Política

Triunfó la postura de Sanz y la UCR hará una alianza con el PRO

Por Gabriela Pepe (desde Gualeguaychú).- En una Convención maratónica el radicalismo decidió avanzar en un acuerdo con el macrismo y la Coalición Cívica. El senador le ganó la pelea a Cobos y será el candidato a presidente del partido. Los entretelones de la reunión. Incidentes.

La Unión Cívica Radical volvió a estar en el centro de la vida política argentina. Tras más de 13 horas de acalorada discusión, en una jornada de intensas negociaciones, cargada de intrigas y acusaciones, la Convención Nacional decidió que el partido avanzará en un acuerdo con el PRO y la Coalición Cívica. El órgano partidario le dio la victoria a la posición de Ernesto Sanz, que será el candidato presidencial y competirá en las PASO con Mauricio Macri. Julio Cobos quedó afuera de la carrera presidencial.

 

En una votación que resultó mucho menos ajustada de lo que se decía en la previa, el sector de Sanz se impuso por 186 votos contra los alineados con Cobos, que llegaron a 130. Hubo una abstención y 13 ausencias. El presidente del partido proponía avanzar hacia una alianza con el PRO mientras que Cobos, apoyado por el senador Gerardo Morales, planteaba la necesidad de ampliar el acuerdo hacia otros partidos, como el Frente Renovador. Finalmente se impuso la postura de Sanz, que fue proclamado candidato a presidente, mientras que Cobos quedó afuera de la competencia, cuando el partido resolvió votar la propuesta del senador.

 

Los cabildeos empezaron el viernes, cuando los principales dirigentes se instalaron en Gualeguaychú. Para el sábado al mediodía, los dirigentes copaban los restaurantes de la costanera, donde siguieron las negociaciones. En la parrilla La Cabaña se instalaron dirigentes del sanzismo. El senador Mario Cimadevilla, el diputado Ricardo Buryaile, el legislador Hernán Rossi y Emiliano Yacobitti, Facundo Suárez Lastra y el histórico Enrique “Coti” Nosiglia. A pocos metros, en Terrazas, almorzaban Miguel Bazze y otros dirigentes del alfonsinismo. En el hotel Embajador se concentraron los encabezados por Julio Cobos, Gerardo Morales y Ricardo Alfonsín.

 

Durante todo el día los operadores se cruzaron de un búnker a otro para negociar posiciones, mientras iban haciendo el conteo para cada una de los sectores. Los encargados de llevar adelante las conversaciones fueron Angel Rozas y Morales, por un lado, y Walter Ceballos y Federico Storani, por el otro. Los resultados cambiaban minuto a minuto y los dos sectores se autoproclamaban ganadores –por una diferencia de 20 votos que estaban de uno u otro lado, según el interlocutor– pero el sector de Sanz mostró tranquilidad desde un primer momento. “La sociedad está polarizada y quiere un cambio. La UCR tiene una oportunidad histórica, hay que aprovecharla. Los convencionales tienen que interpretar esto”, decía un operador del sector de Sanz cerca del mediodía.

 

Antes del comienzo de la convención, en el búnker de Cobos todavía había confianza. Los dirigentes juntaron a la tropa en el salón del entrepiso del hotel Embajador para darles un golpe de confianza. El senador Morales tuvo a su cargo la arenga que terminó con aplausos y gritos de aliento para la posición del cobismo. El jujeño les pidió a los convencionales que, más allá del resultado, disfrutaran del retorno de la UCR a las grandes ligas. “Está peleado, la diferencia es mínima, puede pasar cualquier cosa. Estamos bien”, aseguraba un operador del ex vicepresidente en el hotel, aunque con algunas reservas sobre las noticias que les acercaban los operadores.

 

En los alrededores del teatro Municipal de Gualeguaychú agitaban los jóvenes de la agrupación La Cantera y la Juventud Radical con cantos en contra del acuerdo con el PRO. “De derecha no soy, de derecha no soy. No al pacto con Macri”, gritaban.

 

Con el correr de la tarde el panorama empezó a aclararse. La Convención comenzó a las 16.15, un par de horas después de lo previsto. La presidenta del órgano, Lilia Puig de Stubrin abrió el evento con una advertencia a sus correligionarios, una vez que confirmó la presencia de 330 –sobre un total de 337– convencionales que garantizaban el quórum. “Es un momento bisagra para la UCR. Nuestra unidad es una necesidad en la política democrática de la Argentina de hoy”. Enseguida se abrió paso a los homenajes partidarios, entre los que estuvo el correspondiente al ex fiscal Julio Strassera, que tuvo a su cargo Leandro Despouy. El evidente nerviosismo del evento hizo que se pasara por alto el canto del himno nacional argentino y de la marcha radical. Ante el reclamo de un convencional, todos se pusieron de pie para entonar el primero. Para la marcha partidaria no hubo clima de unidad.

 

Desde los palcos seguían el debate dirigentes de las dos líneas. Ricardo Alfonsín, Bazze, Manuel Garrido, Rozas, Eduardo Costa –con llamativo look veraniego, recién llegado de sus vacaciones en Brasil– Laura Montero, Luis Petri y Luis Naidenoff, de un lado. María Luisa Storani, Mario Cimadevilla, el gobernador Ricardo Colombi, por el otro. En la planta baja, frente al escenario se ubicaron, a la derecha, Sanz junto a Ceballos. Del lado izquierdo se sentó el sector de Cobos y Morales. Un pasillo dividía las dos posturas del encuentro. Sin embargo, los operadores siguieron manteniendo contactos en los pasillos del teatro, en hoteles aledaños y en el centro de prensa montado en la Casa de la Cultura.

