Con una reunión de cúpula que tuvo un presentismo casi perfecto, y en medio de la corrida cambiaria que expone el momento más delicado del gobierno de Cambiemos en lo que lleva de gestión, la Confederación General del Trabajo (CGT) acordó poner en marcha movilizaciones sectoriales y "empezar a trabajar en la realización de un paro general".
El vertiginoso escenario económico, signado por el aumento de tarifas y las malas noticias económicas, enfrió el clima de peleas internas de la CGT y cerró filas entre la dirigencia que busca devolver el golpe que provocó la decisión del Ejecutivo de girar el proyecto de reforma laboral al Congreso.
No obstante, los jefes sindicales siguieron adelante con la definición de renovar las autoridades y reiteraron que el 22 de agosto realizarán un Comité Confederal, posterior a un Congreso, sobre el que no se especificó fecha.
Todos los dirigentes consultados coincidieron en dos elementos que marcaron a la reunión. Por un lado, el encuentro se desarrolló en un buen clima -"hace mucho que no había una reunión de directiva tan fluida", dijo un gremialista- que sólo se interrumpió por las críticas al gobierno. Al mismo tiempo, hubo acuerdo en que, dure lo que dure la actual conducción, hay que abrirle las puertas a los sectores que hoy no participan en el Consejo Directivo. Los más mencionados a incorporar fueron el Movimiento de Acción Sindical que conduce Omar Viviani, las fracturadas 62 Organizaciones Peronistas y la Corriente Federal de los Trabajadores.
La conducción sindical difundió un documento rechazando la reforma del gobierno pero también los aumentos en los servicios públicos, como principales cuestionamientos a la política oficial que, anticiparon, van a enfrentar "con todas las medidas de acción sindical que se consideren necesarias para expresar el rechazo de los trabajadores a esta política económica que agudiza las desigualdades".
"Reclamamos enfáticamente la corrección de las políticas públicas en relación a las tarifas de todos los servicios públicos, (rechazamos) el intento de modificar la legislación laboral, que se atienda con urgencia las necesidades de largamente postergadas de los jubilados y los trabajadores sin trabajo".
"Acordamos medidas progresivas que desemboquen en un paro general", señaló un miembro del Consejo Directivo y confirmó que darán un primer paso en ese sentido: en el mismo momento que se reunía la directiva de la central, la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) que lidera el triunviro Juan Carlos Schmid, primereó y anunció que se movilizarán este viernes al Ente Regulador de la Energía (ENRE) para repudiar el tarifazo.
“Millones de argentinos padecemos, más que un ajuste económico, un verdadero estrangulamiento de nuestras condiciones de vida. Su fruto se destina a enriquecer a sectores amigables del poder, como las mineras, el juego y las finanzas, que se han beneficiado de quitas de retenciones y la desregulación de sus actividades”, expresó Schmid.
El acuerdo de todos los sindicatos es, como mínimo, movilizar a sus cuerpos orgánicos a las convocatorias sectoriales que van a ser respaldadas por toda la central. A la movilización de los gremios del transporte, se evalúa que la semana que viene se sumaría una movilización del gremio de la construcción y protestas de los docentes. "Hay que calentar el ambiente, los paros no surgen de la nada y tenemos experiencias recientes que nos muestran eso. Sobre todo en este momento crítico de la central", señalaron.
La insistencia en plantear la necesidad de "construir el paro" surge de "la necesidad sindical de lanzar medidas con el consenso de todos los sectores" señaló otro dirigente a Letra P que resaltó que "en una situación económica tan delicada necesitamos medidas fuertes pero acordadas".
Entre las propuestas surgidas de la reunión de este jueves estuvo también la decisión de mandatar al triunvirato para iniciar reuniones con los bloques opositores de diputados y senadores para evaluar medidas parlamentarias para rechazar la reforma laboral enviada por el oficialismo.