Gabriel Martino, el CEO del HSBC, uno de los banqueros con más llegada a Mauricio Macri, gira, mira hacia atrás y se sonríe. Desde la silla que ocupa, en la primera fila de uno de los salones del Banco Central (BCRA), observa un auditorio colmado como pocas veces. A su lado, el ex ministro de Economía, Ricardo López Murphy, y un poco más alejado el economista Miguel Bein, escuchan al presidente de la entidad. En las segundas filas, el economista Bernardo Kosacoff; Javier Bolzico, flamante presidente de ADEBA (Bancos nacionales), y el titular de ABA (banca extranjera), Claudio Cesario. Federico Sturzenegger es uno de los hombres del momento y se lo ve fortalecido, luego de haberse aplacado temporalmente los efectos de la corrida. Lo acompaña en el escenario uno de los vices, Lucas Llach, y su mano derecha en el BCRA y ex JP Morgan, Demián Reidel, sigue de cerca la ponencia desde el público. Reidel está de buen ánimo y con algo de paz luego de que su criatura, la decisión de ofrecer 5.000 millones de dólares a 25 pesos haya sido clave para desinflar las expectativas.
Abrió el juego Sturzenegger con una autocrítica inesperada. Confesó que “el mercado nos llevó a ajustar en las últimas semanas. Y hay que tener humildad y capacidad de escuchar”. Y agregó que “el mercado nos dijo que no cree en nuestra política monetaria”, lo que redundó en “otro tipo de cambio y tasas más agresivas”.
Luego de que el presidente del BCRA detallara los números del Informe de Estabilidad Financiera, las preguntas del público y los periodistas presentes fueron al hueso. Se centraron en el flanco débil del Gobierno y lo que quedó cuando bajó la espuma de una devaluación del 25%. Le preguntaron por qué el Gobierno seguía sin detallar cómo sería el traslado a precios ante la pérdida de valor del peso. “Vemos una inflación a la baja”, respondió el jefe del Central y agregó que “tenemos que trabajar en la inflación núcleo, nos preocupamos por eso. Entendemos que en mayo va a venir por debajo de la de abril, pero con mucha ayuda de (la ausencia) los regulados”.
Stuzenegger, que había sido instruido por Macri minutos antes para ser el portavoz de la lucha anti-inflacionaria, gambeteó el cuestionamiento más picante. ¿Qué pasará con las metas de inflación? Un sistema que es cuestionado por ambicioso por parte de funcionarios de peso en el gabinete, como el vicejefe Mario Quintana. Entre los presentes, y luego de la exposición, la inflación y el doble discurso oficial fue el tema. De entre todos los consultores presentes, el cálculo de la marcha de los precios no bajó del 25% para el año, cuando la meta oficial sigue siendo del 15%.
En la pública, Sturzenegger, fortalecido por haber aplacado el dólar, sostiene lo contrario. Pero sus vices, consultados por Letra P, prefieren no declarar sobre el tema de por qué el BCRA no explica que habrá una inflación 2018 mayor que la del 2017. Detallan, por lo bajo, que reconocer un alza de precios superior sería una bomba en el medio de las discusiones paritarias, cerradas en su mayoría en 15%, aunque con gatillos y actualizaciones que ya se empezaron a disparar.
Políticamente, hay una explicación. De ahora en más, Sturzenegger será oficialmente el vocero de la marcha de los precios y el encargado de desmitificar un secreto a voces del mercado y los consultores: que además de crecimiento en la inflación, las súper tasas terminarán impactando en los niveles de actividad. Varios de los consultores presentes, que pidieron ante Letra P reserva, pronosticaron incluso números negativos. La formalización de Sturzenegger en el rol de comunicador en medio de la crisis de precios es un premio de Macri a un cruzado histórico del PRO. Fue él mismo el que le detalló al Presidente que lo que ocurrió con el dólar “no fue una corrida” y quien acuñó el término de moda en el Ejecutivo: “Turbulencia”, la muletilla que repitió el jefe del BCRA y, un día antes, los ministros de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, y de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Caputo y Cabrera, reunidos con el Foro de Convergencia.
Precisamente, el ministro de Finanzas estuvo reunido con el Foro de Convergencia de Empresaria este miércoles por la mañana. En ese encuentro, y según confió Cesario, Caputo les dijo a los CEOs que “el Gobierno va a trabajar para que el dólar no se traslade a precios”. Fue una reunión más mundana que el diálogo de Sturzenegger en la conferencia del Central. Y hasta algunos se animaron a plantear que la situación de las tasas no es sostenible en estos márgenes. Lo planteó el titular de Coninagro y miembro de la Mesa de Enlace del agro, Carlos Iannizzoto. “Fue una reunión de sinceramiento, aunque faltan muchos puntos por corregir para la producción. La suba de tasas nos afecta directamente y golpea sobre el financiamiento, sin el que no se puede producir”, explicó el empresario agrario, un sector que está seriamente afectado, además, por las condiciones climáticas.
En su nuevo rol de difusor de la pelea contra el alza de precios, Sturzenegger empezó a quedar atrapado en una disyuntiva histórica en los regímenes de metas de inflación y tasas para regular la economía: atender, como hasta ahora, las presiones del mercado, o contener en momentos de crisis a los sectores productivos y, a la vez, manejar a la inflación dentro de márgenes menos gravosos que los de los últimos años. Lo que viene, detrás de la euforia por haber contenido la crisis, es el mayor desafío.