Las críticas de Juan Gabriel Mariotto a Sergio Massa no solo expresan la desconfianza y las dudas que despierta naturalmente el intendente de Tigre. También involucra el fastidio y la inquietud que despierta la última pirueta inventada en estas horas para postergar una definición sobre su eventual candidatura, a la que, aunque le duela, el oficialismo confiesa tener atada la resolución de las propias.
Más que un sinceramiento del vínculo político de Scioli con el empresario colombiano, se trata de una postal de las urgencias que agitan al peronismo bonaerense: si las elecciones fuesen hoy, Massa se impondría en Avellaneda con holgura al intendente Ferraresi y a Cacho, su ex mentor, con quien se encuentra enfrentado.
Es probable que las declaraciones del vicegobernador no sean más que el efecto buscado por Massa: someter a la Casa Rosada a un sutil proceso de desgaste en sus filas. Si fuera así, la aparición de Mariotto es sintomática: su saludo fue ignorado por la presidente Cristina Fernández, en el acto de Lomas de Zamora donde vapuleó a Scioli.
Quienes dicen acceder al pensamiento del ex titular de la Afcsa aseguran que detrás de sus expresiones de fidelidad al proyecto late la búsqueda de una salida elegante al atolladero en que está metido dentro del oficialismo luego de una saga de derrapes que lo obligaron a mudar sus expectativas electorales al distrito de Almirante Brown.
Su entorno da por segura una derrota catastrófica a manos del intendente Rubén Darío Giustozzi en una batalla en internas abiertas que no estaría dispuesto a librar y de la que espera verse liberado, otra vez, por el mismo beneficio que lo encumbró en su cargo actual: ser señalado, de nuevo, por el dedo de Cristina. Confeso admirador del Papa Francisco, tal vez aguarde a ser parte de un verdadero milagro.
Giustozzi lidera el lote de los insatisfechos con la gestualidad con que Scioli procura mostrar grados de rebeldía al poder central que lo hostiga hasta el borde de la asfixia. Ni el escenario montado con cálculo por el gobierno bonaerense para que embista contra el vicegobernador - al que atribuyó responsabilidad en un tema sensible a todos los jefes comunales como la ocupación ilegal de tierras - pareció bastar para colmar su expectativa.
Tampoco que el mitin fuese a menos de 500 metros de su despacho ni que Alejandro Arlía, Cristina Álvarez Rodríguez y Gustavo Arrieta fuesen enviados como emisarios. Diplomacia que se reveló insuficiente para contener el gesto que el intendente les habría anticipado: su virtual lanzamiento como candidato a gobernador.
La presencia de Alejandro Arlía, Mariano Cascallares, el diputado Martín Cosentino y el senador Alberto De Fazio en la reunión con la que Giustozzi dio por cumplida esa meta, desorientó a parte de los invitados y a un sector de la prensa que terminó por interpretar que asistía a un mitín del sciolismo.
Horas antes, corrió fuerte la versión del enojo de Felipe Solá con Massa quien habría resuelto empujarlo hacia el fondo de la lista de diputados nacionales para hacerle un lugar en el segundo puesto a Giustozzi. De ser cierta, echaría por tierra la hipótesis del entorno del intendente, que citaba la fluida relación con el ex gobernador como un puente tendido con su par de Tigre.
También la de Solá como solución para evitar una postulación de Massa. Según los sondeos que dice manejar el oficialismo, si fuese él quien lidere la del “Frente Renovador” el porcentaje de votos a obtener no superaría el dígito. Con Massa, ese universo se cuadruplicaría.
No fue el único en circular: otro postuló al intendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti como elegido por Massa en la Quinta Sección Electoral y Cristian Breitenstein, ministro de la Producción de Scioli, jugaría el mismo rol en Bahía Blanca, distrito clave de la Sexta Sección.
La comitiva del gobernador habría intentado llevarse una impresión del propio Giustozzi, aludido con un rol similar en la Tercera Sección. Del lado del intendente, se llevaron otra de los emisarios: “Se les está escapando todo entre las manos.”
Que Hugo Moyano efectuase en esas horas declaraciones sindicando a Mariotto como parte de un complot contra su superior no parece obra de la casualidad. Tampoco que Omar Plaini y su hijo Facundo desistieran con amabilidad de la invitación que les efectuó Gisutozzi para acompañarlo, lo mismo que Daniel Arroyo, ligado a De Narváez.
El titular de la CGT rebelde viene negociando con Gustavo Ferrari, tres lugares en la lista de diputados nacionales que presentará “Unión Celeste y Blanco”. La renovación de la banca del jefe de los Canillitas es un hecho, como parece serlo la inclusión del camionero Octavio Argüello. Hay menos certeza, en cambio, Federico Sánchez del sindicato del Peaje que conduce el Moyano más próximo a Sergio Massa.
Facundo mantiene con Plaini una antigua disputa por espacios políticos que se trasladó ahora al partido de la Educación, la Cultura y el trabajo que encabeza su padre y que se ramifica en el Conrubano. La disputa coloca en una disyuntiva a Cristian Oliva, concejal del Frente para la Victoria en Almirante Brown y segundo de la Asociación de Trabajadores Lácteos.
Oliva lidera la CGT Lomas de Zamora-Almirante Brown, la más importante del Conurbano Sur y mantiene una disyuntiva en esa lucha. Aunque admite buen dialogo con Plaini, se inclinaría antes por Moyano con cierta lógica sindical: en la ruptura de ese frente, Oliva es el nuevo secretario general de la que anima el camionero en el orden nacional.
Plaini es el padrino de Sergio Oyamburú, jefe del bloque de concejales oficialistas en Lomas de Zamora y secretario general del sindicato de la Sanidad, uno de los gremios alineados con los “Gordos” que quedó enfrentado con Oliva. Pese a encuadrarse en la CGT moyanista, el concejal no abandonó el bloque de Giustozzi
En línea con Hugo, Facundo Moyano también respaldo a Scioli frente a la supuesta maniobra destitúyete pero se encargó de instalar a Massa como alternativa. El intendente de Tigre no tuvo representación visible en el lanzamiento de Giustozzi. Dirigentes del “Frente Renovador” en la Tercera Sección admitieron las conversaciones con el jefe comunal pero tomaron distancia de cualquier definición de candidaturas Lo aceptan del otro lado: “La idea es apurarlo a Massa en sus definiciones. Nosotros nos instalamos para disputar en un lugar que creemos vacante entre él y Scioli.”
Massa no estaría dispuesto a prestarse a ese juego. Estirará todo lo que pueda las suyas y que, de haber un anuncio, se efectuaría cerca del 20 de junio a pocas horas de la inscripción de listas para las PASO, con la idea de ser prescindente en la interna que se estaría librando en el oficialismo para dirimir orden de aparición entre Alicia Kirchner, Florencio Randazzo, Martín Insaurralde y Fernando Espinoza.
De poder confirmarse la participación de Massa como candidato a diputado en los comicios generales de octubre, crecería la probabilidad de un lugar destacado para el intendente de Lomas de Zamora y mostrar así un recambio generacional dentro del modelo
Alternativa que, igualmente, dejaría expuesta la falencia del plan original para las elecciones de medio término: de acuerdo a las encuestas. Cristina Fernández de Kirchner es la dirigente mejor ponderada después de Massa y de Scioli.