Política

Boudou y Lázaro complican a Sbatella en su examen final en el GAFI

Letra P.- El titular de la UIF quiere que en octubre el país salga finalmente de la lista de países con prácticas blandas contra el lavado de activos. No será tan fácil como se preveía. Claroscuros en la visita de un grupo de expertos del organismo y un café en la madrugada.

Los estallidos judiciales provocados por Lázaro Báez y Amado Boudou podrían complicarle una gestión del Gobierno ante el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), el ente antilavado de dinero más grande del mundo. El titular de la Unidad de Información Financiera José Sbatella pretende que el plenario de dicho organismo confirme en octubre el fin del seguimiento intensivo al país en forma definitiva. En el ministerio de Justicia hay temor de que se lleve un chasco.

 

La semana pasada el GAFI envió al país a una comitiva para una serie de reuniones con jueces, representantes del Banco Central, la CNV y la propia UIF. Incluso tuvieron una visita corta a la Rosada donde fueron recibidos por Cristina Kirchner en los términos más cordiales.

 

En todas las reuniones que tuvo esa delegación de canadienses, estadounidenses, españoles y peruanos, surgieron preguntas complejas sobre las investigaciones al empresario Baez y por la causa que involucra al vicepresidente.

 

El problema de Sbatella es que ante estos expertos solo pudo exhibir resultados contra lavadores de dinero de baja estofa: inmigrantes mexicanos, ciudadanos bolivianos, etc. Ningún caso rutilante contra un empresario o un funcionario de primera línea como los que aparecen en la prensa internacional.

 

A la comitiva tampoco le cerraron dos aspectos que podrían jugar contra el país en el plenario de octubre: no les convence el CV de Sbatella ni su perfil político ya que el funcionario se define como un militante “del proyecto”.

 

En el ministerio de Justicia se comenta que también existieron preguntas incómodas sobre el manejo de la Inspección General de Justicia, organismo copado por los militantes de La Cámpora y donde se “extraviaron” los documentos que permitirían conocer la identidad del dueño de Ciccone al momento de su estatización por parte del Congreso.

 

Además los enviados por el organismo con sede en París habrían tenido charlas extraoficiales con referentes de la oposición y hasta se habla de un café de madrugada con el auditor radical Leandro Despouy quien conocía a uno de los visitantes d euna ocasión anterior.

 

“Podrán tener leyes y causas abiertas, pero acá no fue a prisión nadie importante”, fue el mensaje del radical a la comitiva. Se define a mediados de octubre.

 

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