Eduardo Gutiérrez era un desconocido para el público común hasta que quedó vinculado al kirchnerismo y al macrismo casi al mismo tiempo. El propietario de la empresa de construcción Farallon era el dueño de la residencia de Tigre en la que habitaba el secretario de Obras Públicas del kirchnerismo, José López, hoy preso por desvío de fondos de obras. Y se sospecha que era, además, una especie de testaferro del ex funcionario. Además, el hombre en cuestión hizo aportes de dinero en la fundación Suma, presidida por la vicepresidenta Gabriela Michetti. También se lo vincula con el amigo del presidente Mauricio Macri y también constructor Nicolás Caputo, por ser socios en diferentes obras. Lo cierto es que el “Negro”, como se lo conoce en el rubro, empezó a correrse del ejercicio de la política empresaria para salir del fuego cruzado de los escándalos. Le adelantó a su círculo íntimo que tiene la intención de dejar de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco). Sus pares no lo ven con malos ojos, dado que estiman que en cualquier instancia próxima podría ser citado a declarar ante la Justicia por el caso de las valijas en el monasterio de General Rodríguez.
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