Lo que el Gobierno esperaba quedó en un anhelo lejano. La apuesta a un miércoles cambiario calmo, post fin de semana XL, mutó en una jornada caliente en la que el dólar trepó 62 centavos y se fue a $21,52, nuevo récord histórico, y encendió las alarmas oficiales, que pasaron de nivel amarillo a naranja. En el Banco Central (BCRA) se sintió el sacudón, más allá de la intervención oficial que se dio en la primera parte del inicio de la rueda y que tuvo una embestida final cerca del cierre.
Desde el punto de vista política, el día caliente del súper dólar tuvo algunas lecturas compartidas entre Casa Rosada y los técnicos de los grandes bancos. En el Gobierno, que interviene en el BCRA por medio de la Jefatura de Gabinete, la orden fue clara: frenar la cotización no mucho más allá de los $21. O, en términos coloquiales, en "21 y pico". En el Gobierno entienden que esa es la barrera psicológica que, de superarse, terminaría complicando el fin último de Cambiemos del mes de mayo: que la inflación del período refleje una suba menor al 2%, cuando la de abril fue del 2,4%.
Si bien la moneda estadounidense no es el único factor que altera la marcha de los precios -ya se anunciaron aumentos en agua y subtes en mayo-, desconfían de la remarcación de aquellas cadenas con insumos importados, muchas de las cuales llevan alimentos y bebidas a las góndolas de los supermercados.
En los bancos, en tanto, afirman que la corrida de los últimos días no está planificada, pero sí refleja una mala señal: Desconfianza de consumidores e inversores ante los malos números de la inflación. Esto generó una dolarización, incluso, de los ahorros del colchón. En paralelo, los banqueros de la city afirman que “será muy difícil que baje del nivel que tiene ahora”.
En la jornada del miércoles, la entidad que conduce Federico Sturzenegger vendió 504 millones dólares, nivel más bajo que el promedio de los últimos tres días. En este sentido, en los bancos creen que la dilapidación de reservas es fuerte, pero “el Gobierno tiene la espalda para hacerlo”. Las mismas entidades se encargaron de desinflar un rumor que corrió fuerte, que muchas de ellas habrían restringido las compras de divisas vía home banking. Idea que también desmintió el BCRA ante la consulta de Letra P.
El tema del súper dólar argentino es furor, además, en el exterior. Los bancos empezaron a recibir llamados desde Brasil, con pedidos de diagnóstico de cómo y por qué está pasando lo que pasa en Argentina. Sorprendieron esos llamados, hacía tiempo que no ocurrían. La perspectiva del mercado, hasta el cierre, era que los próximos días deberían ser más calmos. Mismo pronóstico que se hizo en la previa al súper miércoles que derivó en el súper dólar.