Durante la campaña electoral de 2015, la entonces candidata forjó una imagen cándida, sencilla, en contraposición a las figuras más agresivas de sus contrincantes varones.
Pero, en el ejercicio de su cargo, la mandataria retomó su perfil duro, aquel que la caracterizó durante su paso por la gestión porteña y también en la Legislatura de la Ciudad.
Amigos y enemigos, propios y ajenos, coinciden en marcar esta característica como la principal de su carácter político.
Vidal es dura y pragmática y responde de manera confiable a las decisiones de su jefe, el presidente Mauricio Macri, y del “equipo” que sostiene la estructura y el relato PRO.
En su casa, la provincia de Buenos Aires, tiene un gabinete integrado exclusivamente por hombres, con la sola excepción de la secretaria de Legal y Técnica, María Fernanda Inza, quien ocupa un rol moderado y no político. Y en su mesa chica se ubica como figura central el jefe de Gabinete, Federico Salvai, y se acomodan en los escasos asientos el ministro de Desarrollo Social, Santiago López Medrano, y sus pares de Seguridad, Cristian Ritondo; de Gobierno, Joaquín de la Torre, y de Asuntos Públicos, Federico Suárez (aunque en este caso por su conexión directa con el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña).
En el inicio de su gestión, Vidal había elegido una ministra de Salud, Zulma Ortiz, de quien se despidió en julio de 2017, después de una convivencia con muchos altibajos.
Aunque no fue el único motivo, uno de los detonantes de la salida fue la disputa en torno al “protocolo para la atención de abortos no punibles” que había autorizado Ortiz y que fue desautorizado por la gobernadora, diez días después, ante los cuestionamientos de parte de su gabinete. El entonces ministro de la Producción, Joaquín de la Torre, fue quien puso en marcha la suerte de “alerta” que dejó en la pendiente a la ministra.
Pese a este episodio, Vidal no abandona su discurso orientado a políticas de género, violencia machista y necesidad de “debatir” sobre la despenalización del aborto.
En línea con el presidente, la mandataria afirma estar en contra del aborto legal, aunque celebra la discusión en el Congreso.
“Este es un tiempo de cambios, donde algunas cuestiones ya no se pueden seguir postergando ni dejar de debatir y todos tienen que ver con el rol de las mujeres y el lugar de las mujeres en la sociedad, todas tienen que ver con nuestros derechos, con qué posición tomamos y vamos a tomar, cómo vamos a ser escuchadas”, afirmó la mandataria el pasado miércoles durante unas jornadas internacionales de violencia de género, desarrolladas en la Ciudad de La Plata.
Casi a modo de justificación, remarcó que el tema de género “no se trata de cuántas mujeres hay en un gabinete”.
Más allá de su condición femenina, Vidal no ha avanzado en cuestiones de género mucho más que sus antecesores hombres, aunque sí ha tomado la problemática de la violencia de género como bandera, al menos en lo discursivo.
En gestión, ha reacondicionado la línea 144, de emergencia ante casos de violencia, con asistencia gratuita las 24 horas, que estaba casi desmantelada.
Puso en marcha la APP Seguridad Provincia, una aplicación para mujeres en riesgo. Y ordenó y conformó en red los refugios para mujeres que ya existían y acondicionó los que estaban abandonados. Fue una tarea en acuerdo con los municipios, muchos de los cuales habían iniciado ese camino por decisión propia. Y habilitó un fondo de la infancia, para mujeres que deben escapar de sus hogares, en la mayoría de los casos con sus hijos, y precisan atender necesidades básicas.
“Trabajamos para que esto no aparezca solo el 8 de marzo o en las fechas del Ni Una Menos, sino que haya una respuesta cotidiana”, aseguró Vidal, en este sentido.
El #8M encontrará a la gobernadora celebrando el Día de la Mujer, junto a Macri, en la Casa Rosada, y luego, con agenda reservada. No habrá asueto para las empleadas de la administración pública, aunque se evaluaba “considerar” no descontar el día si alguna de las trabajadoras decidía adherir al paro.