LETRA P EN COLOMBIA

La paz en Colombia se pone a prueba en un peligroso referéndum

La consulta se realizará el 2 de octubre. De triunfar el Sí, quedaría ratificado el acuerdo con las FARC. En un mundo convulsionado, América Latina sería una región absolutamente libre de conflictos.

El proceso de paz en Colombia entra en su fase final y es oportuno considerar que, de consolidarse, pondría fin al último conflicto armado relevante que persiste en la región. En un mundo donde la violencia vuelve a cobrar protagonismo al punto tal que el papa Francisco habla de una tercera guerra mundial en partes, que América Latina sea un continente libre de conflictos políticos violentos es una gran noticia.

 

Las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) aparecen en 1964 como grupos de autodefensa de campesinos desplazados de sus tierras en el marco de los continuos enfrentamientos entre conservadores y liberales en el país cafetero. Con el tiempo, se acercaron a la Revolución Cubana (triunfante en 1959) y adhirieron al ideario marxista-leninista.

 

En los 80 y los 90 alternaron grandes ofensivas (llegaron a tener 20.000 hombres en armas) con frustrados acuerdos de paz hasta que, en 2002, el presidente Álvaro Uribe, con respaldo norteamericano, lanza una fuerte ofensiva contra la guerrilla – el llamado Plan Colombia - que la lleva a replegarse en la profundidad de la selva.

 

En ese marco, primero murió de muerte natural su líder y fundador, Manuel Marulanda Vélez (a) Tiro Fijo, y después fueron abatidos varios de sus principales cabecillas, como Alfonso Cano y Raúl Reyes. Por otra parte, sus acuerdos económicos con el narcotráfico y la escalada de violencia y secuestros llevaron a las FARC a perder capital simbólico como fuerza política insurgente.

 

En 2010, asume la presidencia Juan Manuel Santos, quien en principio continúa con el llamado Plan Colombia de ataque a las FARC. Sin embargo, pronto se encuentra con un escenario de virtual empate: el Ejército no puede terminar con la guerrilla, pero ésta no puede salir de la selva ni de zonas marginales de Colombia.

 

Sorpresivamente, Santos y las FARC inician conversaciones de paz en La Habana en 2012, auspiciados por el gobierno local (que luego tendría su propio acuerdo de paz con EE.UU.) y que abordaron no solo la cuestión específica del conflicto sino aspectos tales como la distribución de la tierra, la participación política de los guerrilleros, el reemplazo sustentable de los cultivos destinados al negocio del narco, la instrumentación de instancias judiciales no punitivas sino destinadas a conocer la verdad de los hechos sucedidos en los años de guerra y, por supuesto, la desmovilización y entrega de las armas por parte de las FARC.

 

Tras casi cuatro años, el proceso parece llegar a su fin. Ya rige un cese de fuego y en estos días la guerrilla organizó un congreso interno en el que oficializará el acuerdo firmado por el Gobierno. El 26 de septiembre, el presidente Santos y el actual líder guerrillero, Rodrigo Londoño Echeverri (a) Timochenko, firmaran el Tratado de Paz y pocos días después, el 2 de octubre, la ciudadanía colombiana deberá o no refrendarlo en un plebiscito que se realizará ad hoc.

 

Aunque visto desde el exterior el resultado debería ser favorable a la ratificación del acuerdo, el escenario no parece estar tan claro en Colombia. El ex presidente Uribe encabeza una fuerte campaña por el No que encuentra mucho amparo en las zonas urbanas del país. El rechazo se sustenta, sobre todo, en la instrumentación de una solución judicial siguiendo el modelo sudafricano (post apartheid) de búsqueda de la verdad más que de castigo.

 

El Sí tiene mucho respaldo en las zonas rurales perjudicadas por el conflicto (se calculan cerca más de 200.000 víctimas en el transcurso de la guerra y 20.000 desaparecidos) y, por supuesto, la maquinaria publicitaria del Estado colombiano y, entre otras instituciones, la poderosa Iglesia Católica local, ya que el papa Francisco fue uno de los impulsores del acuerdo de paz.

 

Pero el ejemplo del Reino Unido muestra que los referéndums con opciones por Sí o No suelen ser una ocasión propicia para que las mayorías expresen rechazos que van más allá del tema puntual y que tienen que ver con cuestiones culturales de rechazo al Poder de turno, cualquiera fuera. A eso hay que sumarle que la participación será optativa en un país donde el voto en las elecciones presidenciales es voluntario y hace años que no supera el 50% del padrón.

 

Algunos críticos señalan que Santos debió dirimir directamente en el Congreso el acuerdo de paz y no exponerse a un referéndum de resultados imprevisibles, pero, que con el objetivo de quedar en la historia colombiana (ya no tiene reelección posible), buscó darle respaldo popular al tratado.

 

De todos modos, las últimas encuestas alimentan la posibilidad de que triunfe el Sí y consolide un acuerdo histórico que, como mencionábamos, significaría el fin del último conflicto armado de relevancia en la región.

 

Quedan en Colombia operando grupos menores como el ELN o Sendero Luminoso en Perú y el EPP en Paraguay, pero son fuerzas irrelevantes sin mayor capacidad operativa.

 

Un detalle poco difundido que define el cambio de época tiene que ver con el descubrimiento de yacimientos de carbón en la selva colombiana donde operan las FARC. Algunos estudios indican que serían las principales reservas del mundo y se especula con que la guerrilla podría financiar su participación política en democracia con las ganancias que obtenga de su extracción.

 

Desde nuestro país, la CTA envió una delegación encabezada por el secretario de Relaciones Internacionales, Adolfo “Fito” Aguirre, a participar de una jornada a favor del Sí que se desarrolló el pasado 15 de septiembre en Medellín y que contó, entre otros, con la presencia del ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica (gran impulsor del acuerdo), el secretario general de la Confederación Sindical de las Américas, Víctor Baez, y el secretario adjunto de la Confederación Sindical Internacional, Jaap Wienen.

 

En dialogo con Letra P, Aguirre afirmó que “es un hecho político histórico que se produzca el 2 un plebiscito en el marco del Acuerdo de Paz que firman el 26/09 las FARC con Santos, y para los trabajadores del mundo es fundamental terminar con esta guerra y que los colombianos puedan plebiscitar por el Sí a la paz y terminar una guerra de 50 años que costó 3.500 dirigentes sindicales asesinados. Es un orgullo poner la voz de los trabajadores argentinos para dar una señal al mundo de que es posible acordar y fortalecer las democracias”.

 

Tito Stefani
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