Detrás de escena. el living de cambiemos

Nicky Caputo y Larreta, garantes del nuevo maquillaje

Los anuncios sobre una nueva "mesa chica" cosecharon escepticismo. Macri decide en soledad, pero dos miembros de su directorio más exclusivo le pidieron cambios. Recibieron gestos y nuevas incógnitas.

Mientras baja la espuma de los días más críticos que se vivieron en la Casa Rosada por la corrida cambiaria, los inquilinos del poder que reportan a Mauricio Macri admiten, en voz baja, que los cambios provisorios en la “mesa chica” de decisiones cuentan con dos garantes: el magnate Nicolás Caputo, amigo íntimo del Presidente, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodriguez Larreta. 

 

Se trata de dos de los socios fundadores de la aventura política que eligió el heredero más famoso de Franco Macri cuando decidió construir su partido político luego de la crisis de 2001 y tras presidir dos veces el Club Boca Juniors. El primero conoce a Macri desde su infancia, es millonario desde su nacimiento, como el jefe de Estado; fue su socio en distintas empresas, es accionista de Edesur (entre una decena de firmas que posee) y, hasta la penúltima campaña proselitista, fue el jefe de recaudadores de campaña del PRO.

 

A diferencia del bajo perfil que tiene Caputo, Larreta acompaña a Macri desde la creación de Compromiso para el Cambio (la marca inicial del macrismo) y desde diciembre de 2015 conduce la Ciudad de Buenos Aires, luego de ser jefe de Gabinete porteño durante ocho años.

 

Los dos son parte integrante de la prehistoria del PRO, antes de la incorporación del actual ministro coordinador, Marcos Peña.

 

Según pudo reconstruir Letra P, tanto Caputo como Larreta le reclamaron al Presidente que tomara nota de los cuestionamientos sobre el encerramiento de la “mesa chica” y el nivel “sezgado” de diagnósticos que barajaban sobre la situación política y económica. Larreta ocupa uno de los sillones públicos más importantes de ese espacio, junto a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, Peña y la posterior incorporación del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Ese quinteto cuenta con un omnisciente jugador en las sombras como “Nicky”, que tiene un acceso irrestricto a Macri que utiliza muy poco desde que su amigo alquila la Casa Rosada.

 

Los tres fantásticos. Macri, Larreta y Vidal son los dueños de los votos en Cambiemos.

 

 

ACCIONES DE ORO. “Yo no me reúno mucho con Mauricio, pero cuando lo veo, voy a fondo” es una de las frases que el millonario empresario le confiesa a sus allegados cuando le preguntan sobre el llamativo segundo plano que adoptó a partir del 10 de diciembre de 2015. Ese recurso fue utilizado con firmeza por Caputo a partir de los cimbronazos por la corrida cambiaria. Además de los diálogos privados, se dejó ver dos veces en una semana en la Casa Rosada. Y ratificó parte de sus críticas sobre el funcionamiento del Gabinete. Los hizo sin demoler a Peña, pero sin dejar de cuestionar el rol del “tridente” que se completa con los vicejefes: el secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana, y su par de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui.

 

“Para Macri, Nicky es su hermano y Marcos es un hijo”, definió un histórico escudero del PRO que engrosa la fila de malheridos que fueron apartados del entorno presidencial desde que Peña juró como ministro coordinador. Ninguno fue corrido sin el consentimiento de Macri, pero la administración de su entorno más inmediato corre por cuenta y orden del jefe de Gabinete. Sus defensores señalan hacia arriba cuando son consultados por la distancia que tiene Macri con sus viejos colaboradores de la gestión porteña. Otros exégetas sostienen que fue un reclamo de Peña para purgarlo de su pasado porteño, teñido por la audacia de Caputo para financiar campañas y el poder recaudatorio del Gobierno porteño con los contratistas de obra pública, viejos conocidos del clan Macri.

 

Ahora, esas responsabilidades en el control del Poder Ejecutivo ante la crisis reavivaron aquellas viejas vendettas de la corta historia del macrismo y alimentaron todo tipo de versiones sobre una partida de Peña, que en la Casa Rosada niegan con vehemencia.

 

 

Mi amigo del alma. Macri y Caputo.

 

 

PROMOVER PARA REMOVER. La firmeza con la que ratifican al ministro coordinador no incluye a Quintana, a quien le adjudican buena parte de la serie de errores cometidos en materia de macroeconomía, una de las áreas que sobrevuela el funcionario por encima del equipo económico. Su control derivó en una descarnada interna con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Los tironeos habrían trizado el aval de Macri y Peña a su favor y abrieron la puerta para una posible salida del cargo, o una partida elegante, al menos, sobre su injerencia en materia macroeconómica. 

