Martín Soria quedó apuntado por buena parte de la estructura justicialista gracias a la tensa situación que atraviesa el partido luego de la licencia encubierta de Miguel Ángel Pichetto, y de la presión para que se realice una purga de “traidores” mientras el gobernador Alberto Weretilneck estrecha lazos con Daniel Scioli.
La columna vertebral mantiene a dos altos dirigentes de Juntos Somos Río Negro que se afirman en el poder: el vicegobernador Pedro Pesatti y el sindicalista Héctor Rubén López, apuntado por un duro informe que publicó el diario Río Negro. La actualidad marca el andar de un partido unido para la foto pero que en los principales distritos demuestra que la situación, más allá de lo público, está bien lejos de ser un bloque sólido.
En las últimas horas el intendente de General Roca apuntó contra los legisladores nacionales, por la situación de la ruta 22, y recibió una inmediata respuesta desde San Carlos de Bariloche. Silvina García Larraburu, eternamente ligada al sector de Pichetto, dijo que Soria está subido a un poni. “Siempre está con su carácter acusatorio. Es habitual del clan Soria. Deberían analizarse y ver qué les está pasando por dentro”, disparó la senadora en diálogo con radio La Súper para detonar otro conflicto.
Su reclamo, que exige mayor rapidez en las obras que reacondicionan una arteria clave del Alto Valle, demuestra que la foto de Weretilneck en Capital Federal con Scioli generó impacto en el justicialismo. Las acusaciones, siempre al día, exponen las tensiones que fueron noticia antes, durante y luego del 14 de junio.
Es más que pública la idea de varios congresales de “cazar” a los traidores del partido que fueron a jugar en las lista de Juntos Somos Río Negro (JSRN), hoy representados en el titular del cuerpo legislativo o el caudillo sindical. Según pudo saber Letra P, hasta algunos intendentes analizan la idea de mantener vínculos con los aliados de Weretilneck por el proceso que se avecina.
El poder que obtuvo JSRN es una muestra de lo que puede suceder con el avance de un aceitado vínculo entre Nación –victoria de Scioli mediante– y la provincia. “Es probable que los que menos legitimidad tengan busquen respaldarse en el vicegobernador”, cuenta un alto dirigente del partido. Y algo de eso se observa en la elección que tendrá Fernández Oro, donde el albertismo se quedó con el sello del PJ.
Juan Reggioni decidió abandonar la pelea y dejó en allegados de Weretilneck la posibilidad de competir. Beatriz López, hermana del dirigente gremial, se adjudicó la chance de jugar en los comicios con el respaldo justicialista.
Como advierten allegados al jefe comunal, no se presentó una lista para competir por el PJ porque las autoridades nunca determinaron una sanción en contra de los que pusieron toda la estructura territorial a favor de JSRN. Soria, salomónico, intentó despegarse y recordó el estilo de su padre, el Gringo, y dijo que será analizado.
El Consejo: un dolor de cabeza
La transición de la etapa Pichetto a la de Soria es lo que más ruido le hace en los que siempre jugaron para el senador, que continúa en la estructura como vocal. Luis Albrieu se ubica un escalón arriba de Javier Iud, a cargo de la secretaría general.
Los más resonantes son Pesatti y López, que se mantienen en las secretarías de Comunicación y Gremial. Otro que genera ruido es Sergio Hernández, en Derechos Humanos, que custodia buena sintonía con Weretilneck. Y el histórico Hugo Lastra, de amplia –y discutida– trayectoria, es parte de los que no caen para nada bien en los resabios de la presidencia anterior.
De (no tan) lejos, Weretilneck observa la pelea de sus rivales mientras envía a sus armadores a los distritos que deberán elegir intendente. Hábil, reafirma el apoyo tácito a Scioli y espera que su triunfo en junio, con la continuidad de su vice en el partido estructural del FpV, le permita extender el plan para que su espacio logre consolidarse más allá de la primera participación electoral.