de Marcelo Fígoli a principios de 2016. Hasta ese momento la empresa no tenía trayectoria en medios, sí en producción de espectáculos en vivo. En 2017 la radio fue traspasada al empresario Arturo Rubinstein (Blue Capital) y devuelta a FEG a finales del 2017. El mes pasado, Fénix anunció que sumaba a su cartera el gerenciamiento artístico y comercial de la histórica Radio Colonia (AM 550) y su FM. Ambas son frecuencias uruguayas.
Daniel Túñez es uno de los delegados de los trabajadores de las radios Splendid y Rock And Pop. Su descripción de la situación laboral es lapidaria. “A pesar de estar en convocatoria de acreedores, la empresa sigue incumpliendo. Están obligados a cumplir con pagar en tiempo informa los sueldos, aportes jubilatorios y sindicales. Seguimos cobrando en cuotas. Por convenio tenemos que cobrar como máximo el cuarto día hábil y el próximo mes cobraremos el octavo y un 50%. Desde que tomaron la radio echaron a 61 personas. Cambiamos de gerente general de la radio más que de ropa interior.” Además, señala que la intervención estatal no genera buenos resultados. “Los empresarios no respetan una ley, ni siquiera al Ministerio de Trabajo. Lo único que hacen es retarlos. Vamos, discutimos pero seguimos igual. No solucionan un solo problema. El contexto y lo sucedido con Radio América funcionan como escarmiento”.
RIVADAVIA. En Radio Rivadavia la situación es más crítica, la empresa titular de la licencia está en quiebra y tanto la AM 630 como la FM 103.1 son administradas por un juez. Desde finales de los 80, Luis Cetrá fue el dueño de Radio Emisora Cultural SA. Las irregularidades en el pago de los salarios son históricas pero se agravaron en 2016. En agosto de ese año, los hermanos Guillermo y Fernando Whpei compraron el 70% de las acciones. Organizaron una grilla competitiva y pagaron los sueldos, pero la quiebra decretada por una deuda de casi 2 millones de pesos con SADAIC frenó el proceso. A finales de abril el Grupo América presentó un plan de pagos a los trabajadores para quedarse con la radio por una antigua deuda de Cetrá con Daniel Vila. A más de un mes del anuncio del desembarco de los empresarios mendocinos, la operación es una incógnita y la radio sigue administrada por un juez.
Los 90 trabajadores de Radio Rivadavia y FM Uno están expectantes después de varios años de conflicto. Cuando los problemas empezaron la planta de la radio, entre contratados y estables, era de 140 personas. Hoy, la quiebra paga los sueldos en cuotas semanales que no llegan a cubrir la mitad de los salarios. Daniel Ibañez es el Secretario General de la Seccional Radiodifusion de Asociación Argentina de Trabajadores de las Comunicaciones (AATRAC) y sostiene que “cuando los intereses son políticos, las radios dejan de facturar como corresponden. Se valen de la pauta oficial o de otros negocios de la política si sos oposición. Y le dan poca importancia al producto”. Como en otros casos, aunque no les paguen los trabajadores sostienen la emisora al aire como una forma de proteger la fuente laboral. “Para nosotros es muy importante que la radio siga funcionando, porque una vez que se apaga no se prende más, como América. A partir de eso nosotros cambiamos la metodología y mantenemos la radio encendida aunque no cobremos”.
EL MUNDO. Radio El Mundo es la emisora más longeva de las mencionadas. Sus dueños desde 2014 y hasta enero de este año fueron empresarios y personajes ligados al ex Ministro de Planificación, Julio De Vido. El entramado empresario incluyó a distintos empresarios y funcionarios como la familia Vignatti, José María Olazagasti y Alfredo Lijo. En enero de 2018 decidieron abandonar la radio. La IGJ aprobó la transferencia de la empresa que gestiona la licencia –propiedad de Difusora Baires, dueña de Radio Disney (FM 94.3)- a otro empresario de dudosa procedencia: Eduardo Martín Rodríguez Flores. Desde entonces, este empresario vive dentro del edificio de la radio, intentó despedir trabajadores y no paga los salarios.
Son 80 los trabajadores que están en conflicto con Rodríguez Flores, quien vive dentro de la radio, alquila espacios de la programación y ni siquiera paga internet para el normal funcionamiento de la emisora. Juan Pablo Peralta es uno de los referentes gremiales de El Mundo y cuenta la situación: “Tuvimos más de 15 audiencias en Ministerio de Trabajo y lo único que se hacía era correr la fecha de pago. Ahora estamos reincorporados pero el acta del Ministerio dice que no estamos obligados a ir porque no nos puede pagar. Una locura. Nosotros dirigimos todas las cartas a Disney porque es la licenciataria. Disney les está pagando a 23 personas que hace unos años no se quisieron pasar a Fio Fio Producciones S.A”.
