Liderazgos vacantes en las tres ciudades más importantes del interior

Después de las PASO, Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca, las tres ciudades más importantes del interior de la provincia de Buenos Aires, están políticamente vacantes. No tienen liderazgos consolidados y no existen dirigentes, por lo que muestran las encuestas, que estén en condiciones de garantizar con algún grado de certeza un gobierno en 2015.

Por diferentes razones hoy sus intendentes están lejos de ser los jefes políticos de sus distritos, no son los más votados, no conducen los armados y tienen desafíos importantes inclusive en sus propios espacios políticos.

 

En Bahía Blanca, con la deserción de Cristian Breitenstein después de ser reelecto por sus vecinos, para aceptar un intrascendente Ministerio de la Producción, Gustavo Bevilaqua el heredero, no puede transformarse en el jefe del distrito.

 

En Mar del Plata, la incapacidad del jefe comunal Gustavo Pulti para gestionar su propio oportunismo ha ido desdibujando el perfil independiente con el que había llegado al gobierno al aliarse con el kirchnerismo.

 

En La Plata, la levedad política del proyecto de Pablo Bruera, que quedó de manifiesto después de la trágica inundación, ha dejado con una crisis de conducción a la ciudad.

 

A pesar de que la suma de las tres, con casi un millón y medios de votos, superan ampliamente a La Matanza, ninguna de las fuerzas políticas de la provincia ha desarrollado una estrategia para ocupar esos espacios de gobierno, incluso se podría decir que han dinamitado sus respectivas posibilidades con la mira puesta en resolver disputas intestinas en cada una de las fuerzas.

 

El kirchnerismo no se presenta en ninguna de las tres ciudades con una solo opción electoral, despreciando su propio y mejor invento en materia de reforma política que son las PASO. El espíritu de estos armados sectarios que se promovieron al margen de las conducciones locales, es exactamente el contrario del que los anima ahora, todos enamorados de Scioli,

 

El Frente Renovador pecó de poco renovador, especialmente en Mar del Plata y Bahía Blanca, dejando los respectivos armados en manos del viejo peronismo que había ido perdido protagonismo desde el fin del duhaldismo en la provincia y esto tuvo sus consecuencias electorales.

 

El Frente Progresista no se quedó atrás, en especial por el deseo de los alfonsinistas de limar las influencias de  Leopoldo Moreau. Le negó a los aliados de este dirigente a compartir las listas provinciales, pero privó a la lista provincial del empuje de algunos dirigentes que realizaron grandes elecciones, en especial Mar del Plata.

 

No está claro que después de las elecciones de octubre estos distritos, la capital política y administrativa de la provincia, la mayor vidriera mediática de la provincia en periodos estivales y el polo de desarrollo económico, político y cultural del sur provincial, tengan perspectivas claras sobre su futuro político y los que se proyecten lo harán a expensas de toda conducción de carácter provincial o nacional.

 

La democracia en su laberinto.
Manuel Adorni (imagen generada por IA).

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