“Vamos a hacer lo que haya que hacer para lograrlo, estando cerca y diciendo la verdad”, afirmó contundente, la gobernadora, María Eugenia Vidal.
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“Vamos a hacer lo que haya que hacer para lograrlo, estando cerca y diciendo la verdad”, afirmó contundente, la gobernadora, María Eugenia Vidal.
La frase sonaría difusa, sino no fuera por el énfasis que le aplicó la mandataria al pronunciarla. De hecho, Vidal dedicó buena parte de su discurso ante la Asamblea Legislativa, a expresiones como “esperanza”, “convicción”, “juntos”, “podemos”, dirigidas a la gente común, a los “vecinos” de la provincia.
La estrategia no es nueva, sino que forma parte del estilo de la gobernadora, desde los inicios de su campaña, y hasta los actuales 83 días que lleva de gestión en la provincia.
Dicen que si algo funciona no hay porque cambiarlo, y en esa lógica se movió la mandataria.
Vidal sabe que acierta en los tonos, las miradas, y el discurso llano, y sobre eso se basó para ordenar su primera apertura de Sesiones en la Cámara de Diputados.
Su apariencia, despojada y sencilla, reforzó esta escena. Se mostró, sin maquillaje ni accesorios, con una túnica de seda verde oliva un talle mayor para su delgada figura, como única indumentaria.
Consciente de la necesidad de mostrarse gestora, y no hablar solo de las herencias pasadas, Vidal forzó un listado de logros, obtenidos en los primeros dos meses de su mandato.
En todos los casos, dejó en evidencia, la ayuda del gobierno nacional. El pago de sueldos y aguinaldos en diciembre pasado, el reciente inicio de clases, la resolución del conflicto laboral de la avícola, Cresta Roja, y hasta el operativo sol, fueron parte del listado.
La gobernadora dejó en claro, que la viabilidad de la provincia de Buenos Aires, solo era posible, con el apoyo del gobierno de Mauricio Macri, y durante todo el recorrido de su exposición, mencionó como parte del “equipo”, al presidente de la Nación.
Al igual que su jefe político, abordó el capítulo de propuestas, con una introducción referida a la mala gestión pasada.
En este punto, no se mostró elíptica, sino por el contrario, marcó datos concretos, y por demás contundentes.
Fue un punto de acierto, que levantó los aplausos más fuertes, en un discurso que no se caracterizo por el desborde ni por el exceso de entusiasmo.
“Yo no estoy acá para construir una candidatura ni para hacerme rica” dijo la mandataria, y enumeró luego varias de las deudas legadas por el ex gobernador, Daniel Scioli.
Dejó para el último tramo, algunas de las ideas de gestión, planes de inversión y proyectos de ley, que enviará en breve a la legislatura.
Salvo el momento donde informó sobre el decreto que firmó minutos antes, y por el cual se obliga a presentar en un plazo de 30 días, su declaración jurada (incluye en esta obligación a los subcomisarios y funcionarios de igual rango del Servicio Penitenciario), no hubo mayores novedades.
De hecho, la mayoría de las propuestas ya habían sido esbozadas, y muchas no fueron detalladas al punto de considerarlas planes concretos.
Sin embargo, en todas ellas, apeló a la necesidad de suscitar consensos con todos los sectores Aunque agrietado por internas, el bloque de diputados del FpV, continúa siendo la primera minoría con 36 miembros, y Cambiemos, apenas llega a las 28 bancas, aunque cuenta con la endeble alianza del Frente Renovador que suma 20 escaños, y la amistad del FAP, con cuatro diputados.
En el Senado, el panorama es más amable, ya que el Vidal tiene no solo la presidencia del cuerpo, sino también, el bloque más numeroso con 16 integrantes, contra los 8 del FpV, y los 9 del PJ. El massismo, en tanto, cuenta con 9 representantes.
Los jefes comunales, también fueron convocados por la gobernadora, quien recordó el “salvataje” financiero que envió a muchos de ellos, en diciembre pasado, para atender el pago de salarios y aguinaldos.
“Hagamos esto juntos” afirmó Vidal, y dejó en evidencia la base del relato PRO en versión vidalista, y para Buenos Aires.