ELECCIONES 2018

Votar o no votar, el dilema de los venezolanos antichavistas

La campaña entra en su tramo decisivo para las elecciones del domingo 20. Una baja asistencia beneficiará a Nicolás Maduro, pero un sector amplio de la oposición llama a la abstención.

Venezuela inicia este domingo los últimos cinco días de una particular campaña electoral, en la que el oficialismo y parte de la oposición reclaman, además del voto a su lista, que los ciudadanos vayan a las urnas, mientras otra parte mayoritaria del antichavismo trabajará por la abstención, en respaldo a su visión de que el proceso se lleva a cabo sin garantías de transparencia y con proscripciones.

 

"No lo llames elección" es la idea central de la campaña de las dos docenas de partidos agrupados en el Frente Amplio Venezuela Libre, que llaman a la abstención, y que reforzarán esa premisa en las concentraciones a las que convocaron para el miércoles.

 

La alianza pidió a los ciudadanos "que tienen dudas" que no participen en las elecciones del próximo domingo porque son una "farsa", y acusó a los candidatos Henri Falcón yJavier Bertucci de "convertirse en una oposición colaboracionista".

 

"Sabemos que aún existen venezolanos de buena voluntad que tienen dudas sobre qué hacer ese día. La única decisión coherente que podemos tomar quienes queremos salir de esta crisis es no participar", señaló un comunicado del Frente.

 

Del otro lado, el presidente Nicolás Maduro y sus tres rivales opositores vienen instando a la población a sufragar, como forma de darle fortaleza a la futura administración. Queda poco tiempo para alentar sus chances, porque la campaña cierra en la medianoche del jueves.

 

La oposición enfrenta una verdadera paradoja: una baja participación podría favorecer a Maduro, porque el Gobierno controla un piso de votantes de al menos 4 millones, según los analistas, y tiene la estructura del Estado a su favor.

 

El antichavismo ya boicoteó en 2005 las elecciones legislativas, aunque varios de sus principales dirigentes hicieron después autocrítica por esa decisión, porque le dejaron todo el escenario al oficialismo.

 

Ahora, la apuesta del sector abstencionista de la oposición es a que poca gente vaya a las urnas y que luego la comunidad internacional desconozca los comicios y se multipliquen las sanciones.

 

Por lo pronto, Maduro disputa el voto de los que se decidan a ir a sufragar con el ex pastor evangélico Bertucci, con el ex gobernador Falcón y con el ingeniero Reinaldo Quijada, los dos últimos salidos de las filas del mismo chavismo pero disconformes con la gestión de Maduro, el sucesor designado por el fallecido comandante.

 

Las encuestas muestran a Maduro en primer lugar y a Falcón y Bertucci seguro y tercero, respectivamente, lo que hizo que crecieran en las últimas semanas especulaciones sobre la chance de una alianza entre estos aspirantes para derrotar al oficialismo, aunque esa pretensión finalmente quedó en la nada. El sábado, Bertucci hizo campaña en Caracas repartiendo platos de sopa entre las personas que se acercaron a su recorrida.

 

 

Quién sí resignó su postulación unos días antes fue Luis Ratti, hasta entonces candidato independiente, quien se sumó a las filas de Falcón. Hasta ahí, Ratti había sido la cara del Frente Bolivariano Hugo Chávez.

 

 

 

Falcón, ex militar, fue dos veces gobernador del estado de Lara y se separó de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) cuando esa alianza decidió no participar de los comicios, al evaluar que no estaban dadas las condiciones para una compulsa limpia.

 

Desde su partido Avanzada Progresista y con el respaldo del Movimiento al Socialismo y del tradicional COPEI -o al menos de parte de esta fuerza, porque hubo polémica interna-, Falcón busca captar el voto del "chavismo puro", cuestiona las "desviaciones" de Maduro y juzga equivocada la estrategia de la MUD de no ir a las urnas.

 

Bertucci, por su parte, contendiente de Esperanza por el Cambio, aseguró que sus seguidores son "chavistas que están inconformes, molestos" y creyentes cristianos que no votarían por Falcón, a quien le pidió que baje su candidatura para respaldarlo a él.

 

El último candidato es Quijada, impulsado por Unidad Política Popular (UPP 89), una fuerza que se separó del oficialista Gran Polo Patriótico (GPP) en 2016. Quijada suele repetir que sigue creyendo en el "proceso revolucionario" que inició Chávez.

 

Son poco más de 20 millones de venezolanos los habilitados para votar, además de presidente, a los líderes de los consejos legislativos de los 23 estados del país. 

 

Buena parte de los esfuerzos estarán, como se dijo, en garantizar un buen número de votantes. Maduro le puso números ayer a la pretensión del oficialismo: "El domingo 20 de mayo no podemos fallarle a la Patria, el Pueblo no puede fallarle al legado de Hugo Chávez. Tenemos que ganar con diez millones de votos para darle una lección al imperialismo y a la oligarquía traidora", escribió en su cuenta de la red Twitter.

 

También las consultoras juegan su parte en esta historia. La empresa Megánalisis acaba de difundir un estudio que registró que solo 27,5% de los consultados consideró que los próximos comicios son realmente una elección democrática y que un 69% adelantó que no irá a votar.

 

La estatal agencia AVN, en tanto, difundió otro sondeo, de Internacional Consulting Services (ICS) y basado en 3000 cuestionarios aplicados en hogares, que reveló que 67,5% de los venezolanos ejercerá el derecho al sufragio, y estimó un índice de participación que bordeó los 14 millones de electores.

 

En medio del proceso electoral, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) exhortó al Ejecutivo a respetar todas las posiciones y derechos, y organizaciones no gubernamentales como el Foro Penal Venezolano, Súmate, Voto Joven, el Observatorio Electoral Venezolano y la Red Electoral Ciudadana renovaron su preocupación frente a irregularidades en la convocatoria.

 

También organismos internacionales como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y el Grupo de Lima -que integran, entre otros, Argentina, Chile, Colombia y Perú- rechazaron la convocatoria, que sí es apoyada por Bolivia, Cuba y Rusia.

 

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