Propagandista estrella y estratega de campaña incuestionable, a Jaime Durán Barba lo escuchan más los políticos que pagan por su servicio que los intelectuales que apuestan por Cambiemos en el poder. Quedó demostrado como nunca en los últimos días, cuando el consultor ecuatoriano que moldeó a Mauricio Macri como candidato quedó desautorizado dentro del Club Político Argentino, el espacio que reúne a sociólogos, politólogos, economistas, periodistas y funcionarios enrolados detrás de la alianza gobernante.
Puertas adentro, Durán Barba fue el gran derrotado en el debate previo al documento que se difundió el lunes bajo el título de “Calidad institucional: asignatura pendiente”. El gurú oficial fue el que más arriesgó para evitar que las críticas hacia el gobierno se propagarán desde el seno del grupo que surgió en 2008, en oposición al proyecto kirchnerista y como espejo refractario del apogeo de Carta Abierta.
“Sería una pena que el club se expresé con un nivel de profundidad de señoras que toman té y mascan bizcochitos”, escribió Durán Barba en uno de sus mensajes a los intelectuales.
En un texto de once párrafos, el CPA cuestionó sin nombrar pero -con alusiones claras- los manejos de Jorge Triaca hijo en el SOMU, recomendó separar a Laura Alonso de la Oficina Anticorrupción y advirtió sobre la oportunidad que el gobierno de Cambiemos está dejando pasar en base a “la lógica de la polarización electoral”. “Nepotismo”, “alternativa maniquea”, “argumentos falaces que utilizó el gobierno anterior”, “manejos inadmisibles en la justicia”, son parte de un repertorio que fastidió a Durán Barba y también a algunos de los altos mandos de la Casa Rosada.
La Biblia y el calefón
El CPA tiene como presidente al politólogo e investigador del Conicet Vicente Palermo y cuenta entre sus autoridades a Graciela Fernández Meijide, Guillermo Rozenwurcel, Victoria Itzcovitz, Guillermo Yanco -esposo de Patricia Bullrich-, Alejandro Katz, Jorge Ossona, Henoch Aguiar, Luis Rappoport y Oscar Muiño, entre otros.
El intercambio vía mail entre sus miembros encontró a Durán Barba, una vez más, en la defensa cerrada del Gobierno. “Sería una pena que el club se expresé con un nivel de profundidad de señoras que toman té y mascan bizcochitos”, escribió el consultor estrella en uno de sus mensajes a la lista que integran alrededor de 200 intelectuales que adhieren al proyecto de Cambiemos.
La comparación de la intelectualidad que respalda a Macri con lo más empinado de sus votantes no encontró eco. Pero Durán Barba volvió a insistir para contrarrestar las críticas con tres mails en los que desplegó parte de su creatividad rentada.
Autodefinido como padre político de Marcos Peña, el autor de “El arte de ganar” y “La política en el Siglo XXI” no ahorró esfuerzos para proteger al ministro de Trabajo mientras algunos miembros del espacio reclamaban -según publicó La Nación- directamente su renuncia. “Es alarmante. Nuestro país es como Suecia. Nadie tiene una empleada en negro”, lanzó con ironía en busca de clemencia para Triaca hijo, un funcionario que venía ganando puntos en la estima del Presidente hasta que el caso de Sandra Heredia lo puso al descubierto. “Siguiendo a la Biblia, todos estamos libres de pecado, podemos lanzar una lluvia de piedras”, agregó en defensa del ministro al que Macri -según dicen- aún quiere sostener en el cargo.
Durán Barba quiso disuadir a los intelectuales de que publicaran el texto crítico.
Su último intento de disuadir a la comisión directiva del Club Político -que suele redactar el núcleo de los documentos que después se exponen a modificaciones- apeló a una comparación histórica que difícilmente agrade entre los miembros del radicalismo que subsisten dentro de la alianza gobernante: “(Hipólito) Yrigoyen no reconoció a ninguno de sus hijos. No por eso debería ser borrado de la historia”, escribió. La suerte ya estaba echada. “Calidad Institucional: asignatura pendiente” fue el documento más crítico que difundió el CPA desde que Cambiemos llegó al poder.
Los intelectuales que apoyan a Macri suelen discutir asuntos de la coyuntura vía mail y tienen además otras formas de encuentro: dos plenarios abiertos por mes en los que debaten temas puntuales y una reunión por mes de su comisión directiva.
“Son instancias diferentes. Una es el debate, que cualquier socio lo puede abrir, todos podemos opinar y puede durar varios días, cuando es muy animado. Otra instancia es la comisión directiva discutiendo y tomando una decisión. Durán Barba es socio del club y participa de los debates. Noticia hubiese sido que hubiera criticado al Gobierno. Defendió una postura, que no tuvo que ver con el documento, salvo como motor de una decisión que tomó después la comisión directiva”, le dijo a Letra P Vicente Palermo, el presidente del CPA.
Campaña permanente
Más allá de que subsisten sus detractores en las filas del oficialismo, Durán Barba volvió a consagrarse después del triunfo de Cambiemos a nivel nacional, hace apenas tres meses. Su reconocimiento público provino nada menos que de María Eugenia Vidal, que decidió subirlo al escenario, en la noche de la victoria, como si fuera un político más.
Abanderado militante del fin de las ideologías con la autoridad que -según dice- le da haberse criado entre ideas de izquierda, Jaime intentó a su manera erigirse en comisario político con un eco bastante limitado. Esgrimió el repetido argumento de todo oficialista: deslizó que el documento del club al que pertenece “le hacía el juego a la oposición”, en este caso, a “los Balcedos”.
Tres miembros del grupo de intelectuales que acompaña al oficialismo le dijeron a Letra P que el gurú ecuatoriano estaba solo en la defensa cerrada de Triaca y sintonizaba con un sector minoritario que también integraba Pablo Avelluto, según le dijo el propio ministro de Cultura a La Nación. Cuando se compartió el documento en la lista, aclaró Palermo, nadie se opuso a que se difunda. “Eso no quiere decir que hubiera gente que no estaba de acuerdo o que no estaba conforme. Pero había un numero muy importante de socios que acompañaron la decisión y que hicieron sugerencias”.
A dos meses de asumir, Macri recibió a los integrantes del Club Político Argentino en la Rosada.
El párrafo final del texto difundido el lunes parece incluso una respuesta directa a los planteos de Durán Barba. “La campaña electoral ya terminó y la gestión del cambio institucional necesario requiere de un esfuerzo más decidido y consistente por (...) diferenciar el Estado del grupo gobernante, garantizar la transparencia y castigar las violaciones a la ética pública sobre todo cuando son cometidas por propios y aliados. (...) Seguir comportándose como una facción en pugna con otras no va a fortalecer el sentido de lo público…”.