Temer y la miseria planificada de Brasil

Presidente brasileño Michel Temer.

 

 

En un encuentro sobre Tercerización en Latinoamérica convocado por el Plenario Intersindical de Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT, la central obrera de Uruguay) en Montevideo, Rosana Sousa, dirigente química perteneciente a la Central Única de Trabajadores (CUT) de Brasil, compartió con una claridad destacable el momento de cambios profundos y difícilmente reversibles en el mediano plazo que están viviendo forzosamente en su país.

 

 

 

Desde que gobierna Michel Temer, se han promovido cuatro grandes reformas, dos de ellas aprobadas y dos en vías de aprobación en las próximas semanas, que, tomadas de manera integral, plantean una refundación regresiva de Brasil en los ámbitos de la salud, la educación, los derechos laborales y de previsión social.

 

A poco de tomar el poder el ex vice de Dilma Rousseff, el Congreso aprobó la enmienda constitucional 95, a partir de la cual se congeló la inversión en educación y salud, a valores actuales, por un plazo de 20 años. En Brasil, se la conoce como la "enmienda del fin del mundo" por las consecuencias nefastas que semejante política traerá para la población en general y para las futuras generaciones, que verán claramente restringidos sus derechos básicos.

 

A fines de marzo, el Congreso aprobó una Ley de Tercerizaciones que autoriza la tercerización ilimitada, en distintos establecimientos públicos y privados, de actividades principales y secundarias. Esto significa que las empresas y entes públicos podrán tercerizar el 100% de su personal, incluyendo la posibilidad de contratar las llamadas "empresas unipersonales", que representan claramente una transformación de los y las trabajadoras en aparentes "empresas" brindadoras de servicios, liberando de responsabilidades a los verdaderos empleadores y patronales.

 

De manera paralela a esta transformación, que niega legalmente las relaciones laborales entre patrones/empleadores y trabajadores, la ley estipula la prohibición de que los trabajadores y las trabajadoras tercerizadas puedan estar representados sindicalmente. Según proyecciones, se estima que, en el plazo de tres a cinco años, podrían desaparecer completamente los sindicatos.

 

Actualmente, sin ver aún los efectos de esta ley, existe en Brasil un 30% mano de obra tercerizada que cobra salarios 24% inferiores y trabaja entre tres y cinco horas más por jornada. La tercerización afecta especialmente a mujeres, jóvenes, negras y negros, quienes, además, sufren cinco veces más accidentes que los trabajadores directos y tres veces más accidentes fatales. Sólo por dar un ejemplo, en la estatal Petrobrás, entre 2005 y 2012, hubo 14 muertes de trabajadores directos y 85 muertes de tercerizados. Asimismo, se ha comprobado que, dentro de las situaciones de trabajadores y trabajadoras esclavizadas, al menos el 90% es tercerizado.

 

Este martes, una comisión de la Cámara de Diputados aprobó por 27 votos a favor y diez en contra una reforma laboral que fue enviada a la Cámara de Senadores. Entre otras cosas, habilita la extensión de la jornada laboral de hasta 12 horas, permite la fragmentación de las vacaciones hasta en tres partes, autoriza a que las mujeres embarazadas trabajen en condiciones insalubres si la empresa presenta un certificado médico afirmando que la actividad no presenta riesgos y anula la obligatoriedad de la cuota sindical, con el claro objetivo de desfinanciar a las organizaciones sindicales.

 

Para completar este cambio estructural regresivo, el 5 de mayo se votará una reforma de la previdencia o, como lo conocemos en nuestro país, de la seguridad social, que obliga a trabajadores y trabajadoras a realizar aportes por 49 años, llevando la edad jubilatoria a 65 años, lo que implica que, en algunos casos, se aumentaron entre 15 y 25 años los aportes necesarios para lograr una jubilación. Esto lleva a que una persona, para lograr jubilarse a los 65 años, deberá comenzar a trabajar a los 16 y hacerlo de manera ininterrumpida. Las estimaciones llevan a prever que, en estas condiciones, un 90% de los y las ciudadanas no obtendrá una jubilación.

 

Amparándose en las luchas que las mujeres emprendimos por la igualdad de género, esta legislación tiene una crueldad mayor hacia las mujeres, aumentando los años de aportes a mujeres que, en la mayoría de los casos, realizamos dobles o triples jornadas a partir de la división sexual del trabajo y las tareas de cuidados de niños/as, ancianos/as y enfermos/as en el ámbito doméstico.  

 

Esta batería de reformas, que sin dudas el gran periodista argentino Rodolfo Walsh definiría como la miseria planificada, se da en un contexto de aumento de la desocupación, que pasó, en lo que va del gobierno de Temer, de un 6 a un 12%, engrosando la población desocupada en 12 millones de personas y en un contexto de avanzada represiva donde las policías, en palabras de los propios brasileros, tienen vía libre para actuar en las calles, en las manifestaciones y en cualquier actividad de rechazo a las políticas implementadas.

 

Para este viernes 28 de abril, las organizaciones sindicales brasileras convocaron a una huelga general, con el objetivo de frenar la avanzada de estas reformas plenamente violatorias de los derechos humanos y laborales básicos. Piden a los países de la región expresiones de solidaridad. Sin dudas, esta solidaridad resulta fundamental. Sin embargo, se juega en estos días mucho más que la solidaridad entre países de la región, ya que la situación de Brasil nos anticipa la serie de reformas que pronto deberemos enfrentar en nuestro país, bajo el mismo lema de la necesidad de modernización del mercado laboral para atraer inversiones y la adecuación de las normas de previsión y seguridad social a un momento en que la mayor "expectativa de vida" permitiría extender la vida laboral de las personas prácticamente desde la infancia hasta su muerte.

 

Las Más Leídas

También te puede interesar