Luego de una extensa caminata de la Legislatura hasta el centro de la capital rodeado de militantes, el nuevo gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, le aseguró a Letra P que su mandato servirá para “finalizar” lo que Jorge Sapag no pudo completar y darle mayor proyección a la provincia que tanta expectativa genera en el país con Vaca Muerta.
En búsqueda de darle su impronta a la gestión bajo “la nueva generación” del Movimiento Popular Neuquino (MPN), el partido que maneja la provincia desde hace más de cinco décadas, también auguró “un cambio” que beneficie “al conjunto de los ciudadanos”.
“Neuquén siempre es tierra de perspectivas y yo tengo muchas expectativas en el desarrollo de todo esto”, le explicó Gutiérrez a este portal, antes de reconocer la necesidad de una buena relación con Balcarce 50: “Me gusta el presidente que eligió el pueblo argentino”.
A minutos que se firmara el acta de traspaso formal, a pesar de que ya no estaba en funciones, Sapag -quien jugó fuerte por Daniel Scioli en el último proceso nacional- advirtió que en su mandato se hizo “todo lo que estuvo al alcance” y que su misión “está cumplida” pero “la tarea sigue” con la nueva administración provincial.
“Omar, te dejo dos libros de cabecera, que me acompañaron en mis ocho años y espero que te acompañen estos cuatro años: el Antiguo y el Nuevo Testamento”, dijo Sapag, en una demostración de ferviente fe católica.
Más temprano, en el edificio del Poder Legislativo, junto a su vicegobernador, Rolando Figueroa, Gutiérrez habló de una reforma que impulsará en las diferentes áreas neuquinas. "Se acabaron los funcionarios en las oficinas", prometió antes de reclamar "presencia en el territorio" además de "contacto y cercanía".