En medio de un microcentro virtualmente sitiado por la seguridad presidencial, la canciller alemana, Angela Merkel, visitó por primera vez la Argentina y realizó la segunda visita de un mandatario germano en 15 años. La anterior se concretó el 15 de febrero de 2002, cuando el primer ministro Gerhard Schroeder pasó 24 horas en Buenos Aires, en el cierre de una gira por México y Brasil. Los anfitriones de aquella visita fueron el presidente interino, Eduardo Duhalde; el canciller Carlos Ruckauf y su vice, Jorge Faurie, el mismo diplomático que el próximo lunes jurará como nuevo ministro de Relaciones Exteriores para reemplazar a la saliente Susana Malcorra, que este jueves no participó del protocolo ni de las reuniones previstas durante la visita oficial. En su lugar estuvo Faurie, al lado del presidente Mauricio Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Junto a ellos estuvieron el influyente secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Horario Reyser Travers, y los ministros de Transporte, Guillermo Dietrich; de Hacienda, Nicolás Dujovne, de Finanzas, Luis Caputo, y el vicejefe de Gabinete Mario Quintana.
La titular de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania es canciller del su país desde 2005 y actualmente está al frente del G-20. En la mesa de trabajo y el almuerzo que encabezó junto a Macri en la Casa Rosada, la mujer confirmó el apoyo germano al ingreso argentino a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y blanqueó el interés de Berlín por acelerar un acuerdo de comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, que será oficialmente definido en marzo del año próximo. El mensaje sobre un acercamiento comercial no es menor: dentro del Palacio San Martín evaluaron, ante las consultas de este medio, que es la primera vez en décadas que Alemania está más interesada en acercarse al Mercosur que los socios sudamericanos. La razón de mayor peso tiene que ver con las crecientes diferencias de Merkel con el nuevo presidente de los Estados Unidos Donald Trump, a quien consideró un "socio no confiable" de Europa y de Alemania. Las consideraciones de la primer ministro contra Washington empeoraron desde que la administración republicana decidió salirse del Acuerdo de París, uno de los temas que el Palacio San Martín buscó capitalizar en la minigira alemana.
"Nuestra experiencia es que los acuerdos concluidos con diferentes regiones del mundo siempre han aportado más empleos y con eso más prosperidad para los ciudadanos. Alemania va a apoyar de forma intensa las negociaciones europeas en este sentido", confirmó la fisicoquímica más poderosa de Europa. La mujer elogió a la Argentina como próxima sede del G20, "porque nos apoya fuertemente y, por supuesto, el año que viene con mucho gusto vamos a devolver esta cooperación", confió. Ambas declaraciones fueron un bálsamo para Macri, y lo devolvió al clima que suele disfrutar en las giras por el exterior, dentro de un axioma político que incomoda a Cambiemos, desde que sus funcionarios confirmaron que les va mejor en el exterior que en su propio territorio.
El interés de Berlín por cerrar un acuerdo con el Mercosur aporta el voto clave de la Unión Europea, luego de que países como España, Italia y Francia ya han planteado la misma coincidencia con el gobierno de Macri como interlocutor de la UE.
"Quiero ratificar nuestro compromiso de París, al cual ya estamos abocados y ya hemos comenzado, porque hemos lanzado en forma muy agresiva el desarrollo de energías renovables en nuestro país", celebró el anfitrión en otro tramo de la conferencia conjunta de prensa, donde cosechó el interés alemán por "para colaborar en materia energética". "Hablamos de la eólica, solar, hidráulica, y Alemania puede aportar mucha experiencia en este ámbito", propuso la canciller, en una iniciativa para tomar parte de la agenda de energías limpias y renovables que había lanzado Macri con Estados Unidos durante la visita a Buenos Aires que el entonces presidente Barack Obama hizo en marzo de 2016. De aquellos protocolos no queda casi nada en pie con la llegada de Trump a la Casa Blanca.
La mini gira incluyó una visita a la sinagoga Templo de Libertad, que encabeza el rabino y ministro de Medio Ambiente Sergio Bergman y otra al Polo Científico - Tecnológico que tiene la cartera de Ciencia y Tecnología en el barrio de Palermo.
LA SOMBRA DE SIEMENS. Así como Schroeder pisó por 24 horas Buenos Aires para "poner el hombro" a la crisis institucional de ese verano, que desembocó en el interinato de Duhalde; la gira que su sucesora está por concluir en el CCK significa un espaldarazo a la administración de Cambiemos, cuando sus finanzas tocan un pico histórico de endeudamiento externo, en medio de una economía que, en 16 meses de Gobierno, todavía no muestra signos de recuperación palpables para una población que volverá a las urnas en octubre, con el fin de revalidar o impugnar en comicios legislativos el lugar que conquistó Macri en 2015.
La visita que hizo Shroeder a Duhalde, Ruckauf y Faurie en 2002 no sólo buscó llevar el apoyo del FMI, sino destrabar la entrampada privatización de los documentos de identidad que había ganado la alemana Siemens. La corporación confesó en 2007 a la Justicia de los Estados Unidos haber pagado cien millones de dólares en coimas para ganar la compulsa realizada en 1998, durante la segunda presidencia de Carlos Menem. Las voces sibilinas de la diplomacia del Bundestag no fueron suficientes: el acuerdo ya había sido anulado durante el gobierno de Fernando De la Rúa, cuyo canciller Adalberto Rodriguez Giavarini anunció la rescición del contrato.
En la Argentina, el juez Ariel Lijo confirmó que los desembolsos llegaron a los 106 millones, en una fallida sociedad con Itron, empresa del Grupo Macri que condujo el actual presidente de la Nación. Cuando la alianza Siemens - Itron se quedó con la confección del DNI que había diseñado el entonces ministro Carlos Corach, entre el management argentino de la empresa alemana había una influyente gerenta que luego sería contratada por Telecom: la ingeniera rosarina Susana Malcorra. Dos lustros después sería convocada por Macri para ser su primera canciller, un cargo que abandonará el lunes y que empezó a dejar hoy, cuando no asistió a la visita oficial de Merkel.
Sin decir una sola palabra sobre el escándalos de las coimas giradas dos décadas atrás, la multinacional Siemens encabezó la comitiva de 10 empresarios que acompañaron a Merkel, a través de Joe Kaeser, titular de la junta directiva de una corporación que, en Argentina, tiene a 17 ex directivos procesados. Se trata de la misma empresa que el año pasado desembolsó más de un millón de dólares para auspiciar el Foro Internacional de Inversiones que organizó el Gobierno, más conocido como "mini - Davos"
En uno de sus discursos junto a Macri, la canciller alemana aludió, sin mencionarlo, al escándalo de las coimas que estalló tres lustros atrás. "Esta es la conexión previa para que no solo inviertan grandes empresas sino pequeñas y medianas sabiendo que se reducen las trabas burocráticas, que hay transparencia en licitaciones y eso caracteriza a la Argentina. Veo buenas posibilidades para una cooperación más estrecha a lo que lo hacemos hoy", aseguró. Por la noche, durante la cena de honor ofrecida en el Centro Cultural Kirchner (posible sede del G-20), Macri devolvió las gentilezas: "Tomamos su visita en este momento, querida Canciller, como una muestra más de afecto, pero sobre todo de apoyo y confianza al momento que estamos recorriendo en nuestro país con las transformaciones que hemos emprendido".