 

A medida que pasaban las horas iba cambiando el panorama. El entusiasmo del sector de Sanz dejaba adivinar que la balanza ya estaba inclinada. Durante todo el día circularon rumores sobre supuestos ofrecimientos que recibieron los convencionales que se habían inclinado inicialmente por la posición de Cobos y terminaron cambiando de idea. Contratos anuales en la administración pública, financiada por el PRO, fueron algunas de las supuestas razones que habrían cambiado el curso de algunos votos.

 

La primera señal de que la decisión de la Convención ya estaba tomada fue cuando los convencionales tuvieron que pronunciarse sobre la impugnación al mandato de una convencional correntina. El resultado de la votación fue 188 a 114, a favor de la postura que sostenían los sanzistas y fue una muestra de lo que podía llegar a suceder después.

 

Para el cobismo fue la certeza de que la derrota estaba asegurada, además de la confirmación de cómo votarían los convencionales correntinos, por ejemplo –que se alinearon con la posición de Sanz– y de que los votos de la provincia de Buenos Aires no estaban garantizados como en la previa le había asegurado el alfonsinismo a Cobos. De los 73 convencionales de la provincia (de los cuales asistieron 68) más de 40 votaron por la postura de Sanz, cuando se suponía que con esa misma cantidad contaba el sector de Alfonsín. Lo de Corrientes también estaba en duda. Pese a los llamados que a último momento recibió el gobernador Colombi por parte de Sergio Massa para que apoyará la posición que proponía avanzar hacia una acuerdo amplio –que incluyera al PRO y al Frente Renovador– el correntino se alineó con Sanz. Los votos de Mendoza, donde lidera Cobos, también fueron a parar a la postura del presidente del partido. “Quedó claro que siempre tuvimos los votos que decíamos en los días previos. Los de ellos ni eran ciertos. O alguien les mentía”, se jactó un operador de Sanz al ver el resultado.

 

“Hay un pacto de caballeros. El que pierde se baja y se compromete a no presentarse como candidato a las PASO. Le deja el camino libre al otro”, contaba un operador de las filas de Sanz cerca de noche. En el sector de Cobos la decisión estaba tomada: si ganaba la propuesta de Sanz, el ex gobernador de Mendoza se bajaba de la carrera por la presidencia. En el sanzismo se había barajado la posibilidad de que, aún si ganaba su postura, podía votarse que el candidato presidencial fuera Cobos. “No es lógico que vaya a una PASO en el marco de una alianza con la que no acuerda. Si ganan ellos, el candidato es Ernesto”, decían cerca del ex vicepresidente.

 

Entre las negociaciones de pasillo llegó el turno de los discursos. “Todo el país está mirando a la UCR. La sociedad ya decidió que quiere un cambio, que tiene que haber acuerdo en la oposición”, comenzó Sanz. El presidente de la UCR justificó el acuerdo con el PRO y explicó que “el deterioro del Frente Amplio Unen se debió a que el radicalismo era el único país con dimensión federal y nacional” del espacio y “el único con verdadera vocación de poder, que no quiere ser testimonial”. “La Argentina necesita un gobierno que no esté gobernado por el peronismo”, dijo Sanz y aseguró que serán los diputados y senadores del radicalismo los que deberán seguir reivindicando las banderas del partido en un eventual gobierno de coalición con Macri. El senador pidió a los convencionales que hicieran “lo que hay que hacer” para evitar que el radicalismo se convirtiera en “una fuera política irrelevante”.

 

La respuesta a Sanz llegó de parte de Morales, quien aseguró que el objetivo del PRO es “tratar de sustituir a la UCR” y que se negaba a compartir su espacio con partidos que “no respetan” a la UCR. Morales le recordó, además, que aquellos candidatos que tienen posibilidades de ganar gobernaciones, como Jujuy, Tucumán y Formosa, dependen de un acuerdo con el Frente Renovador para ganar sus distritos. “A los que necesitamos acuerdos para ganar distritos no nos pongan un corset que ponga en riesgo las gobernaciones”, reclamó.

 

“No queremos adherir a otro espacio, queremos convocar y que ninguno venga a poner condiciones”, clamó Cobos cuando le tocó el turno de hablar. Para entonces, al ex vicepresidente ya se lo veía preocupado, porque conocía cuál sería el resultado de la votación.

 

Globos amarillos, insultos a Storani y Sanz y patadas al Coti Nosiglia

 

Los discursos se extendieron durante toda la madrugada y la votación comenzó poco antes de las 5. Para cuando comenzó el conteo de votos, el clima ya estaba agitado por los insultos, gritos y chicanas que se cruzaron los distintos sectores. El blanco predilecto de los que no apoyaron el pacto con el PRO fue el histórico Federico Storani, a quien llamaron “traidor” y lo acusaron de “entregar el partido” a Macri. Desde las gradas tiraron globos amarillos para chicanear al sector de Sanz.

 

Otro de los que sufrió las recriminaciones de la militancia fue el operador Enrique “Coti” Nosiglia, quien fue agredido por jóvenes que protestaban en la puerta del teatro, tras la Convención. Nosiglia recibió algunas patadas y botellazos y se tuvo que retirar custodiado por efectivos de la policía.

 

A las seis de la mañana dos jóvenes militantes lloraban en la calle y recordaban a Raúl Alfonsín. Otros cantaban e insultaban a la conducción del partido. Adentro, el sanzismo celebraba por el acuerdo que volvió a poner a la UCR en la órbita del poder.

 

En el centro, Gildo Insfrán, presidente del Congreso del PJ, ladeado por Axel Kicillof, Lucía Corpacci y Juan Manzur. 
El Conicet, blanco de la motosierra libertaria.

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