Al igual que otros intendentes de base peronista, Daniel Di Sabatino tendrá que disputar las PASO con la lista que encabeza el camporista Diego “Chapu” Barralle, que desde la sede de Anses pudo establecer un espacio de oposición acompañado por la estructura de Unidos y Organizados.
Sin olvidar la instalación de Nuevo Encuentro, que supo llevarse a un histórico militante justicialista, la gestión de Di Sabatino deberá sobreponerse a la apertura de debate que pidió hasta Cristina Fernández de Kirchner.
El trasvasamiento generacional se buscará en todos los distritos del conurbano bonaerense, y San Vicente no será la excepción. Barralle, con el apoyo del “Cuervo” Larroque, representa al kirchnerismo más duro aunque la pertenencia justicialista del intendente es un escollo difícil de superar en un municipio tan identificado con el justicialismo.
Pero una de las cuestiones que lo debilitan es la dupla que apoyó. Si bien los intendentes creen que Julián Domínguez y Fernando Espinoza podrán sobreponerse a la disputa con Aníbal Fernández y Martín Sabbatella (repudiado por los caudillos), la interna puede dejar a varios heridos. Di Sabatino entiende que el distrito no está exento.
Según trascendió, tal es la llegada del kirchnerismo duro que Larroque envía a los suyos a caminar el distrito y no dudó en depositar la confianza en el funcionario de la entidad que maneja Diego Bossio. Al mandatario no le gustó nada, pero se resignó a la espera de la sangría interna pero sueña que el titular de la Cámara de Diputados (aunque genera división) lo ayude a pasar la tormenta.
No en vano un legislador que llegó a poner su firma en Casa Rosada, al enterarse que a La Cámpora le daban la lista en San Vicente, soltó sonriente "a Daniel (Di Sabatino) no le alcanza con ser el amo de llaves de la quinta". Hacía referencia a la reconocida quinta que supo ser propiedad de Juan Domingo Perón en la localidad de San Vicente.