El desafío del Sí a la paz: ganar por amplia diferencia y con alta participación
Este domingo se podría empezar a poner fin a un proceso de violencia política iniciado en 1964. Las encuestas van en ese sentido. Pero el antecedente del Brexit impone la cautela.
"¿Apoya usted el acuerdo final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una paz estable y duradera?" Casi 35 millones de colombianos tendrán este domingo la opción de optar por el Sí o por el No al Acuerdo de Paz que, tras casi cuatro años de conversaciones, firmaron el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. Las encuestas anticipan un triunfo del Sí, pero, en un país donde el voto es voluntario y donde el rechazo a la guerrilla es muy fuerte, el desafío pasa por ver con qué diferencia y con qué nivel de participación popular se consagraría el Sí.
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Los actores de la política colombiana jugaron esta semana sus últimas cartas. Las FARC participaron de una Jornada en el interior del país con familiares víctimas de su violencia y se difundieron imágenes de Iván Márquez, uno de los líderes guerrilleros y negociador del acuerdo en La Habana, abrazando a una madre que había perdido a su hijo en manos de las Farc. También anticiparon que donarán fondos para las víctimas.
Del lado del oficialismo, al impulso obvio que le da al Sí el presidente Juan Manuel Santos hay que sumarle la recorrida de campaña que ha hecho este mes Humberto de la Calle, jefe de la misión negociadora del Gobierno en La Habana y al que muchos ven como el probable sucesor de Santos (que no tiene reelección) en 2018. De la Calle se ha vuelto un personaje muy popular y hasta se saca selfies con los jóvenes que apoyan el Sí al acuerdo.
Pero no hay que minimizar el respaldo al No. Lo lidera el ex presidente Álvaro Uribe, tal vez el político más popular de Colombia. Hábilmente, apuntó a los puntos más controvertidos del Acuerdo: el financiamiento del Estado a los guerrilleros desmovilizados para facilitar su reinserción y la llamada Justicia de Transición, un capítulo judicial especial para juzgar a los guerrilleros no desde el aspecto punitivo sino buscando la verdad. Una salida judicial similar al estilo de la Sudáfrica post Apartheid.
Muchos colombianos que sufrieron la violencia de las FARC en carne propia o indirectamente a través de amigos y familiares detestan la idea de que el Estado otorgue dinero a las Farc y de que la Justicia no los encarcele. Así como es fácil encontrar en las calles de Bogotá gente entusiasmada con el fin de la guerra y apoyando el Acuerdo, también es fácil encontrar personas enojadas que irán a decir No.
Este sábado, casi sobre el cierre de la veda, jugó su carta el papa Francisco. Colombia es un país católico y la Iglesia ya había expresado su simpatía por el acuerdo de Paz. Sin embargo, el jesuita argentino fue más allá: “Tengo que decir que el presidente (Juan Manuel) Santos está arriesgando todo por la paz, pero veo también otra parte que está arriesgando todo para continuar la guerra. Esto hiere el alma”, dijo. Además, aseguró: “Yo prometo que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito, el reconocimiento internacional, yo iré a Colombia para enseñar la paz”.
LOS PUNTOS DEL ACUERDO. Tiene 297 páginas y está dividido en seis capítulos: desarrollo agrario y rural, participación política, cultivos ilícitos, víctimas, fin del conflicto y refrendación, implementación y verificación de lo pactado. Además, bajo supervisión de la ONU y en un período de 180 días, la guerrilla entregará las armas.
El desarrollo agrario y rural implica redistribución de tierras, foco del origen del nacimiento de las FARC en 1964. El de participación política les garantiza a la guerrilla representación en el Congreso con voz pero sin voto hasta 2018, cuando podrá presentarse a elecciones. Los cultivos ilícitos serán reemplazados gradualmente con respaldo del Estado – interesado en relanzar su economía agroexportadora – y el capítulo referido a las víctimas es el mencionado sobre la Justicia de Transición. Por último, viene la verificación de los acuerdos.
LOS NÚMEROS DEL CONFLICTO. El informe "Basta ya", publicado en 2013 por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el más completo hecho en Colombia sobre el conflicto armado de 52 años, es un crudo relato de la tragedia vivida y de la cual las FARC son uno de los principales generadores de violencia, aunque no los únicos. El siguiente es el recuento hecho por el CNMH, que toma datos desde 1955, cuando las FARC, continuadoras de las ligas campesinas en el periodo de la violencia partidista, todavía no se habían constituido como la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.