CAMBIO DE MANDO EN PARAGUAY

Entra en crisis el plan de Cartes para ser senador y condicionar a Abdo

La Cámara alta no dio quórum para tratar la renuncia del presidente, clave para poder asumir como legislador. Los senadores "abdistas" se alinearon con los opositores en el faltazo.

Parecía que el camino iba a ser fácil. De hecho, hace pocos días el presidente paraguayo, Horacio Cartes, anunció formalmente la renuncia a su cargo para poder asumir como senador. Sin embargo, la sesión del Senado convocada para el último miércoles para tratar el tema se cayó por falta de quórum y no hay certeza de cuando volverá a reunirse.

 

Tras el derrocamiento de Alfredo Stroessner en 1989, Paraguay modifico la Constitución y, entre otros puntos, se resolvió prohibir la reelección presidencial para evitar la reiteración de la experiencia de los 35 años de dictadura. En la misma línea, se estableció que los ex presidentes, una vez cumplido su mandato, pasarían a ser senadores vitalicios, lo que implica integrarlos al cuerpo con voz pero sin voto.

 

Hecha la ley, hecha la trampa. Amparándose en que la Constitución no dice que los ex presidentes no pueden ser senadores “normales”, es decir con voz y voto y electos democráticamente, Cartes (que además quiso modificar la cláusula de reelección y tuvo que dar marcha atrás) se postuló como candidato a senador por el Partido Colorado. Para eso, logró que la Suprema Corte lo avalara a él y otro ex presidente colorado, Nicanor Duarte Frutos, que integró la misma lista de candidatos a la Cámara alta.

 

También Fernando Lugo es senador “normal”; de hecho es el presidente del cuerpo y debía presidir la sesión de aceptación de la renuncia de Cartes. Sin embargo, en su caso, aduce que la Constitución establece la senaduría vitalicia para los ex presidentes que “no hayan sido destituidos”, cosa que a él le ocurrió en junio de 2012, en una sesión “express” que generó mucho rechazo no tanto por su legalidad, pero sí por su legitimidad.

 

 

También Duarte Frutos queda expuesto en esta situación, aunque a diferencia de Cartes no debe renunciar a ningún cargo. Duarte Frutos vivió una experiencia similar a la del actual mandatario en 2008, cuando tampoco el Senado le aceptó su renuncia como presidente y, por el contrario, hizo jurar a su suplente en la lista de senadores, pese a que la Corte también había fallado a su favor.

 

El presidente electo el 22 de abril,  Mario Abdo Benítez, es colorado como Cartes, pero de otra línea interna, Colorado Añetete ("Colorado auténtico"), y recela al punto que en diciembre pasado enfrentó y derrotó en elecciones internas al delfín presidencial, Santiago Peña. Luego, la necesidad de ganar las elecciones los llevó a unirse y hacer campaña juntos, pero en la sesión del miércoles los senadores de Añetete, junto a los de la oposición liberal y de izquierda, se ausentaron y no dieron quórum.

 

¿Cómo sigue la historia? En principio, puede haber acuerdo y consecuentemente sesión en cualquier momento hasta el 1 de julio, cuando deben jurar los senadores electos en las elecciones de abril. Por ahora, como el vicepresidente Juan Afara también renuncio para ser senador, la ahora ex jueza de la Suprema Corte María Pucheta asumió como vicepresidenta y debería ser presidenta interina hasta el 15 de agosto cuando asuma Abdo Benítez.

 

 

 

Pero en diálogo con Letra P, el analista político Marcos Cáceres señaló que la suerte de Cartes ya está echada. "No va a poder asumir como senador, quedará en un limbo porque no lo van a dejar jurar. Los senadores que no estuvieron difícilmente revean su postura”, dijo. ¿Qué llevó a Abdo Benítez a darle “libertad de acción” a sus senadores fieles y consecuentemente romper el acuerdo con Cartes, dejándolo fuera del Senado? Para Cáceres, es producto de una evaluación “sobre si Cartes es más peligroso para su futuro Gobierno dentro o fuera del Senado”.

 

La historia aún no se cerró, pero todo indica que la evaluación es que Cartes es más peligroso adentro. En rigor, el empresario y exdirigente deportivo nunca renunció a sus ambiciones de volver al Palacio de López y había consenso en los círculos políticos de Asunción de que, mas temprano que tarde, habría una Asamblea Constituyente que eliminaría las restricciones a la reelección para permitirle a él (y a Lugo y al propio Abdo) volver a presentarse a elecciones. Ese consenso hoy está, al menos, en duda.

 

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