Cuando se daba por descontando que todos los sectores del peronismo porteño confluirían en una lista común, la decisión de la ex presidenta Cristina Kirchner de armar una alianza sin el PJ bonaerense empezó a poner en duda la virtual unidad.
En la ciudad de Buenos Aires, uno de los territorios donde las conversaciones están más avanzadas para consensuar una única propuesta peronista, la maniobra cayó mal en los sectores que no se alinean con CFK pero que decidieron integrarse al frente Unión Porteña, que, a excepción del massismo, cobija desde La Cámpora al Nuevo Espacio de Participación de Juan Manuel Olmos.
Cuando se lanzó este espacio, el lunes pasado, el peronismo deslizó de manera informal su voluntad de unificar su lista, que se mediría con Gustavo Vera por un lado y Ahora Buenos Aires, de Itai Hagman, por el otro, sobre todo para enviar una señal a sus pares bonaerenses.
"La intención de este frente fue abonar la idea de que, además de necesaria, es posible la unidad del peronismo", afirmó a Letra P uno de los principales dirigentes del peronismo sindical porteño que, sin afirmar que las negociaciones volvieron a foja cero, considera que "ahora todo está en discusión".
"La inscripción de un frente sin el peronismo es una pésima noticia. Esperábamos que se recogiera el guante de lo que logramos armar en la Ciudad para que se replicara en la provincia, (pero) lo de ayer cambia todo", dice, con dejo de resignación, sobre la inscripción del frente Unión Ciudadana, que podría llevar a Cristina como candidata.
Según esta lectura, el acercamiento de posiciones entre los sectores cristinistas y el peronismo tradicional, alejado de la ex presidenta, forman parte de un dispositivo mayor que apuntaba a conseguir un acuerdo similar en tierra bonaerense, abortado este miércoles con el desplazamiento del PJ del esquema de Cristina.
Los sectores del peronismo metropolitano, incluido el randazzismo en la figura de Alberto Fernández, consiguieron sintetizar una alianza electoral -hoy considerada prematura por algunos espacios- con la posibilidad de confluir en una misma lista, mientras del otro lado de la General Paz no se alcanzó siquiera un frente en común.
Entre las consecuencias del enfriamiento del acuerdo figura la suspensión de un acto previsto para este viernes en el que se esperaba lanzar formalmente la alianza electoral porteña. Además, un parate a la danza de nombres en un distrito que pareciera no poder sacarse de encima la maldición de tener a la oposición peronista condicionada por la realidad política bonaerense ahora y por la nacional durante los gobiernos kirchneristas.
La discusión sobre las candidaturas todavía está muy verde -"ellos piden los cinco primeros puestos y nosotros queremos los primeros seis", grafica un dirigente peronista- y tiene por delante pasar por la zaranda los nombres que sean los más representativos de semejante variedad de espacios.
LOS EXTRA. El panorama se complejiza por la expectativa de las fuerzas que no integraron el Frente para la Victoria de colocar un candidato con chances de entrar al Congreso o la Legislatura, que se suma a la puja por la renovación de bancas de los sectores con representación parlamentaria.
A los seis escaños que tiene que renovar el interbloque del FpV (María Rosa Muiños, Lorena Pokoik, Pablo Ferreyra, Gabriel Fuks, Magdalena Tiesso y José Campagnoli) se agregan la del dirigente de los taxistas Claudio Palmeyro y la de Gustavo Vera, por Bien Común.
Los operadores del acuerdo apuntan a mejorar los resultados conseguidos en 2015, cuando, con Mariano Recalde como candidato a jefe de gobierno, el FpV consiguió 22 puntos y metió seis legisladores.
Envalentonados por un escenario en el que Martín Lousteau no logra pararse claramente como UNA figura opositora, ni Cambiemos le abrió la puerta para competir en las PASO, la apuesta es que UP recupere el lugar de segunda fuerza de la ciudad.
En estricto off the record, uno de los armadores del frente opositor pone la vara alta cuando asegura que el peronismo está en condiciones de alzarse con siete legisladores y cuatro diputados nacionales.
La posibilidad de alcanzar ese objetivo dependerá de la ingeniería electoral interna y de cuáles sean las figuras que encabecen la nómina final, que podría contener los aportes de las tres listas que hoy se prevé que competirán en las primarias. Pero, sobre todo, de cuáles sean los acuerdos del peronismo, la principal fuerza articuladora del espacio.