Política

La renovación de bancas, un tema que perturba a todos los bloques

Las elecciones de octubre no serán sólo un termómetro del humor social para el Gobierno. El kirchnerismo buscará revalidar en las urnas los títulos de su núcleo duro en Diputados y pondrá en juego su mayoría en el Senado, donde arriesga 15 de los 33 votos con los que hoy cuenta, entre propios y aliados.

Por Gabriela Pepe (*)

 

En la Cámara de Diputados, el oficialismo apuesta todo a hacer una elección mejor que la de 2009 cuando, en la provincia de Buenos Aires, Néstor Kirchner fue derrotado por Francisco de Narváez, post crisis del campo.

 

Entre los 127 legisladores nacionales que este año deberán dejar sus bancas (sobre un total de 257), figuran varios de los principales escuderos del kirchnerismo, como Diana Conti, Carlos Kunkel, Edgardo Depetri, Carlos “Cuto” Moreno, y la flamante presidenta del bloque, Juliana Di Tullio, todos por la provincia de Buenos Aires. A ese grupo –aunque por otra provincia– también pertenecía Agustín Rossi, a quien le cambiaron la banca por el Ministerio de Defensa. Rossi tenía intenciones de encabezar la lista a diputados por Santa Fe, algo que no tenía el visto bueno de la Casa Rosada. “Le pagaron la lealtad con un Ministerio, porque se lo merece, pero no daba para que encabezara la lista de diputados después de la derrota de 2011 en la provincia”, dice un hombre que conoce la intimidad de Balcarce 50.

 

Di Tullio, su sucesora al frente del bloque y mujer respetada por propios y ajenos, tendría asegurado su nombre en los primeros tres lugares de la lista a legisladores nacionales por la provincia de Buenos Aires. “Si es presidenta del bloque, lo más lógico es que sea la primera mujer de la lista. Hay que revalidarle la confianza”, razona un operador K. El resto de los integrantes del núcleo duro del kirchnerismo ya tendría su lugar reservado en las listas, aunque todavía es un misterio quién encabezará la boleta en el principal distrito electoral.

 

La candidatura de Alicia Kirchner está casi descartada y el kirchnerismo prueba ahora con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde y, al menos hasta día del choque del tren Sarmiento que dejó 3 muertos, seguía midiendo al ministro Florencio Randazzo.

 

De la Cámara Baja también se irá este año Héctor Recalde quien, se dice, no tendría intenciones de renovar su banca. El kircherismo se sacará de encima, además, a dos ex aliados que hoy juegan en su contra: Jorge Yoma, que entró por el Frente para la Victoria y terminó en la otra vereda, y Omar Plaini quien, en la pelea entre la Rosada y Hugo Moyano, terminó del lado del camionero.

 

En el Senado, son ocho los distritos que renuevan sus bancas: Salta, Entre Ríos, Tierra del Fuego, Chaco, Santiago del Estero, Neuquén, Río Negro y la Ciudad de Buenos Aires. El kirchnerismo se juega ahí una parada difícil, ya que los senadores que dejan su lugar son aquellos que entraron con el 45 por ciento que cosechó Cristina Fernández de Kirchner en 2007.

 

En la Ciudad de Buenos Aires, la Casa Rosada no logró encontrar un candidato que pueda superar a Daniel Filmus. El ex ministro de Educación sigue siendo el kirchnerista que mejor mide en las encuestas, a pesar de algunos operadores, y de la propia Presidenta que intentó, en vano, buscarle un reemplazo.  De mantenerse el escenario electoral como hasta ahora, Filmus podría presentar a la segunda fuerza en la ciudad –después del Pro– y mantener su banca.

 

La situación se le complicaría si algún candidato del frente de centroizquierda Unen (Rodolfo Terragno, Pino Solanas o Alfonso Prat Gay) o el ex ministro Roberto Lavagna, se hicieran grandes en las urnas. El Frente para la Victoria podría, quizá, perder su banca porteña.

 

En Salta, el kircherismo tiene todo por ganar. De los tres legisladores por esa provincia que actualmente ocupan la Cámara Alta (Sonia Escudero, Juan Carlos Romero y Juan Agustín Pérez Alsina), ninguno responde a la Rosada. El kirchnerismo ya habría acordado con el gobernador, Juan Manuel Urtubey, que éste presentará a su candidato y hermano, Rodolfo Urtubey, en un frente propio, pero que jugará luego en el Senado con el oficialismo. El otro con chances de llegar a una banca es el polémico Alfredo Olmedo, candidato de Salta Somos Todos que hace tiempo viene jugando en Diputados con el kirchnerismo. De entrar Urtubey –acompañado por Cristina Fiore–  por la mayoría y Olmedo, por la minoría, el kirchnerismo sumaría tres nuevos votos.

 

Una situación casi inversa se presenta en Tierra del Fuego, donde hoy el oficialismo cuenta con tres bancas –dos por Nuevo Encuentro y una del ex radical Mario Colazo– que podrían llegar a perderse. Según se dice en los pasillos del Senado, Colazo irá por la reelección y también peleará por una banca la kirchnerista Rosana Bertone, quien podría ser secundada por alguien de Nuevo Encuentro. Pero, se sabe, la gobernación de la provincia más austral no es propia, aunque Fabiana Ríos haya dado muchas veces muestras de acercamiento a la Rosada.

 

Por la provincia de Río Negro ya está confirmado que el imprescindible Miguel Angel Pichetto volverá a ser candidato, probablemente secundado por Silvana García Larraburu. A principios del año próximo se verá si sigue siendo presidente de bloque, algo que varias fuentes del Senado dan por descontado. “Nadie sabe más que Pichetto, es imbatible”, dice un operador K.

 

En Neuquén, los tres senadores actuales–Nanci Parrilli y Marcelo Fuentes, del FpV, y Horacio Lores, del Movimiento Popular Neuquino (MPN)– responden a la Casa Rosada. En caso de mantenerse la alianza con el gobernador Jorge Sapag, la situación seguiría igual.

 

En Chaco, Santiago del Estero y Entre Ríos, el kirchnerismo apunta a renovar los dos senadores que obtuvo por la mayoría en cada caso. Algo que, de no mediar un imprevisto, debería resultar tarea sencilla.

 

Pero es todo cuestión de números en estas elecciones. La Casa Rosada apunta, sobre todo, a armar un bloque de kirchneristas puros que garanticen lealtad absoluta, en caso de perderse el poder, en 2015. De no ser pingüino, el próximo Presidente tendrá que ver si puede gobernar, durante sus primeros años, con un Congreso dominado por un kirchnerismo con ansias de volver.

 

(*) Periodista/colaboradora de Letra P en la Ciudad de Buenos Aires.

 

El bloque del PJ en el Senado de Entre Ríos, sin diálogo con sus pares de la cámara baja.
Guillermo Francos y Victoria Villarruel, durante el debate con jefe de bloque por  las PASO 

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