Todo el justicialismo duro se encontró en La Matanza. Daniel Scioli, Fernando Espinoza, y varios intendentes del PJ cantaron juntos, se rieron y demostraron que la vieja guardia mantiene en pie los estandartes de siempre en el conurbano bonaerense.
Agustín Rossi y Sergio Urribarri, dos de los presidenciables más chatos, fueron parte del evento matancero que marcó la realidad del Frente para la Victoria (FpV): Scioli comienza a despegarse cada vez más del resto.
La ausencia de Florencio Randazzo, y de Julián Domínguez, fueron una muestra más de que no es total el alineamiento con el vice de Néstor Kirchner, sobre todo por las ausencias destacables de La Cámpora.
“Nuestro deber militante es seguir trabajando con espíritu de unidad, movilizando toda la fuerza de nuestro proyecto. Explicando con toda claridad de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos proyectar nuestra Argentina”, dijo Scioli, quien repitió discurso por las redes sociales. “Tenemos q hacerlo sin aflojar, llevando permanentemente nuestras banderas y honrando el espíritu fundacional del peronismo”, insistió el Gobernador.
Rossi, siempre cauto, se acopló a Urribarri, quien dio un encendido discurso al lado del mandatario que jugó de local. “Tenemos que seguir soñando con un país cada vez más grande que abrace a las próximas generaciones de argentinos”, dijo el Pato.
Golpeado por su inestable campaña, y por al irrupción del sciolismo en su provincia, Urribarri fue a La Matanza para seguir marcando presencia a pesar de que los números son cada vez más flojos. Hasta les cebó unos mates a sus competidores.
Para el final, entre discursos que le apuntaron a Massa y a Macri, todo terminó con “la” marcha que anticipa una cierta dosis de unidad, a pesar de que en cada distrito cada uno busque demostrar capacidad, la que por ahora Daniel Scioli, a su forma, es lo que le allana el camino.