LA CRISIS DEL EMPLEO

Despidos y suspensiones: los números del lado oscuro del modelo PRO

El caso Banghó volvió a poner en primer plano una de las consecuencias del programa que aplica el Gobierno. En 2016, 180 mil trabajadores perdieron sus empleos. El sector privado, peor.

El conflicto en la empresa que fabrica las computadoras Banghó, que estalló esta semana con el cierre de su planta de Vicente López y el despido de 243 trabajadores, vuelve a poner en foco uno de los lados más oscuros del modelo económico del gobierno de Mauricio Macri, que no logra frenar dos variables muy sensibles para la población: la caída del empleo y la suba de precios.

 

Según cifras del INDEC, solo en los primeros nueve meses de 2016 (enero-septiembre) se perdieron 127.905 puestos de trabajo formales. En tanto, mediciones privadas y del sector sindical estiman una cifra de 180 mil empleos destruidos en el año. Y el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) determinó que el primer año de la administración Cambiemos terminó con casi 242 mil despidos y suspensiones.

 

Pero el conflicto de la ensambladora Banghó, que fuera una de las niñas mimadas del modelo kirchnerista –enamorado de la industria del ensamblaje y los millonarios contratos con el Estado para programas públicos- es quizá la parábola del cambio de modelo.

 

Bajo la gestión K, creció exponencialmente gracias al contrato con el Estado para proveer tablets para el programa Conectar Igualdad. Hoy, ante una quita total de aranceles a importaciones del sector, que antes pagaban 35% para ingresar productos al país, la firma no dudó en poner a 500 trabajadores en vacaciones obligadas, echar a más de 200 operarios y anunciar el cierre de su planta más grande, ubicada en Vicente López.

 

UN MAL EXTENDIDO. Los despidos se expanden en sectores sensibles a las importaciones, como el textil y la marroquinería, pero también en metalurgia, metalmecánica, alimentos y el sector automotriz, por citar solo a algunos.

 

Jorge Sorabilla, presidente de la Fundación Pro Tejer, que agrupa a uno de esos sectores, el de la industria textil, le dijo a Letra P, respecto del conflicto de Banghó, que “quitar aranceles y pensar que puedan competir con China es una falacia. Cuando ves los costos, se acabó la discusión muy rápido y viene el ajuste”. Y reconoció que su sector marcó, entre despidos y suspensiones, unos 20 mil operarios que quedaron sin trabajo.

 

El empresario le puso cifras al modelo que aplica el Gobierno. “En textiles, las importaciones subieron 7% en 2016, con picos de 22% en junio pasado. El mercado cayó 25% y la industria nacional es la que más perdió en esa ecuación, porque tenemos 42% de capacidad instalada ociosa y caída de las ventas del 25-30%. Generó despidos, goteos en todas las plantas. Con esa capacidad ociosa es imposible no ajustar. Enero es el peor mes del año. Recién marzo va a ser el mes testigo no sólo para nosotros, sino para todo el sector industrial. Si marzo da mal, el resto del año será muy difícil”, advirtió.

 

Y agregó: “Todos los empresarios están esperando ese mes para tomar decisiones. En el sector textil se perdieron 8 mil empleos formales y 15 mil si se toma el informal. Más las suspensiones, suman unos 20 mil sobre un total de 400 mil operarios. Es el 5% de la fuerza laboral, mucho para un solo año”.

 

Sorabilla afirmó que "la preocupación principal pasa por la necesidad de recuperar el nivel de actividad para volver a generar empleo. La madre de todas las batallas es el nivel de la actividad. Mientras exista una caída del consumo, importar más que el año pasado es una locura, porque aumentan los conflictos empresariales y sociales". 

 

No coincide el Gobierno con esa mirada: este jueves, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, les advirtió a los comerciantes que, si aumentan los precios, les abrirá aún más la puerta a las importaciones (ver aparte “El Gobierno amenazó…”).

 

ESTUDIO DEL CEPA. Según revela el informe del CEPA, el primer año de gobierno PRO terminó con 241.774 despidos y suspensiones, aunque esta cifra suma más de 60 mil despidos en el sector público que algunos especialistas ponen en discusión, ya que afirman que la nueva administración incrementó la planta de empleados públicos un 5 por ciento, es decir, que a los despidos habría que restarles las incorporaciones.

 

 

Según el informe, la construcción lidera la destrucción de empleo, con 60.626 despedidos, lo que está ligado a la paralización de la obra pública. Sigue la rama metalúrgica, con 16.981 despedidos y suspendidos. Los textiles se han consolidado en el segundo lugar de los obreros industriales más afectados: el informe registra un acumulado de 3.345 despidos y 11.720 suspensiones (desde el sector dan una cifra superior). Por eso se aclara que, por los niveles de trabajo informal en la actividad, se sospecha que la caída efectiva de los puestos ha sido incluso superior a la registrada.

 

El sector automotriz continúa con una cantidad ostensible de despidos y suspensiones: suma 9.160 bajas, a las que se suman 1.514 trabajadores despedidos y suspendidos en autopartistas y 1.994 suspensiones denunciadas por el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA).

 

En electrónica y electrodomésticos, las pérdidas de empleo alcanzan a 4.923 despidos y 2.870 suspensiones; mientras que los trabajadores de la alimentación acumulan 7.402 despidos y suspensiones. En la actividad petrolera, los despidos crecieron significativamente y alcanzaron los 7.497 afectados.

 

Mauricio Macri
Mauricio Macri medira las variables socioeconómicas de Córdoba a través de la Fundación Pensar.

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