Política

Río Negro: la oposición busca ganar espacio y poder por la pelea Soria-Weretilneck

La fractura del oficialismo rionegrino envalentona al radicalismo y sus posibles aliados, que intentan recuperar el terreno que manejaron por varios años en la región norte de la Patagonia. La convención partidaria del 26 de abril puede ser la clave en la búsqueda de un acuerdo al estilo UNEN en la provincia.

El oficialismo rionegrino, representado en la concertación del Frente para la Victoria (FpV) vive otra fuerte crisis, igual que en los días de la muerte de Carlos Soria, cuando Alberto Weretilneck enfrentara un duro cruce con el senador nacional, y ahora socio político, Miguel Ángel Pichetto.

 

La situación era tan complicada, que hasta en la propia Legislatura rionegrina el bloque oficialista generó dos grupos importantes, algo que demuestra la realidad del kirchnerismo: uno que trabaja con Weretilneck, y el Eva Perón, que responde al legislador titular del bloque oficialista en la Cámara alta nacional.

 

 

Como fue el caso de Pichetto, y es de notoriedad pública con Martín Soria (el gobernador presentó una declaración por escrito ante la denuncia del joven mandatario), algunos dirigentes del Partido Justicialista rionegrino no soportan que gracias a su respaldo un dirigente que llega del Frente Grande sea la cabeza de la gestión kirchnerista. Por eso, la fractura genera expectativas en la oposición -sobre todo en el radicalismo- que busca reorganizarse luego de la derrota en 2011.

 

“Tenemos la asignatura pendiente de la unidad, porque venimos de una mala elección. Creo que hay que ir por un acuerdo al estilo UNEN en Capital Federal o el modelo santafesino”, le explica a Letra P el titular del bloque radical, Bautista Mendioroz, quien remarca la idea de diseñar “un acuerdo programático” con el socialismo y el ARI que hoy encabeza la senadora Magdalena Odarda.

 

“Con ese estilo, hay muchas posibilidades de ganar la elección”, insiste el legislador provincial. Como marcan los números, y con la fragmentación del oficialismo que muestra la debilidad del armado, los espacios de centros–izquierda buscan instalarse como alternativa real al kirchnerismo.

 

Lo que la misma Unión Cívica Radical (UCR) intenta, en ese tipo de acuerdo, es utilizar la mala relación que tiene Soria hijo –como su padre– con Pichetto y ahora con Weretilneck. En la catarata de críticas, siempre remarcó la tácita pelea con el representante de su provincia, antiguo aliado estratégico con su progenitor, pero que estuvo lejos de ser su mejor compañero; además, siempre habló mal de las autoridades justicialistas rionegrinas, nicho del pichettismo por excelencia.

 

“Esperemos que podamos utilizar esta situación para volver a los primeros planos”, asegura Mendioroz, uno de los presentes de la convención partidaria de la UCR, el 26 de abril, donde se definirá el sistema de alianzas para el futuro, una jugada estratégica para el futuro de los “espacios progresistas”.

 

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