BRASILIA (enviado especial) Las encuestas pueden equivocarse; vaya si lo hacen. Pero la contundencia de los números mostrados por las últimas, divulgadas el sábado a la noche, no dejan, a priori, mucho lugar para las dudas en torno a cuál debería ser el ordenamiento de los candidatos en el escrutinio que se conocerá en la noche de este domingo: Jair Bolsonaro, Fernando Haddad, Ciro Gomes, Geraldo Alckmin y Marina Silva, más otros pequeños.
Ocurre que la diferencia entre el primer y el segundo orilla los 15 puntos y la de este último y sus seguidores supera los diez. Así, de haber segundo turno el próximo domingo 28, este debería desarrollarse entre el ultra derechista Bolsonaro y el petista Haddad. Si es que hay segundo turno, claro.
El ex militar votó alrededor de las 9 de la mañana en una escuela del oeste de Río de Janeiro. Con campera azul (y chaleco antibalas) y algo demacrado aún por el atentado que sufrió hace un mes, se mostró sonriente y, a la hora de las declaraciones, mostró certeza de poder liquidar el pleito este mismo domingo, alcanzando la mitad más uno de los votos válidos y positivos.
Sin embargo, pareció pensar en la posibilidad de un ballotage al afirmar que descree de las alianzas partidarias. De hecho, su construcción política, surgida de un partido, el Social Liberal, casi inexistente, será suprapartidaria o no será nada.
"Sin un gran partido, sin fondos partidarios, sin tiempo de televisión, pero teniendo la verdad y con sinceridad, desbancamos a figurones que pensaban que haciendo alianzas y acuerdos con grandes partidos, vía televisión, ganarían la elección", disparó. Se refirió, claro, al ex gobernador de San Pablo y candidato del Partido de la Social Demcoracia Brasilena (PSDB), el conservador Alckmin, a cuyos votos deberá apuntar si hay segundo turno. Ya se ve cómo lo hará: será por las malas.
En tanto, Haddad, que votó en San Pablo, trató con mano de seda a Gomes, a Silva y al propio Alckmin. Sabe que en esos sectores hay también mucho anti petismo, pero el delfín de Luiz Inácio Lula da Silva ya empezó a articular una posible alianza republicana contra la extrema derecha.
"Tengo la esperanza de que tendremos un segundo turno mucho más civilizado. Tengo el mayor respeto por quienes compitieron, sobre todo por aquellos con los que trabajé (en los gobiernos petistas): con Marina, con Ciro Gomes, con (el ex presidente del Banco Central Henrique) Meirelles. Tengo el mayor respeto y admiración por el trabajo que ellos realizaron".
Para Haddad, es a todo o nada. Primero debe rezar para que haya segundo turno. Y luego, si la suerte le sonríe, dejar lo más atrás posible la retórica de izquierda y volcarse rápidamente al centro. Incluso al precio de decir que admira a quienes no lo han tratado nada bien en las últimas semanas.