El proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias que consensuó la oposición en Diputados en la noche de este martes, a contrapelo de los planes oficiales, ya cosechó las primeras lecturas dentro de la Casa Rosada luego de que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, acusara al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, de ser "la persona menos confiable del sistema político argentino". En la mañana de este miércoles, a la misma hora que el Presidente advertía desde Mendoza que "la irresponsabilidad que vimos ayer no es el camino", en distintas oficinas del palacio de gobierno los cañones no salían del ex intendente de Tigre, con la mirada de quien vuelve a posicionar a un viejo enemigo en la mira después de un tiempo de distensión.
"Cambiaron todo en dos horas; es realmente un mamarracho lo que hicieron; el dictamen no incluye números y no explica de dónde van a sacar la plata, es decir que el texto tiene fallas técnicas graves, una prueba del nivel de improvisación que le pusieron ayer. Ahora vamos a ver cómo avanza en el Senado", disparó un funcionario de trato cotidiano con Macri que, como buena parte de sus colegas en el gabinete, siguieron el proceso hasta pasada la medianoche.
Con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, de viaje oficial en China para conseguir financiamiento oriental; la contraofensiva de Cambiemos quedó en manos de Peña y del ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, aunque la primera devolución de favores a la oposición la deslizó el propio Presidente desde Mendoza. En la estrategia oficial, por ahora, la atención está puesta en la Cámara alta, es decir, en una nuevo diálogo del Ejecutivo con los gobernadores para que esa negociación impacte en la votación del Senado. "Queremos que el proyecto vuelva a Diputados con cambios, especialmente por las inconsistencias que tiene", remarcó otro funcionario.
En la cartera que conduce Frigerio, la evaluación es distinta: "Tenemos 89 diputados, 15 senadores y cien leyes aprobadas. Con esto arrancó la campaña. Massa respaldó al ex ministro de Economía de Cristina, que dejó en 15 mil pesos el mínimo no imponible hasta diciembre de 2015. A un año, lo llevan a 44 mil pesos. Se fueron cantando la marcha juntos", chicaneó uno de los hombres que, junto con Frigerio desde China, siguieron en detalle el desarrollo de una noche donde el clima hizo recordar al naufragio de la reforma electoral en el Senado. "Reforma electoral y Ganancias tienen tinte electoral, no perdemos de vista eso", espetó el funcionario consultado.
El ida y vuelta del proyecto no sólo desata furias dentro de Balcarce 50. También reclama otras lecturas, como el nuevo crujido que registró la relación inestable que comparten Massa con el Gobierno, y especialmente con Peña, el encargado de "cortarle el rostro". El ministro coordinador habla a menudo con Massa y hasta hace algunas semanas le prodigó elogios a su rol como "opositor responsable". Todo eso parece haber concluido en la noche del martes, ante la emergencia de un nuevo riesgo: si el derrotero en el Senado no ocurre como asegura el Ejecutivo, la sanción de una ley totalmente distinta a los deseos oficiales dejaría a Macri al borde del veto de la norma, en un tema muy delicado, especialmente porque Cambiemos, durante la campaña presidencial, había prometido la eliminación del tributo.
Las espinas por Ganancias surgieron en una sesión extraordinaria convocada por el oficialismo, que ahora reclama un nuevo mapa de maniobras para evitar el veto tan temido. Sin embargo, con las encuestas en la mano, los escuderos presidenciales que reportan a Peña se muestran confiados y minimizan que la movida beneficie a Massa, su principal impulsor. "Cada vez que Sergio se une al tren fantasma es mejor para nosotros. Todo esto es malo para él, porque aparece al lado de (el diputado del FpV Axel) Kicillof y termina siendo su vocero, pero cuando estuvo con ellos como jefe de Gabinete de Cristina no hizo nada. Todo el tiempo pelea con su yo. Cuando Massa se acerca a los K sus votantes se van y eso lo tenemos muy medido", contesta con seguridad un consultado.
"Massa cree que el país está dividido en tres y se equivoca: está dividido en dos", resume la fuente en base al método que utilizan para circunscribir al socio desconfiado que les dio la espalda el martes. Según las mediciones que analizan en el Gobierno, "Macri y Cambiemos registran más del 50%, existe un 30% que sigue al kirchnerismo y otro 20% que fluctúa en manos del FR", minimizaron en el Gobierno sin reconocer que, luego del revés por la reforma electoral, las escenas de la movida por Ganancias son curiosamente similares.