La interna del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires alcanzó límites insospechados. Sus propios protagonistas no habrían imaginado ni en la más remota pesadilla, allá por el 20 de junio cuando cerraron las listas, que la campaña iba a estar impregnada de acusaciones, descalificaciones y denuncias por vínculos con el narcotráfico.
La escalada de cruces y fuegos cruzados llegó a su punto de mayor tensión con la denuncia periodística contra el jefe de Gabinete, que lo vincula al triple crimen de General Rodríguez y al tráfico de efedrina. Inmediatamente, Aníbal Fernández disparó contra sus contrincantes internos y los acusó de financiar una campaña en su contra, al sacar a la luz la publicidad que la fórmula Domínguez-Espinoza deposita en las páginas del diario Clarín.
Por si fuera poco, el mismo día en que el ministro coordinador hacía una presentación judicial contra Canal 13, Julián Domínguez y Fernando Espinoza se mostraron sonrientes en el programa de Marcelo Tinelli. Incluso el hombre de Chacabuco aprovechó la ocasión para bailar una chacarera en el escenario.
Pero los escasos minutos de fama no fueron gratis para la fórmula que se jacta de ser “la más peronista”. Este miércoles, las calles de la Ciudad y el conurbano aparecieron empapeladas con carteles que plantean una polarización pero no en términos de cambio o continuidad, sino con la consigna “Aníbal o Clarín”.
La dura reprimenda hacia el titular de la Cámara de Diputados se trasladó a las redes sociales, donde militantes ultrakirchneristas viralizaron las imágenes de los afiches, y exhortaron a elegir entre “el candidato del Gobierno” y el “candidato de Magnetto”.
En este contexto caldeado, el jefe de Gabinete fue tajante, al revelar este miércoles que “la relación con Julián Domínguez nunca va a ser igual, menos con Espinoza”.