Elecciones en la mira

Unidad peronista: Vidal aceita la estrategia para contener a los intendentes

La idea de un acuerdo entre el PJ y el massismo, avivó el vínculo de la mandataria con los jefes comunales que dominan el conurbano. Cenas, fotos y ablande como parte del menú.

Desde el inicio de su gestión, María Eugenia Vidal prestó atención a los pasos de los intendentes del FpV, que sostienen una fuerte mayoría en el Gran Buenos Aires.

 

Lo que comenzó como un vínculo “institucional”, basado en las necesidades mutuas de supervivencia, fue mutando hacia una relación de corte político fundamental.

 

Los jefes comunales del grupo “Esmeralda” (la calle porteña donde funciona uno de los bunker de encuentros), conforman un equipo bien aceitado.

 

Todos coinciden con la necesidad de sostener una buena convivencia con Vidal, pero a su vez, refuerzan su rol opositor. Por eso, son los primeros que impulsan campañas mediáticas en sus distritos, en contra de las medidas de gobierno que son antipáticas al electorado.

 

La pasada semana dieron un paso más. Presentaron junto a sus pares del massismo, un proyecto de ley que descentraliza hacia sus comunas el mando de la policía de prevención.

 

Los comandos del Pro encendieron el alerta, y Federico Salvai, activó la cena que había quedado pendiente con los jefes comunales del PJ.

 

Fue en Puerto Madero, y  participaron los intendentes, Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Zabaleta (Hurlingham), Juan Pablo De Jesús (La Costa), y Eduardo “bali” Bucca (Bolívar).

 

 “Nos juntamos cada tanto” coincidieron en apuntar desde el peronismo, y el gobierno. Aunque reconocieron la importancia estratégica de estas reuniones.  

 

La posibilidad de la unidad del peronismo del FpV y el massista, resulta un horizonte negativo para el Pro, que entiende esa idea como una posible victoria legislativa en 2017.

 

La captura de algunos intendentes del PJ y el Frente Renovador no alcanza.

 

En paralelo, aunque con diferentes estrategias, se mueve el titular de la Cámara Baja nacional, Emilio Monzó, que juega en dupla con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

 

Monzó apuesta al abordaje territorial de “ablande” con los viejos compañeros. Lo acompaña en esa tarea, el vice del Interior, Sebastián García De Luca.

 

A diferencia de lo que sucedió en Nación, en la Provincia, no se han relevado todavía todas las dependencias distritales que tienen organismos tan potentes para la política, como la Anses.

 

En muchos de esos espacios continúan al frente de las oficinas locales, representantes de La Cámpora, o del peronismo K.

 

Eso, para algunos operadores del oficialismo resulta una mala señal, ya que reduce los espacios para ofrecer en una mesa de negociación, y a la vez, impide un contacto más fluido en los distritos.

 

En esta suerte de avanzada vidalista hacia el peronismo, participa además el ex ministro de Seguridad, Alejandro Granados.

 

Tras dar un portazo al kirchnerismo, cuando asumió la intendencia de Ezeiza en diciembre pasado, comenzó a trabajar fuerte en el conurbano para juntar y charlar con sus pares del peronismo.

 

Jorge Macri, intendente de Vicente López, es otra de las piezas fundamentales en el conurbano. Conoce las diferentes líneas internas, y ha sabido en los últimos años, sumar concejales y dirigentes locales a la causa Pro.

 

Aunque la batalla electoral está aún lejos, y las definiciones aguardarán el calor del verano, el vidalismo, que estrena poder en la Provincia, apura su vínculo con el peronismo bonaerense.

 

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