Mientras que en la mayoría de los distritos nacionales comenzaron las clases, en Entre Ríos los gremios docentes iniciaron un paro que puede llegar hasta el 9 de marzo y la administración del presidenciable k, Sergio Urribarri, vuelve a quedar bajo la lupa por los problemas en su dominio político.
Según anunciaron las autoridades de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) y la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET), recién la semana que viene podría resolverse el conflicto a pesar de que se dictara la conciliación obligatoria.
El último sábado, desde el Juzgado Laboral Nº 4, a cargo de Gladys Pinto, por la demanda de la Provincia para que se tome intervención en el conflicto, se dictó la conciliación pero los sindicatos hicieron oídos sordos e intensificaron las medidas.
Pero, a pesar del enorme dolor de cabeza que le produce al Pato, este no es el primer cortocircuito con los docentes entrerrianos. Cuando la temporada veraniega avanzaba, y los problemas en la costa este, por la crecida del río Uruguay, perjudicaba a las ciudades balnearias, Urribarri decidió instalar una playa en Mar del Plata.
Como describiera Letra P, en los calurosos días de enero en Paraná, las entidades que nuclean a los trabajadores de la Educación se mofaron del parador que instaló el presidenciable del Frente para la Victoria (FpV), a quien no le interesó el reclamo de paritarias.
“Los trabajadores debimos soportar un impuestazo brutal, no hay actualización ni discusión salarial, la provincia se endeudó emitiendo letras del tesoro para financiar gastos corrientes, la Casa de Gobierno está vacía, los funcionarios ni el gobernador responden a los pedidos de audiencia”, advertía Roque Santana, uno de los referentes de AGMER.
Desde las 16, en la ciudad de Diamante (departamento cercano a Paraná), se convocó a la continuidad del CLXXI Congreso Extraordinario de AGMER para decidir los pasos que tomará el Frente Docente que repudia “las maniobras dilatorias” del urribarrismo para que no obtengan beneficios.