 

En medio de esa tensión, apenas Macri dio por finalizada la crisis cambiaria, los voceros de la Casa Rosada anunciaron una presunta ampliación de esa mesa de cinco integrantes, con la incorporación del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y del ex titular de la UCR Ernesto Sanz. La milimétrica expansión del circulo áulico que rodea a Macri habla de su soledad para tomar decisiones. También de la necesidad estratégica del Gobierno por suplantar la ausencia de un partido que articule un programa de gestión con una virtual mesa de directorio donde sus integrantes comparten una coincidencia: el fiel vínculo que mantienen con el Presidente. Aún así, ningún funcionario consultado durante esta semana se animó a confirmar la duración e influencia de esa mesa de siete sillones. Cerca de Monzó confirmaron que fue incluido en ese ámbito, pero la efectividad de su reinserción sólo podrá comprobarse con el correr de los meses a partir de cambios en el Gabinete que expresen una nueva orientación o de mediaciones políticas para afrontar las consecuencias económicas del segundo semestre de este año, que, según admiten en Balcarce 50, será "muy duro". 

 

 

El padrino. Larreta cobija y promueve a Frigerio desde los 90.

 

 

SIMULACIÓN O CAMBIO. Como si fuera un gran living del poder, el Presidente controla varias "mesas chicas", sobre distintos temas, que le reportan directamente. La vieja mesa de "estrategia" que alguna vez tuvo a Caputo como crupier del PRO ahora sería la instancia de cinco macristas puros que sumará a un peronista y a un radical y que luego contará con otra, que incluirá a los gobernadores radicales Gerardo Morales (Jujuy) y Alfredo Cornejo (Mendoza), quien preside al Comité Nacional de la UCR. La presencia de esta nueva mamushka para decidir incluye otras instancias, con otros invitados, que aumentan las dudas sobre la relevancia de los anuncios deslizados por el Gobierno sobre la preeminencia de "la política" frente a la vehemencia de los CEOs. 

 

El derrotero de los próximos meses confirmará o desmentirá si el nuevo esquema es parte de una simulación para oxigenar a Macri en el áspero trance de su tercer año de mandato.  O se trata de la catalización de planteos subterráneos sostenidos por quienes hicieron valer sus acciones de oro en un directorio que Macri escucha sin obediencia. 

 

“Horacio tiene una excelente relación con Emilio y con Rogelio”, confirmó a Letra P un alto funcionario porteño que conoce a ambos desde que el actual titular de la Cámara baja fue incorporado al Gobierno de la Ciudad como ministro de Gobierno, una cartera que algunos bautizaron como “ministerio de asuntos peronistas”. Monzó fue ministro de Asuntos Agrarios bonaerense de Daniel Scioli hasta la crisis con el agro por la resolución 125. 

 

En el caso de Frigerio, el vínculo de Larreta tiene una larga historia que incluyó funciones del actual ministro como titular del Banco Ciudad y legislador porteño al frente de la estratégica Comisión de Presupuesto y Hacienda. Desde el desarrollismo que fundó su abuelo, Frigerio siempre fue contenido políticamente dentro de las alianzas porteñas del PRO por Larreta. Curiosamente, fue el alcalde quien recomendó a Quintana para formar parte del Ejecutivo en 2015. Lo conoce desde fines de los 90, junto a Vidal, en la Fundación Sophía, un think tank previo a la Fundación Pensar, donde llegaron a publicar un libro en coautoría sobre políticas sociales.

 

 


EL OTRO BLINDAJE. Así como el actual alcalde conoce a Monzó y Frigerio de la gestión capitalina, Caputo los sostiene y apoya desde entonces, además del canal directo que posee dentro del equipo económico, mediante su primo, el ministro de Finanzas, Luis "Toto" Caputo; o en las catacumbas de la Presidencia, a través de Silvia Majdalani, subdirectora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). La mujer, una de las primeras en el entorno de Macri, tiene una estrecha relación con Caputo desde la creación del macrismo porteño. En el primer piso de Balcarce 50 reconcen que "La Turca" se convirtió en la Señora Ocho con el aval de Caputo para acompañar a Gustavo Arribas, titular del organismo de espionaje dependiente de la Presidencia -otro amigo de Macri.

 

Con esos resortes y ese poder de fuego, Nicky es el principal mentor en las sombras del "ala política” que fue virtualmente relegada del entorno presidencial y registra su último punto de no retorno hace 45 días, cuando Monzó anunció que no buscaría la reelección como diputado nacional como una forma de blanquear su alejamiento de Cambiemos, pero dentro de un año y medio. Estuvo a punto de perder, en forma irreversible, el lugar expectante que alguna vez ocupó y que ahora podría recuperar. Junto a Nicolás Massot, actual titular del bloque del PRO en Diputados, fue el arquitecto electoral del macrismo en el interior del país y en la provincia de Buenos Aires, de donde fue extirpado por decisión y pedido de Vidal. En sus manos están las riendas de interlocución legislativa del PRO con los aliados que fueron tejidas en largas campañas, como el vínculo con Elisa Carrió que sembró Massot, potenció Monzó y ahora preserva y cultiva Larreta. 

 

En todas las hipótesis que barajan los voceros oficiales sobre cambios en el Gabinete, ninguna deja a Peña afuera. Su instalación pública, aún a pesar de su desgaste, es considerada un activo clave en el Gobierno dentro de la estrategia de construcción de candidatos a partir de la gestión. La salida de Quintana o su segundo plano serían un cambio de piel para el ministro coordinador, dentro de un reparto de poder en el que la ultima palabra la tiene Macri, aún cuando su viejo directorio le pide abrir el juego para su propio beneficio.
 

 

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