BELGRANO. En Radio Belgrano la situación fue menos conflictiva, más rápida y con resultado incierto. La emisora es propiedad de Jorge Brito, dueño de Banco Macro, quien la compró en 2014 a otro banquero, Raúl Moneta. Desde marzo de 2018 la emisora cerró su programación y sólo emite música. Distintas versiones aseguran que una vez terminado el Mundial de Fútbol de Rusia, Turner asumirá la gestión artística y comercial de la frecuencia para lanzar la versión local de CNN Radio.
INDALO. Las emisoras del Grupo Indalo se vieron envueltas en distintos rumores de venta durante 2017. A la frustrada compra del Grupo Terranova se le precipitó el encarcelamiento de sus dueños, Cristóbal López y Fabián De Souza, por una evasión de impuestos billonaria. En el medio, Ignacio Rosner, empresario representante del fondo OP Investments, aseguró ser el comprador del grupo aunque su salida en marzo de 2018 dejó dudas sobre sus verdaderas intenciones y el rol que ejerció durante los cinco meses que duró su excursión.
Pablo Barbara, uno de los representantes de los trabajadores de las radios, cuenta que se sienten algo privilegiados en el actual contexto ya que, si bien lo hacen en cuotas y fuera de término, cobran sus sueldos cuando las radios están en concurso de acreedores. “No hay perspectivas de mejoras, nadie te dice que va a haber despidos o retiros voluntarios. Hay que aguantar el pago en cuotas para seguir adelante. Nos dicen que el llamado a concurso es para ordenar todas las deudas. Eso por un lado genera tranquilidad pero también incertidumbre. Hay que elegir entre estar mal o muy mal, te ponen en una situación difícil. Siempre dijimos que lo de Radio América era un ensayo, ver hasta dónde pueden tirar de la cuerda y ver las consecuencias. Como no pasó nada, siguieron.”
DEL PLATA. El último caso es el del conflicto más extenso y actual: Radio Del Plata. Sus dueños son Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra de la constructora cordobesa Electroingeniería. La radio de la calle Gorriti comenzó un largo proceso de vaciamiento artístico y laboral en 2016, en pleno auge de audiencia (llegó a estar segunda en el ranking de las AM). Con dificultades y conflictos para el pago de los sueldos a contratados y trabajadores de planta permanente, las figuras de su programación se alejaron y, como en un círculo vicioso, la situación se agravó mes a mes. Las últimas noticias indican que la empresa paga el 50% de los sueldos y en cuotas mientras el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria luego del despido de 42 trabajadores de un total de 108.
Nicolás Trinchero es uno de los delegados gremiales de la radio y cuenta que la situación es preocupante porque el contexto actúa como aleccionador. Una vez dictada la conciliación obligatoria por el Ministerio de Trabajo, los gremios aguardan la apertura de una instancia de negociación para tratar los casos de los despedidos individualmente y que, si es necesaria una reestructuración de la planta, sea de una forma ordenada y justa. “Hoy en día el rubro tampoco es seguro que vas a encontrar trabajo en otro lado. Tenemos reuniones con el Ministerio de Trabajo casi semanalmente. Cada vez deben más y siempre hay un problema nuevo para discutir. Lo único que hizo el Ministerio es mediar cordial y diplomáticamente. Te dicen que si imponen sanciones económicas a la empresa se corre el riesgo de llegar a la quiebra y que no cobre nadie. Los empresarios dicen que no tienen plata, le echan la culpa a (el presidente, Mauricio) Macri pero cuando reiniciaron las obras con el Gobierno no pusieron la plata”.
La situación de las radios no parece tener una salida sencilla. Emisoras silenciadas, con quiebras decretadas o en concurso de acreedores. Licencias a nombre de empresarios que se alejaron del mundo de los medios hace 20 años. Testaferros y vaciadores que entran y salen de las radios como si nada. Muy pocos empresarios pagan las consecuencias de su accionar (Martínez Rojas y Cristóbal López). El Ministerio de Trabajo ampara los desmanejos empresarios y desprotege a los trabajadores que pierden indemnizaciones, sueldos y derechos. El ENACOM no controla el accionar privado sobre un recurso de propiedad pública clave para el ejercicio individual y social del derecho a la libertad de expresión. Los dueños de las radios despiden, incumplen obligaciones, fugan y se escapan con escuetas penalidades. Los políticos y los empresarios se adueñan de la radio para volverla, cada día más, un espacio de negocios turbios que da la espalda a audiencias y trabajadores.