El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi levantó el pedido de detención que pesaba sobre la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayor, Hebe de Bonafini, y de esta manera, se cierra un proceso con ribetes de escándalo que había comenzado el jueves, cuando se desplegó un impresionante despliegue policial para ir a buscarla a la sede de la Fundación que dirige, y había tomado alcance global, con repercusiones en los principales medios del mundo por la relevancia internacional de una figura que es emblema universal de la lucha por los derechos humanos.
El magistrado hizo lugar al pedido de eximición de prisión presentado este viernes por los abogados de Bonafini, que por la tarde abandonó ese edificio, ubicado frente a la Plaza de los Dos Congresos, en la Ciudad de Buenos Aires. En una combi, la dirigente inició viaje hacia Mar de Plata.
Bonafini está imputada por el presunto delito de defraudación al Estado en el desarrollo del proyecto “Sueños Compartidos”, el plan de viviendas sociales que la Fundación Madres de Plaza de Mayo llevaba adelante con aportes oficiales. En ese marco, Martínez de Giorgi la citó a declaración indagatoria, pero la dirigente se negó a asistir y el magistrado la declaró en rebeldía, por lo que pidió su detención.
La orden del juez no pudo ser cumplimentada. En el marco de un operativo que incluyó la utilización de carros de asalto, grupos de choque y decenas de efectivos de la Policía Federal, la mujer, de 88 años, se rodeó de militantes y dirigentes de organismos de derechos humanos y legisladores y ex funcionarios del krchnerismo. Curiosamente, un dato no fue tenido en cuenta por el juez: este jueves, las Madres realizarían la ronda número 2.000 en la Plaza de Mayo, lo que de por sí había sido motivo de una convocatoria de simpatizantes superior a la habitual.
Juristas calificados coincidieron en destacar lo que consideraron desaciertos del magistrado y de las autoridades de seguridad de las que depende la Policía Federal, concretamente de la ministra Patricia Bullrich, que en mayo pasado había desarticulado un organismo clave para la búsqueda de nietos de desaparecidos que funcionaba en la órbita de la cartera a su cargo. En virtud de la edad de la imputada y de su relevancia pública nacional e internacional, podría haber intentado tomar declaración indagatoria (una herramienta de la defensa que los imputados puede utilizar o negarse a hacerlo, aunque siempre ante un oficial de justicia) en el domicilio fijado por Bonafini.
Después de evitar la detención y hablar ante medios y militantes en Plaza de Mayo y en la Fundación, además de brindar entrevistas a diferentes medios, en las que responsabilizó al Gobierno por lo que consideró un atropello, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo pasó la noche en un departamento lindante con la sede del barrio Congreso y este viernes arremetió nuevamente, con mucha dureza, contra el juez Martínez de Giorgi. "No tiene huevos" y "se las agarra con las Madres, con las indefensas, y no con quien debería", dijo.
Además, cuestionó otra vez a la administración macrista al sostener que ella lucha para que "nadie más tenga que llorar un hijo desaparecido, torturado, violado, tirado vivo al río. No puede seguir pasando, este sistema, este Gobierno, tienen esas ganas, porque son de la misma clase".
"Al juez no lo respeto, porque él no nos respeta a nosotros, a un juez pago por el Estado y por otros, como Clarín, no lo puedo respetar como mujer del pueblo, como madre de desaparecidos. Uno puede respetar a jueces que hacen sentir que van a implementar justicia, pero a estos tipos, tan débiles, que se someten a la guita que le dan cuando hace una de éstas, no", expresó la dirigente a Radio del Plata.
Sobre su "rebeldía", dijo: "Estoy en rebeldía desde el 8 de febrero de 1977, cuando se llevaron a mi primer hijo. Desde entonces estoy en rebeldía, porque las injusticias no se soportan".